"No quer¨ªa ser cantante, so?aba escribir un gran libro"
Entr¨® hace poco al otorrino temblando. "No sab¨ªa qu¨¦ me iba a decir", confiesa Joaqu¨ªn Sabina (?beda, Ja¨¦n, 1949). Se imaginaba el peor diagn¨®stico, de c¨¢ncer para arriba, pero nada, no tiene nada y est¨¢ como una rosa para volver a salir de gira. En la carretera, por esos teatros y plazas en cuya madera ha resonado alguna vez el eco de su laringe ¨¢spera y retemblona, es donde har¨¢ sonar las canciones de su nuevo disco, Alivio de luto, que sale hoy a la venta y que le ha costado parir dos a?os que no han sido precisamente los mejores de su vida.
Pero con las penas ahogadas -por lo menos ayer, con el enjuague de un whisky en copa de bal¨®n- y el parte meteorol¨®gico de su vida despejado, Sabina vuelve a la carga con canciones desgarradas, ir¨®nicas, radicales, que llevan el perfume de influencias variadas y que van desde Paolo Conte a Leonard Cohen, pasando por Francesco di Gregori, al que ha robado un ?Viva Italia! para traducirlo en un Mater Espa?a.
Ayer fue uno de los mejores d¨ªas posibles para presentarlo. El cielo de Madrid estaba limpio de las met¨¢foras que le han acechado. No hab¨ªa rastro de esas nubes negras que su amigo el poeta Luis Garc¨ªa Montero le escribi¨® como canci¨®n para sacarle de la depresi¨®n y que han quedado en el disco. "Cierto, hoy no se ven. Cada vez que un turista aparece por mi casa le digo que vaya al Prado a ver c¨®mo pintaba el cielo Vel¨¢zquez", asegura. "Lo de la depresi¨®n era una cosa que yo pensaba que le ocurr¨ªa a otra gente y que a m¨ª, tan listo, nunca me iba a pasar". Pero pas¨® y como lleg¨® un d¨ªa con su cadena pesada, otra ma?ana solt¨® el grillete y se fue. Sin avisar tambi¨¦n, de sorpresa, como a Sabina le gusta manejar las riendas de su vida, sin programas. "Es cierto que me gustan las aventuras, las sorpresas, las cosas imprevistas. Por ejemplo, yo nunca quise ser cantante, so?aba escribir un gran libro", confiesa.
Y es un sue?o vivo, para el que todav¨ªa se prepara. Hasta el momento ha probado la poes¨ªa con Ciento volando y uno de catorce (Visor), sus sonetos, que van ya por casi 30 ediciones. Pero ahora barrunta algunas memorias. "Se llamar¨ªa Caj¨®n desastre y meter¨ªa reflexiones personales, alg¨²n cuento, poemas tambi¨¦n, lo estoy meditando", asegura.
Hoja en blanco
Junto al whisky luce un cigarro. "Dej¨¦ de fumar durante ocho meses, pero volv¨ª porque encerrarme a trabajar a las tres de la ma?ana sin tabaco me parec¨ªa inhumano", se justifica. En su caso parece bueno para mantener esa voz rota, tan personal, tan suya, con sello de vida y calle, de fr¨ªo y sudor alejado de las academias y los c¨¢nones. Voz de Sabina y punto. "No creas. Sufro por esto. Se resiente despu¨¦s de dos horas cantando", afirma. Pero se agradece, m¨¢s en esta ¨¦poca de clones de Operaci¨®n Triunfo, cuando todo suena igual. "Es desastroso, son muy guapos y cantan muy bien, pero no har¨ªa cola para comprar ninguno de sus discos", suelta.
Tampoco quiere ir de sobrao. Tiene miedo, respeto a lo que digan, aun despu¨¦s de 27 a?os de carrera y 17 discos. "Despu¨¦s de todo, lo ¨²nico que busco, virgencita, es quedarme como estoy y seguir haciendo canciones. Ahora salen 13 nuevas, pero he hecho 27 y sigo temiendo lo que digan de mi trabajo, soy m¨¢s autocr¨ªtico, m¨¢s reflexivo", confiesa. Aunque no llega a todos los comentarios. No le llaman la atenci¨®n esos foros de Internet donde le exaltan sus fans o le denigran sus detractores. "El peligro es que una vez que te metes, no sales", asegura. ?l prefiere la tinta y el papel sin garabatos, que es una de las cosas que m¨¢s le excitan en esta vida. "La hoja en blanco, que, adem¨¢s de mis amigos, tambi¨¦n me ha ayudado a salir del hoyo".
Babelia
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