El tripartito y CiU pactan el Estatuto
El acuerdo sobre el Estatuto catal¨¢n que el tripartito y CiU alcanzaron poco antes de las nueve de la noche de ayer contuvo una ristra de elementos escenogr¨¢ficos: interrupci¨®n del pleno del Parlamento, reuniones de las c¨²pulas de los partidos por separado, encuentros bilaterales de confesionario e intercambio de documentos entre asuntos tan dispares como financiaci¨®n y laicismo.
Poco despu¨¦s de las cinco de la tarde, fuentes del Gobierno catal¨¢n aseguraban que el pacto sobre financiaci¨®n -la gran batalla final de la reforma estatutaria- estaba al alcance de la mano y sin asumir la f¨®rmula del concierto econ¨®mico. Y as¨ª deb¨ªa de ser, porque pasadas las siete, los logistas de las cuatro formaciones buscaban una bandera catalana con la que inmortalizar el momento ante las c¨¢maras, con un cuadro de T¨¤pies como tel¨®n de fondo. Al final, la improvisaci¨®n super¨® las previsiones y Maragall y Mas se abrazaron en los pasillos.
El pleno del Parlamento aut¨®nomo fue interrumpido tres horas y media para que los l¨ªderes superasen sus diferencias
El laicismo en la escuela p¨²blica fue el ¨²ltimo escollo entre la izquierda y Converg¨¨ncia i Uni¨®
El acuerdo sobre el sistema de financiaci¨®n lleg¨® tras m¨¢s de 12 horas de dram¨¢ticas negociaciones
El primer secretario del PSC y ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla, reci¨¦n llegado de EE UU, no quiso perderse la negociaci¨®n en directo
Por la ma?ana las caras eran largas. El despacho parlamentario del presidente de la Generalitat era un ir y venir de colaboradores y consejeros
Pero era un abrazo de etapa, porque el texto que se aprobar¨¢ formalmente hoy -anoche los parlamentarios segu¨ªan todav¨ªa reunidos en la C¨¢mara- debe pasar a debate del Congreso de los Diputados. Para preparar el terreno, Maragall telefone¨® al presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero tras alcanzarse el acuerdo. Una llamada oportuna cuando ya era perceptible en Madrid el encono del PP y la contrariedad de distintos dirigentes del PSOE: "Catalu?a nos devuelve la patata caliente a nosotros", evaluaban. Fuentes del Gobierno central no ocultaban su impresi¨®n de que el texto final "desborda" las previsiones, tanto en financiaci¨®n como en competencias y en elementos identitarios, lo que augura una tramitaci¨®n conflictiva.
La intensa jornada de ayer empez¨® muy pronto en Barcelona. El Ejecutivo de Pasqual Maragall recibi¨® la propuesta de financiaci¨®n de CiU a primera hora, aunque alg¨²n miembro del tripartito se hab¨ªa acostado el d¨ªa anterior ya con ella en las manos.
Poco despu¨¦s, la c¨²pula de Converg¨¨ncia i Uni¨® llam¨® a La Moncloa para asegurarse de que si se rechazaba su plan de concierto econ¨®mico -una f¨®rmula similar a la del Pa¨ªs Vasco- no habr¨ªa Estatuto. Era un intento de presionar al Partit dels Socialistes. El interlocutor convergente asegur¨®: "Si la ejecutiva del PSC [que se reuni¨® luego, a mediod¨ªa] lo rechaza, nosotros diremos que no". Pero a los socialistas catalanes la actitud de CiU nos les pill¨® desprevenidos. El primer secretario del PSC y ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla, reci¨¦n regresado de Estados Unidos, prefiri¨® arrastrar su jet-lag por los pasillos del Parlamento -adonde lleg¨® sobre el mediod¨ªa- antes que perderse la negociaci¨®n en directo.
El PSC rechaz¨® la propuesta de pacto de CiU, que insist¨ªa en el concierto econ¨®mico y en que la Generalitat fuera la encargada de repartir las subvenciones a los ayuntamientos. No obstante, de la sede socialista salieron las bases del acuerdo, luego consensuadas con republicanos y ecosocialistas.
Por la ma?ana, las caras reflejaban pesimismo. El despacho parlamentario del presidente de la Generalitat era un ir y venir de colaboradores y consejeros: Antoni Castells, titular de Econom¨ªa, y Ernest Maragall, secretario del Gobierno, eran los m¨¢s asiduos visitantes. Mientras, los letrados aguardaban en la puerta para dar forma al entonces inexistente acuerdo. Socialistas, republicanos, ecosocialistas y convergentes mantuvieron decenas de reuniones. Los ¨²nicos que deambulaban en solitario por los pasillos eran los diputados del PP, contrariados por unos resultados que romp¨ªan sus predicciones.
La sala de plenos s¨®lo se llenaba cuando las se?ales ac¨²sticas anunciaban la votaci¨®n. Pronto se percat¨® CiU de que en esta ocasi¨®n el tripartito iba cohesionado y que no conseguir¨ªa la complicidad de los republicanos de Josep Llu¨ªs Carod, conjurado con el l¨ªder de Iniciativa (ICV-EUiA), Joan Saura, para cerrar filas con los de Maragall.
As¨ª las cosas, los tres negociadores del tripartito: Miquel Iceta (PSC), Joan Ridao (ERC) y Joan Boada (ICV-EUiA) entregaron su contrarr¨¦plica financiera a los convergentes Felip Puig, N¨²ria de Gispert y Francesc Homs, a media tarde. La pelota estaba en tejado nacionalista. Y CiU no dio luz verde completa hasta poco despu¨¦s de las 20 horas. El pleno del Parlamento, que se suspendi¨® a poco antes de las 18 horas entre protestas del Grupo Popular, se reanud¨® pasadas las 21.30 tambi¨¦n con la misma t¨®nica por parte del PP. Pero para entonces el acuerdo ya era un hecho y, para sorpresa general, el ¨²ltimo asunto en dilucidarse fue el del laicismo en la ense?anza p¨²blica. Anteayer, dentro del cap¨ªtulo de derechos y deberes, la izquierda hab¨ªa impuesto sus criterios sobre el laicismo en la escuela, con la oposici¨®n de CiU y PP, que votaron contra todo el t¨ªtulo. Ayer, Uni¨® hizo de ello un asunto de principios. Lleg¨® a reunir a la c¨²pula del partido, bajo la presidencia de Josep Antoni Duran, para escenificar su enfado democristiano.
La situaci¨®n lleg¨® a ser tan tensa que oblig¨® a posponer -por la ma?ana- el debate en el pleno sobre el t¨ªtulo cuarto, relativo a competencias. La ira del partido cat¨®lico fue en aumento hasta el punto de que se neg¨® a aceptar, de acuerdo con algunas fuentes, la transacci¨®n que el PSC alcanz¨® con Converg¨¨ncia, y que consist¨ªa en circunscribir a la "escuela" p¨²blica y no a la "ense?anza" p¨²blica el t¨¦rmino laicismo.
Para entonces, la Conferencia Episcopal y el Secretariado de la Escuela Cristiana ya hab¨ªan hecho p¨²blica su postura en plena comuni¨®n con los democristianos. Y ello a pesar de que hace unos d¨ªas el consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura, trat¨® de tranquilizar al arzobispo de Barcelona, Llu¨ªs Mart¨ªnez. Saura le dej¨® claro que el texto estatutario se refer¨ªa s¨®lo a la escuela p¨²blica, no a los centros privados concertados, la mayor¨ªa religiosos. Ni as¨ª evit¨® el tripartito topar con la Iglesia.
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