Fuerza y solidaridad: responder a las expectativas de los europeos
El presidente franc¨¦s insta a aprovechar las pr¨®ximas citas de la UE para fijar el rumbo de Europa y sentar las bases de una acci¨®n organizada que tranquilice a la ciudadan¨ªa.
El pasado 29 de mayo, el voto del pueblo franc¨¦s puso de manifiesto una profunda crisis de confianza en el proyecto europeo. Una crisis que barre todo el continente. Para frenarla, debemos recuperar el esp¨ªritu europeo y encontrar la fuerza para dar un nuevo impulso al proyecto. Y es que, a menos que quiera abdicar del control de su destino, Europa no puede detenerse cuando el resto del mundo aprieta el paso.
Estoy seguro de que con el rechazo del tratado constitucional los franceses no quer¨ªan renegar de medio siglo de compromiso europeo. Pero s¨ª manifestar su descontento e inquietudes frente a una Europa que no consigue darles tranquilidad sobre su situaci¨®n actual ni confianza en el futuro.
El modelo europeo es la econom¨ªa social de mercado y la alianza de libertad y solidaridad
Para responder a sus expectativas debemos fijar con determinaci¨®n el rumbo de una Europa poderosa, capaz de valorizar y multiplicar sus bazas y de abrir nuevos horizontes para su juventud. Una Europa del crecimiento y del empleo que nos haga m¨¢s fuertes y que nos proteja.
Actuar con fidelidad a la herencia humanista, n¨²cleo de la identidad europea.- Por las venas de Europa corre la historia de nuestras guerras y reconciliaciones, el recuerdo de nuestros combates por la libertad y el progreso social. El modelo de Europa es la econom¨ªa social de mercado. Su contrato es la alianza de la libertad y de la solidaridad; es el poder p¨²blico garante del inter¨¦s general. La dignidad humana es central en su proyecto de sociedad. Renunciar a este ideal ser¨ªa traicionar la herencia europea. Por eso, Francia jam¨¢s aceptar¨¢ ver a Europa reducida a un mero espacio de librecambio. Por eso debemos reactivar el proyecto de una Europa pol¨ªtica y social, basada en el principio de solidaridad.
Fortalecer la Europa de los proyectos, a favor del crecimiento, el empleo y la seguridad.- Nuestros pa¨ªses se encuentran confrontados a grandes retos econ¨®micos y sociales: desaceleraci¨®n econ¨®mica, endurecimiento de la competencia internacional, problema demogr¨¢fico, cambio clim¨¢tico e incremento del precio del crudo y auge de la presi¨®n migratoria. Entre la ilusi¨®n del repliegue sobre s¨ª misma y el deseo desenfrenado de abrirse plenamente a la globalizaci¨®n, Europa, unida y bien agrupada, constituye un marco de acci¨®n irremplazable para plantarles cara. Tiene la masa cr¨ªtica para medirse con los gigantes mundiales. Nuestros conciudadanos esperan de ella que aporte respuestas equiparables a los retos que les afectan directamente. Debemos aprovechar las oportunidades que nos ofrecen las pr¨®ximas tres citas europeas para volver a configurar una acci¨®n europea organizada.
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Uni¨®n se reunir¨¢n ma?ana en Hampton Court con un objetivo muy sencillo: devolver a Europa el dinamismo y la capacidad de compromiso que la hacen tan fuerte. Y es que tiene todo lo necesario para ocupar los primeros puestos de la econom¨ªa mundial. Pero frente a la competencia internacional, debe moverse deprisa. Debe fortalecer la innovaci¨®n y la investigaci¨®n pues son los ¨¢mbitos en los que se centrar¨¢n la competitividad y los empleos del d¨ªa de ma?ana. Alemania y Francia han lanzado grandes programas en sectores de futuro como biotecnolog¨ªa, tecnolog¨ªa de la informaci¨®n y nanotecnolog¨ªa. Propongo que extendamos esta acci¨®n a toda Europa.
Para ello, necesitamos encontrar medios: en primer lugar, de los Estados miembros y de los presupuestos comunitarios. Pero tambi¨¦n debemos encontrar m¨¢rgenes de maniobra. Francia propone movilizar al Banco Europeo de Inversiones para multiplicar la capacidad de investigaci¨®n de la Uni¨®n. Podr¨ªamos crear con ¨¦l un instrumento dotado de 10.000 millones de euros que, ayudado por el efecto de palanca de la cofinanciaci¨®n p¨²blica y privada, permitir¨ªa invertir en los proyectos de investigaci¨®n e innovaci¨®n 30.000 millones de euros suplementarios de aqu¨ª a 2013.
Nuestra respuesta a las consecuencias sociales de la globalizaci¨®n debe ser m¨¢s contundente. Si algunas grandes empresas conciben su estrategia a escala mundial movidas ¨²nicamente por la rentabilidad financiera a corto plazo y toman la decisi¨®n de, por ejemplo, deslocalizar, algo que afecta al empleo en toda la Uni¨®n, nuestra acci¨®n ser¨¢ m¨¢s fuerte si es conjunta. De ah¨ª que Francia quisiera que la Comisi¨®n tomara la iniciativa de una concertaci¨®n europea en esos supuestos y que apoye el principio de un "fondo parachoques" presentado por el presidente Barroso.
Est¨¢ comenzando una nueva era, la del petr¨®leo caro. El d¨ªa de ma?ana, llegar¨¢ la era pospetr¨®leo. Pero tambi¨¦n es la era de la lucha contra el calentamiento del planeta. Al margen de la aplicaci¨®n del Protocolo de Kioto, la Uni¨®n debe unirse para concebir la necesaria revoluci¨®n de nuestros modos de vida y de producci¨®n. Esto supone diversificar, asegurar y modernizar los suministros energ¨¦ticos. Supone revolucionar los transportes, la producci¨®n industrial, el h¨¢bitat y el urbanismo. Es un gran proyecto movilizador para Europa al que debemos dar absoluta prioridad en el esfuerzo de investigaci¨®n, las pol¨ªticas de equipamiento o las pr¨¢cticas fiscales. A principios del a?o que viene, Francia presentar¨¢ a sus socios un memorando sobre todos estos envites.
Si est¨¢ bien organizado, el crecimiento del comercio internacional beneficia a nuestras econom¨ªas. Europa debe defender sus intereses en la OMC. Al reformar la PAC, la Uni¨®n, que es el primer importador del mundo de productos agr¨ªcolas procedentes de los pa¨ªses en desarrollo, ha demostrado cu¨¢nto ans¨ªa el ¨¦xito. Ya es hora de que sus socios formulen propuestas equivalentes, en pro del equilibrio y la reciprocidad, tanto en materia agr¨ªcola como industrial y de los servicios.
El mundo se enfrenta a un incremento de la presi¨®n migratoria. Ceuta y Melilla, Lampedusa o Mayotte, demuestran que Europa est¨¢ en primera fila. Debe construir su respuesta sobre una visi¨®n de conjunto que integre seguridad y desarrollo y que respete en todo momento la dignidad humana.
Es crucial reforzar el control en las fronteras de la Uni¨®n y sellar acuerdos de readmisi¨®n eficaces para garantizar el regreso de los inmigrantes ilegales a sus pa¨ªses de origen. Pero con esto no basta. Lo que est¨¢ sucediendo es el resultado del creciente, y cada vez m¨¢s indignante, abismo entre pa¨ªses ricos y pa¨ªses pobres. Los que deciden marcharse seguro que se quedar¨ªan si en sus pa¨ªses tuviesen condiciones de vida decentes. Por eso, por iniciativa de Francia, Europa est¨¢ aumentando considerablemente su ayuda al desarrollo. Ahora debe elaborar, en colaboraci¨®n con los pa¨ªses del ?frica subsahariana y del Magreb, un enfoque concertado, asumiendo una responsabilidad compartida. Debemos atribuir a los proyectos de codesarrollo medios suficientes para que puedan salir adelante, destin¨¢ndoles, por ejemplo, financiaciones innovadoras a escala europea.
Dotar a Europa de los recursos que necesita.- La segunda cita es el Consejo Europeo de diciembre. Si queremos restablecer la confianza en el buen funcionamiento de la Uni¨®n, tendremos que alcanzar un acuerdo sobre los presupuestos europeos para el periodo 2007/2013. Lo que est¨¢ en juego es conseguir que la reunificaci¨®n europea sea un ¨¦xito. Y, si cada uno de nosotros pone su granito de solidaridad y de responsabilidad, podremos lograrlo en diciembre. Francia ya ha participado activamente en la elaboraci¨®n del acuerdo final que deber¨¢ respetar los compromisos existentes.
La cuesti¨®n institucional.- El motor del Tratado de Niza no es lo suficientemente potente como para arrastrar a la Europa de los Veinticinco. Nadie puede negar que necesitamos instituciones m¨¢s democr¨¢ticas, m¨¢s eficaces y m¨¢s transparentes.
Bajo presidencia austriaca, haremos balance del estado del proceso de ratificaci¨®n del tratado constitucional en los diferentes pa¨ªses de la Uni¨®n. Francia quiere preparar esa cita con sus socios, especialmente con el nuevo Gobierno alem¨¢n.
Paralelamente, podr¨ªamos reflexionar sobre la mejora del funcionamiento de las instituciones en el marco de los Tratados existentes, especialmente en materia de gobernabilidad econ¨®mica, de seguridad interior y de acci¨®n exterior y de defensa de la Uni¨®n.
En la misma l¨ªnea, si bien Francia rechaza la idea de un directorio (porque la Uni¨®n necesita y debe respetar a todos) creo que es absolutamente esencial permitir a los Estados que deseen trabajar juntos, como complemento de las pol¨ªticas comunes, que lo hagan. Dichos grupos pioneros, que ya propuse en 2000, deber¨ªan poder constituirse en torno a todos los pa¨ªses que lo deseen y que tengan los medios necesarios, y permanecer en todo momento abiertos a todos aquellos que deseen unirse a ellos. Es lo que hicimos con la moneda ¨²nica, la libre circulaci¨®n de personas en el espacio Schengen y algunas iniciativas de defensa. Dentro de esta perspectiva, los miembros de la eurozona deber¨¢n profundizar su integraci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y social.
La historia de Europa est¨¢ salpicada de crisis que siempre ha superado para seguir progresando. Y esta vez volver¨¢ a hacerlo manteni¨¦ndose fiel a sus valores y a su modelo social. Es decir, aunando sus fuerzas y respetando la diversidad de sus naciones, pueblos y culturas. Esta es la obra a la que Francia desea contribuir plenamente junto a sus socios.
Jacques Chirac es presidente de la Rep¨²blica Francesa.
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