Soldado ya tiene cinco minutos de fama
Un gol del canterano a ¨²ltima hora sac¨® del apuro al Madrid, que perdon¨® infinidad de ocasiones ante un vulgar Olympiakos
Roberto Soldado, un chico que hac¨ªa pur¨¦ a los defensas juveniles con su corpach¨®n y potencia, sac¨® al Madrid de un mal trago. Marc¨® el gol de la victoria a ¨²ltima hora, despu¨¦s de un partido que vio lo mejor y lo peor del equipo. Pocas veces ha jugado tan bien el Madrid como en el primer tiempo, un ejemplo de armon¨ªa coronado por el gol de Ra¨²l. Pero pocas veces el Madrid ha desperdiciado tantas ocasiones. Lo aprovech¨® el d¨¦bil Olympiakos para empatar, sostenerse en el partido y apurar al Madrid hasta la angustia, hasta que apareci¨® Soldado para marcar el gol con el estilo aguerrido que caracteriza a este delantero de f¨ªsico impresionante.
El Madrid ha tenido destellos en sus mejores d¨ªas, que no han sido muchos en los ¨²ltimos tiempos. No se distingue por un f¨²tbol continuo, ni ahora ni casi nunca. Tampoco ayer. A una excelente primera parte sigui¨® un decepcionante segundo tiempo, inaugurado con el gol del empate del Olympiakos, equipo vulgar donde los haya. Ayud¨® la absurda acci¨®n de Roberto Carlos, que prefiri¨® girarse a tapar la l¨ªnea de tiro. Hasta entonces todo hab¨ªa ido como la seda. El mejor Madrid en mucho tiempo y el peor en el aprovechamiento de las oportunidades. Fueron de todos los colores, pero nada. Nunca se ha visto tanta distancia entre la profusi¨®n de remates y el escaso bot¨ªn obtenido. Ra¨²l marc¨® el gol, un perfecto cabezazo y un perfecto centro de Beckham, la conexi¨®n de los dos mejores jugadores de la primera parte. Todos funcionaron bien, excepto Robinho, menos activo y el¨¦ctrico que de costumbre. Los dem¨¢s, irreprochables. Guti tiraba excelentes pases, Baptista ingresaba con la ametralladora en el ¨¢rea, Pablo Garc¨ªa jugaba con comodidad. Nada hac¨ªa suponer el sufrimiento que padeci¨® el equipo en el segundo tiempo. Pero el Madrid no marc¨® la diferencia donde suele hacerlo: en el ¨¢rea rival.
REAL MADRID 2 - OLYMPIAKOS 1
Real Madrid: Casillas; Salgado (Diogo, m. 79), Helguera, Sergio Ramos, Roberto Carlos; Beckham, Pablo Gac¨ªa (Gravesen, m. 84), Guti; Robinho, Baptista (Soldado, m. 78); y Ra¨²l.
Olympiakos: Nikopolidis; Mavrogenidis (Kapsis, m. 39), Anatolakis, Kostulas, Georgatos; Tour¨¦, Stoltidis; Kafes, Rivaldo, Djordjevic; y Kostantinu (Okkas, m. 84).
Goles: 1-0. M. 9. Centro de Beckham desde la derecha que remata Ra¨²l de cabeza. 1-1. M. 48. Derechazo de Kafes desde la frontal del ¨¢rea. 2-1. M. 86. Soldado marca de cabeza a pase de Beckham.
?rbitro: Markus Merk (Alemania). Amonest¨® a Stoltidis, Rivaldo, Pablo Garc¨ªa, Guti, Okas y Kafes. Expuls¨® por roja directa a Sergio Ramos (m.90).
Unos 70.000 espectadores en el Bernab¨¦u
La naturalidad del Madrid en el primer tiempo se apreci¨® especialmente en Beckham, uno de los jugadores que m¨¢s han pagado su inapropiada posici¨®n en el campo. Como medio centro es un jugador alborotado, sin un plan de juego, con escasa capacidad de quite. Beckham, que no tiene velocidad, ni regate, dispone de un prodigioso pie derecho que conviene aprovecharlo. Su lugar natural es el flanco derecho, no como extremo, sino como interior de ida y vuelta. Curiosamente, la raya le ayuda a mejorar su juego porque le limita el n¨²mero de opciones con la pelota. Puede cruzarla al otro lado, poner un centro en el ¨¢rea o adelantarla al lateral. O sea, un medio centro que opera desde el costado derecho y no desde el eje del campo. Beckham mejora much¨ªsimo ah¨ª, aunque no desborde. Tiene un gran pie, un toque perfecto y una extremada rapidez para golpear el bal¨®n. Beckham hizo una gran primera parte y dej¨® al personal pregunt¨¢ndose por la terquedad de los entrenadores, empe?ados en hacer del jugador ingl¨¦s lo que no es: un medio centro.
Beckham, Ra¨²l, Guti y Baptista marcaron el comp¨¢s en el primer tiempo. Cada uno jug¨® en su posici¨®n natural. Hicieron lo que saben, y eso es mucho. El partido comenz¨® con un taconazo imposible de Guti a Baptista, que exigi¨® la primera estirada de Nikopolidis. Como delantero camuflado, Baptista protagoniz¨® la mayor¨ªa de las oportunidades del Madrid, media docena de ocasiones clamorosas que no sirvieron para abatir al Olympiakos. El equipo griego jug¨® toda la primera parte con el susto en el cuerpo. No tom¨® ninguna decisi¨®n para apagar los fuegos que se le declaraban por todas las zonas del campo. S¨®lo tuvo una buena noticia: el mediocre partido de Robinho. El nuevo crack pareci¨® un jugador repentinamente afligido, sin energ¨ªa y actividad. Rara vez sac¨® provecho de su habilidad. Pas¨® desapercibido. No fue el caso de Ra¨²l, sensacional en la primera parte. Ten¨ªa el don de la ubicuidad y algunas cualidades m¨¢s: ¨¢gil, astuto, ingenioso, profundo. A todo el mundo le pareci¨® normal que anotara el primer tanto, un gol para la historia. Con ese cabezazo, Ra¨²l super¨® a Di St¨¦fano al frente de los goleadores de la Copa de Europa. El primer jugador que alcanza los 50 goles, nada menos.
El magn¨ªfico despliegue del Madrid qued¨® desactivado en el arranque del segundo tiempo. Entr¨® a jugar con aire distra¨ªdo y concedi¨® el gol del empate en estupendo remate de Kafes, que encontr¨® la ayuda de Roberto Carlos. Se desentendi¨® del tiro, se gir¨® y no tap¨® el ob¨²s. Se borr¨®. El Madrid reaccion¨® muy mal. Tard¨® en recuperarse y s¨®lo se benefici¨® de la vulgaridad del Olympiakos, encabezado por el envejecido Rivaldo, que se limit¨® a acreditar la calidad de sus disparos en un par de remates. Nada m¨¢s. A Rivaldo le cuesta correr y jugar. Tampoco hab¨ªa mucha colaboraci¨®n a su alrededor.
Cuando el Madrid comenz¨® a sentir la angustia de la situaci¨®n, la necesidad de la victoria, el Olympiakos regres¨® a su ¨¢rea y a su mediocridad. Regresaron los remates y volvi¨® Baptista en plan aparatoso, con remates de todos los colores, alguno al larguero. Era un rematador desatado, pero Luxemburgo le sustituy¨® por el joven Soldado, cambio que produjo perplejidad en el Bernab¨¦u. Pero el t¨¦cnico no tendr¨¢ que dar ninguna cuenta de su decisi¨®n. Soldado, un chico fuerte y potente que comienza a parecerse al delantero que imaginaban sus propagandistas cuando era juvenil, sali¨® y marc¨® tras un doble cabezazo. Fue un gol de ¨²ltima hora, de valor incalculable, el tanto de un chico que ya tiene sus cinco minutos de fama. Otros los han disfrutado antes y apenas nadie se acuerda de ellos. Pero Soldado es algo m¨¢s que un goleador circunstancial. Cuando menos es un futbolista para hacer una larga carrera en el f¨²tbol de primer nivel. Eso, a veces, no sirve para triunfar en el Madrid. Ahora comienza su enorme desaf¨ªo.
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