'Malas temporadas', de Mart¨ªn Cuenca, y un 'thriller' intimista

El festival entra ya en su ¨²ltimo tramo y lo hace con una pel¨ªcula espa?ola, Malas temporadas, de Manuel Mart¨ªn Cuenca, y la francesa En sus manos, de Anne Fontaine.

Malas temporadas, segundo largometraje de quien debut¨® en la ficci¨®n con La flaqueza del bolchevique, demuestra en primer lugar la s¨®lida formaci¨®n de su realizador para narrar con eficacia la historia que desea contar. Su estilo es funcional, directo, sin distorsiones, como lo es el reparto: un sobrio y herm¨¦tico Javier C¨¢mara, unas estupendas Nathalie Poza y Leonor Watling, un muy correcto Eman Xor O?a y el descubrimiento notable del joven Gonzalo Pedrosa. Mart¨ªn Cuenca ya hab¨ªa demostrado en La flaqueza del bolchevique, adaptaci¨®n de la novela hom¨®nima de Lorenzo Silva, finalista del Premio Nadal de 1997, su buen hacer con los actores: Mar¨ªa Valverde consigui¨® el Goya 2004 a la mejor actriz revelaci¨®n y Luis Tosar el de mejor actor en el festival de Miami del mismo a?o.

Destacan un sobrio Javier C¨¢mara y unas estupendas Nathalie Poza y Leonor Watling

En el filme presentado ayer en el Festival de San Sebasti¨¢n quiz¨¢ el principal reparo que cabe se?alar, siempre dentro de la subjetividad de quien lo comenta, sea del gui¨®n pues hay un momento en el ¨²ltimo tercio de la pel¨ªcula en el que se encadenan excesivamente las desgracias en las tres historias de los personajes principales. Un suicidio, un accidente de tr¨¢fico y una paliza se convierten en el punto de inflexi¨®n vital de los protagonistas a la vez que hacen tambalear una trama que, pese a su t¨ªtulo, Malas temporadas, se aproxima m¨¢s al siniestro total. Afortunadamente la acci¨®n no alcanza el cenit apocal¨ªptico, incluso retoma un cierto horizonte esperanzador. La vida contin¨²a.

Entre sus manos, la segunda pel¨ªcula presentada a concurso en la sesi¨®n de ayer, la define su realizadora, la francesa Anne Fontaine, como "un thriller intimista", al mismo tiempo que explica que sus deseos fueron los de rechazar los c¨®digos del g¨¦nero para que "el espectador intimara directamente con Claire y Laurent [los protagonistas] a trav¨¦s de lo anodino, lo no espectacular". El problema es que lo anodino puede encajar en una historia sencilla o incluso dram¨¢tica pero en una narraci¨®n en la que el suspense es esencial, un tratamiento basado en lo insustancial desemboca en la frialdad.

Describir la compleja relaci¨®n de fascinaci¨®n y terror entre una agente de seguros y un veterinario sospechoso de ser un asesino en serie, y hacerlo apostando por realzar lo insignificante, deja en quien lo contempla un poso de indiferencia que a buen seguro no era lo deseado.