La celebraci¨®n del juicio bajo la ocupaci¨®n de EE UU genera dudas sobre su legitimidad
Organizaciones de derechos humanos expresan reparos sobre la justicia del proceso
Sadam Husein y su abogado contestaron ayer la legalidad del tribunal que le juzga. Era de esperar, pero no son los ¨²nicos. Juristas de or¨ªgenes diversos han expresado su preocupaci¨®n por la carga pol¨ªtica del juicio. Muchos dudan de que un tribunal establecido bajo la ocupaci¨®n pueda celebrar un juicio justo contra el ex dictador. El debate es especialmente arduo en el mundo ¨¢rabe, donde la opini¨®n p¨²blica se encuentra dividida entre la admiraci¨®n que profesa al l¨ªder que plant¨® cara a Estados Unidos y el odio a la figura del dictador que, con otros nombres, padecen los ¨¢rabes fuera de Irak.
"La presencia de un l¨ªder ¨¢rabe ante un tribunal va a ayudar al desarrollo de nuestra cultura pol¨ªtica", defiende Nabil Abdelfattah, investigador del Centro de Estudios Pol¨ªticos y Estrat¨¦gicos Al Ahram. Sin embargo, Abdelfattah reconoce que "la ocupaci¨®n de Estados Unidos y el nuevo r¨¦gimen que lleg¨® montado sobre sus misiles no son el mejor ejemplo de proceso democr¨¢tico". Eso, en su opini¨®n, da lugar a percepciones err¨®neas.
En las calles de El Cairo, la indiferencia por el juicio se mezcla con la convicci¨®n de que la sentencia ya est¨¢ dictada. "Era un dictador", coinciden varios j¨®venes, que aun as¨ª dudan sobre el proceso.
Existe la certeza de que EE UU desea un juicio r¨¢pido por dos razones. La primera porque si, como parece previsible, Sadam resulta condenado por cr¨ªmenes contra la humanidad, esa sentencia servir¨¢ a la Administraci¨®n de Bush de justificaci¨®n a posteriori de su controvertida invasi¨®n de Irak. Y, en segundo lugar, porque eso evitar¨¢ que se entre en detalles sobre las pasadas relaciones de Washington con Bagdad. Muchos ¨¢rabes se preguntan d¨®nde estaban los defensores de los derechos humanos en 1982, cuando se cometi¨® la matanza de Al Dujail, o en 1988, en el ataque con gas a los kurdos de Halabya.
Adem¨¢s, Abdelfattah est¨¢ convencido de que "el nuevo Gobierno iraqu¨ª est¨¢ usando el juicio como una carta pol¨ªtica, y eso no es propio de un juicio serio". La tentaci¨®n es muy grande. Entre las comunidades chi¨ª y kurda, que sufrieron las mayores atrocidades durante los 24 a?os de dictadura baazista, el juicio resulta cat¨¢rtico. Para ellos, s¨®lo la pena de muerte ser¨ªa inaceptable. "Se merecer¨ªa que le colgaran 20 veces al d¨ªa", manifest¨® la semana pasada el presidente iraqu¨ª, Yalal Talabani, a pesar de ser un declarado opositor a la pena de muerte.
Y ah¨ª viene la segunda objeci¨®n, expresada sobre todo por las organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnist¨ªa Internacional o Human Rights Watch (HRW). No existe la posibilidad de que ninguna autoridad pueda conmutar la pena de muerte. Es cierto que Sadam podr¨¢ recurrir al Tribunal de Apelaci¨®n (formado por nueve jueces), pero, una vez que la sentencia sea confirmada, la ley iraqu¨ª establece que debe ejecutarse en el plazo de 30 d¨ªas.
Imputados sin pruebas
HRW encuentra preocupante que los acusados puedan ser imputados "si las pruebas satisfacen al juez". Seg¨²n explic¨® ayer desde Bagdad el jefe de su equipo de observadores, Richard Dicker, eso "queda muy lejos de la norma internacional de probar la culpabilidad m¨¢s all¨¢ de toda duda razonable". Para la minor¨ªa ¨¢rabe sun¨ª, que vive el proceso como una verdadera caza de brujas, se agrava adem¨¢s ante el hecho de que el juez instructor es un chi¨ª y el presidente del tribunal, un kurdo.
Otra objeci¨®n de HRW tiene que ver con la inadecuada protecci¨®n del acusado para organizar su defensa en condiciones similares a la acusaci¨®n. El abogado de Sadam, Jalil al Duleimi, que s¨®lo ha dispuesto de 45 d¨ªas para revisar las pruebas, se quej¨® ayer de este extremo. Al Duleimi pidi¨® sin ¨¦xito al tribunal un aplazamiento de tres meses y la posibilidad de prepararse en el extranjero, como los jueces y los fiscales. EE UU ha destinado 125 millones de d¨®lares (105 millones de euros) al establecimiento del Tribunal Especial y la formaci¨®n de sus magistrados.
Las organizaciones humanitarias cuestionaron tambi¨¦n en su d¨ªa su jurisdicci¨®n por considerar que hubiera sido m¨¢s adecuado un tribunal internacional, al estilo del que se estableci¨® para la antigua Yugoslavia. (No hab¨ªa posibilidad de remitir el caso al Tribunal Penal Internacional, porque entr¨® en funcionamiento en 2002 y no es competente en cr¨ªmenes anteriores a esa fecha). Sin embargo, se impuso el deseo estadounidense -ayudado por el orgullo nacionalista iraqu¨ª- de que deb¨ªa ser un tribunal local. A pesar de su car¨¢cter iraqu¨ª, ayer fueron militares de EE UU quienes decidieron qu¨¦ observadores y periodistas pod¨ªan acceder al juicio.
El problema, por ¨²ltimo, es que un juicio de estas caracter¨ªsticas, m¨¢s all¨¢ de terminar condenando al dictador de turno, tiene que revelar la verdad de lo que sucedi¨®. El juicio a Sadam deber¨ªa ayudar a que los iraqu¨ªes descubran su pasado inmediato, a que los sun¨ªes comprendan lo que han sufrido los chi¨ªes y los kurdos, y ¨¦stos a su vez se den cuenta de que tambi¨¦n muchos sun¨ªes fueron v¨ªctimas. ?nicamente as¨ª ser¨¢ posible una posterior reconciliaci¨®n. Sin embargo, un juicio r¨¢pido ser¨ªa percibido como "la justicia de los vencedores".
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