Dayton: diez a?os despu¨¦s
Los autores defienden una reforma de los acuerdos que pusieron fin a la guerra para que Bosnia-Herzegovina avance hacia la democracia y pueda integrarse en Europa
Hemos tenido la oportunidad de encontrarnos de nuevo con ocasi¨®n de la conmemoraci¨®n del 10? aniversario del genocidio de Srebrenica. M¨¢s all¨¢ del dolor y del recuerdo de aquellos hechos criminales y vergonzosos, que estremecieron a los ciudadanos del mundo que todav¨ªa eran capaces de hacerlo, pudimos charlar en varias ocasiones y participar en los debates que, en torno a esa terrible fecha del 11 de julio de 1995, tuvieron lugar en Sarajevo. Tambi¨¦n fuimos juntos a Srebrenica, y escuchamos las disculpas de todos los oradores que representaban a la comunidad internacional: el presidente del Banco Mundial, el representante del secretario general de la ONU (Annan perdi¨® una gran ocasi¨®n de redimirse ante los bosnios), el ministro brit¨¢nico Jack Straw (que olvid¨® mencionar que hablaba en nombre de Los 25), Javier Solana (que lo hizo por escrito en un peri¨®dico brit¨¢nico), etc¨¦tera. Todos pidieron disculpas, pero los mea culpas entonados con distintos grados de sinceridad subjetiva no aportaron elementos que sustanciaran la honestidad del nunca m¨¢s, tan repetido cada vez que acontece un otra vez. A nuestro alrededor, las familias de los 8.400 ejecutados soportaban con paciencia infinita todos aquellos discursos culpables, pero convenientes. Enfrente, 610 cad¨¢veres de los ¨²ltimos identificados de las fosas comunes.
Hay que dar pasos para evitar que se consoliden demenciales determinismos ¨¦tnicos
Todas esas actividades nos llevaron a algunas reflexiones y conclusiones que trataremos de reflejar en este art¨ªculo a tres, cuyo valor a?adido provenga quiz¨¢ de los muy diferentes or¨ªgenes (en t¨¦rminos Dayton, Haris es musulm¨¢n, Dani es jud¨ªo y Jos¨¦ Mar¨ªa es cristiano) y trayectorias de los firmantes, que no nos impiden coincidir en lo esencial de las conclusiones.
Hemos apoyado sin reservas al Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPI-Y), que poco a poco va convirtiendo en hechos probados una gran parte de los cr¨ªmenes cometidos, que ha definido su naturaleza y envergadura (cr¨ªmenes de guerra y contra la humanidad, genocidio...) y va estableciendo las l¨ªneas de mando para su puesta en pr¨¢ctica. Coincidimos en la importancia que tuvieron los acuerdos de Dayton para terminar con la muerte sistem¨¢tica como expectativa y con el sufrimiento como inevitable, en ese camino de destrucci¨®n yugoslava que llen¨® Bosnia-Herzegovina (B-H) de fosas comunes, y a la comunidad internacional, de cobard¨ªa, complicidad por activa o pasiva, y de verg¨¹enza, que malamente y de forma incompleta se expres¨® en las mencionadas conmemoraciones.
Por eso, por el nunca m¨¢s que preside nuestro pensamiento, nos parece imprescindible hacer una breve valoraci¨®n, diez a?os despu¨¦s, del contenido de unos acuerdos impuestos (casi seguro que afortunadamente), que consisten m¨¢s en un texto de alto el fuego, que en un acuerdo constitucional viable para el futuro inalcanzado de una B-H democr¨¢tica y homologable a los est¨¢ndares que requerir¨ªa para ser, simplemente, candidata a la Uni¨®n Europea y cumplir los m¨ªnimos necesarios para ser un miembro digno del Consejo de Europa.
La partici¨®n ¨¦tnica, con todo su articulado que esconde un reparto del pa¨ªs en entidades sobre esas bases, es la garant¨ªa para el dominio de los partidos nacionalistas. Diez a?os despu¨¦s, sin conocer el contenido de los acuerdos, algunos se sorprenden de la dificultad para hacer emerger, con fuerza, partidos de base democr¨¢tica y ciudadana, y no de bases ideol¨®gicas ¨¦tnico-religiosas. Los coprimeros ministros, las presidencias rotativas (entre musulm¨¢n, ortodoxo y cat¨®lico)... todo fortalece a las peores opciones de futuro para un pa¨ªs que aspira o deber¨ªa aspirar a incorporarse a la Europa ciudadana. Y constituye un sabotaje permanente para los partidos alternativos a la l¨®gica que llev¨® a la guerra. Curiosamente, a lo largo de nuestros encuentros, surgi¨® la idea en varios de nuestros interlocutores y entre nosotros mismos, de por qu¨¦ no un presidente bosnio jud¨ªo: B-H es el ¨²nico pa¨ªs europeo que lo impide, por acuerdos suscritos con la bendici¨®n, el apoyo y el impulso de la comunidad internacional. Ni siquiera podr¨ªa ser un agn¨®stico renegado, que no haga parte de las tres etnias y religiones reconocidas en Dayton.
Otra trampa terrible y de consecuencias claras en t¨¦rminos de corrupci¨®n, es el criterio principal a la hora de concretar el proceso imprescindible de privatizaciones, impulsado por los organismos internacionales. Ese criterio principal es que haya un equilibrio ¨¦tnico en el reparto. No, no es broma. No se trata de eficacia, capacidad, infraestructuras, honestidad..., sino de equilibrio entre las entidades ¨¦tnicas. Y ?qui¨¦nes representan a esas entidades?: los partidos ¨¦tnicos.
A estas alturas, todos sabemos que Dayton fue el mejor acuerdo posible para los genocidas (?tambi¨¦n para sus v¨ªctimas?). El problema es que incluye mecanismos que permiten a sus herederos de hoy (por una cuesti¨®n simple de porcentajes de representaci¨®n), ejercer un bloqueo permanente para aplicar las cl¨¢usulas que permitir¨ªan modificarlo. ?Qui¨¦n va a osar, en la Rep¨²blica Serbia de Bosnia (sic) modificar lo que les es m¨¢s favorable para controlar monopol¨ªsticamente el 49% del territorio y a sus habitantes y tributos? Dayton incluye, quiz¨¢ no deliberadamente, mecanismos de sabotaje permanente: los serbobosnios pueden bloquear todo cambio de la letra de Dayton, aunque no se sientan obligados a respetarlo ni en letra ni en esp¨ªritu (por ejemplo, con el retorno de los refugiados de los otros grupos). Ese entramado perverso de texto y esp¨ªritu convierte al Parlamento y a las instituciones estatales en perfectamente in¨²tiles.
Ahora que se repite tanto que el terrorismo isl¨¢mico no puede hacer cambiar nuestro modelo ciudadano, democr¨¢tico, laico... que no cederemos al chantaje del terror, resulta que seguimos defendiendo en Bosnia un modelo basado en las concesiones al genocidio (as¨ª definido por el TPI-Y, organismo de la ONU) y a los genocidas. Bonito ejemplo. No nos rendimos ante el terrorismo, pero s¨ª ante los genocidios. ?Qui¨¦n nos va a creer?
Dayton tiene docenas de mecanismos para que nada cambie. Pero tiene algunos para modificarlo. Y son ¨¦stos los que con apoyo decidido de las democracias debemos explorar. Principalmente desde la Europa unida y confusa que no sabe muy bien ad¨®nde va, pero que algunos tenemos claro hacia d¨®nde no debe ir. Y sobre todo, hacia la consolidaci¨®n o el apoyo a opciones ¨¦tnicas o religiosas frente a la opci¨®n de las libertades ciudadanas.
Podemos y debemos tener una visi¨®n de conjunto para el futuro de la regi¨®n. Pero sin mezclar las cosas. Bosnia, no es Kosovo. Y algunos sutiles argumentos del tipo de "Bosnia por Kosovo" o "Kosovo por Bosnia", nos ponen los pelos de punta a los que esto firmamos, con la esperanza de que lo mismo les suceda a unos cuantos millones de personas. Si queremos una verdadera cooperaci¨®n regional, la comunidad internacional, pero la UE en particular, deben ir removiendo los obst¨¢culos para crear verdaderas sociedades ciudadanas en vez de consolidar la demencial separaci¨®n ¨¦tnico-religiosa, que impide o dificulta extremadamente la expresi¨®n de las fuerzas modernas, de futuro, europeas, democr¨¢ticas, penalizadas en unos acuerdos que fueron bienvenidos, pero que son garant¨ªa, diez a?os despu¨¦s, de que nada cambie.
Discutamos en serio las bases para lograr una B-H y una regi¨®n balc¨¢nica homologables al modelo que decimos defender desde la UE. ?O es que creemos que sus tribus no estar¨¢n nunca preparadas para ser ciudadanos europeos? Si es as¨ª, mal vamos. Y estamos dando argumentos a todos los fanatismos. De lo contrario, si pensamos que no hay ning¨²n factor gen¨¦tico o determinaci¨®n divina que lo impida, hay que dar pasos claros para evitar que se consoliden los demenciales determinismos ¨¦tnicos y se avance hacia la B-H democr¨¢tica, que demuestre a otros territorios de la ex Yugoslavia, que pueden y deben ser ciudadanos europeos de pleno derecho. Y miembros de esa Europa que con tantos esfuerzos y sobresaltos estamos empe?ados en construir.
Daniel Cohn-Bendit es copresidente del Grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo; Jos¨¦ Mar¨ªa Mendiluce fue enviado especial y coordinador humanitario de la ONU para la ex Yugoslavia y eurodiputado socialista. Haris Silajdzic fue primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Bosnia-Herzegovina.
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