Discreto Morrison
Jasper Morrison firma dise?os pensados para la convivencia, muebles que valoran la discreci¨®n y el silencio. Aunque es una estrella reconocida internacionalmente, ha elegido ir por la vida sin hacer ruido.
Los dise?os m¨¢s glamourosos ocupan las portadas de las revistas, algunos incluso pasan a la historia, pero pocos llegan a las casas. Los dise?os de Jasper Morrison (Londres, 1959) han llegado a las casas, a las revistas y a la historia del dise?o sin esc¨¢ndalos ni estr¨¦pito. Los propios muebles reflejan esa mis ma tranquilidad que caracteriza al dise?ador. Como profesional, pertenece a una l¨ªnea de dise?adores clave para la historia de esta disciplina. Tiene menos glamour que los autores que tanto suenan, pero, sin duda, m¨¢s estructura. Como Castiglioni o el matrimonio Eames, Morrison pertenece a la estirpe de las ideas. Y las ideas, cuanto m¨¢s claras y sencillas, mejor. Estos proyectistas no est¨¢n entre los nombres que sobresalen en la historia del dise?o. No han marcado hitos, han tejido su estructura. Mucho de lo que se hace hoy es una herencia de lo que ya han hecho ellos. Empezando por limpiar y acabando por pensar. Morrison vive a caballo entre Londres y Par¨ªs. Tiene 20 empleados. "Soy algo claustrof¨®bico. No me gusta quedarme en un ¨²nico sitio, y con la edad los defectos se pronuncian. De modo que dividimos nuestro trabajo. En Londres hacemos dise?o de producto. En Par¨ªs, muebles. El cambio de escenario me ayuda a ver las cosas desde una perspectiva menos egoc¨¦ntrica", comenta ir¨®nico. El humor cauto y tranquilo y una timidez que tambi¨¦n podr¨ªa confundirse con sentido del pudor y discreci¨®n se asoman, desde sus gestos o desde su sonrisa, durante toda la entrevista.
Habla del dise?o humilde y del dise?o honesto como si empleara voces sin¨®nimas. ?Cree que el dise?o debe ser humilde para ser honesto?
De alg¨²n modo, s¨ª. Sobre todo, despu¨¦s de un tiempo largo. Las ideas de mis dise?os derivan de la observaci¨®n. A veces, de la observaci¨®n de cosas que se vuelven invisibles. Cuando bebemos agua, por ejemplo. Lo solemos hacer siempre con el mismo vaso, o el mismo tipo de vaso. Ni siquiera pensamos en qu¨¦ vaso vamos a beberla. Cogemos el vaso. Ese tipo de decisi¨®n poco pensada comunica informaci¨®n no subconsciente, pero s¨ª latente, como dormida. Eso hace que este tipo de comunicaci¨®n no funcione con objetos de presencia notable. Gritan demasiado "aqu¨ª estoy" al usuario para que ¨¦ste pueda elegir libremente. Ese griter¨ªo les hace ser los elegidos para seg¨²n qu¨¦ cosas. Pero les quita la oportunidad de convertirse en objetos necesarios, esos que t¨² eliges y utilizas sin pensar. Y esa cualidad, de no pensar cuando los usas, es lo que para m¨ª define un buen objeto, un buen mueble y un dise?o honesto.
?Es la discreci¨®n una cualidad 'sine qua non' para un buen dise?o?
Es una de las claves. Lo que no implica que los dise?os deban ser formalmente aburridos. Le podr¨ªa citar un mont¨®n de ejemplos, los que firman los hermanos Bouroullec entre los dise?os m¨¢s recientes, en los que una forma simple consigue transmitir un gran car¨¢cter. Para m¨ª, un buen dise?o debe ser un dise?o equilibrado. No debe ser aburrido, gris, ni invisible, pero tampoco debe ser extremadamente expresivo y llamativo.
?Qu¨¦ hay detr¨¢s de un dise?o llamativo? ?La ambici¨®n de un fabricante? ?El ego de un dise?ador?
Ambas cosas son importantes. Pero el poder de comunicaci¨®n en los medios es una tercera cosa a tener en cuenta, si no la primera. Las revistas eligen para sus p¨¢ginas de dise?o los objetos m¨¢s vistosos. Eso las hace m¨¢s divertidas, m¨¢s atrevidas, m¨¢s glamourosas. Si ¨¦sa es la manera que lectores y periodistas tienen de informarse e informar, poco podemos hacer los dem¨¢s. Es una pena. Se forma as¨ª un c¨ªrculo vicioso. Eso hace que la gente se canse del dise?o. Se llevan a casa un candelabro ostentoso que sacan cuando organizan cenas con amigos. Al cabo de un a?o, todos los amigos lo han visto y el candelabro ocupa tanto espacio, pesa y molesta tanto que esa pareja deja de comprar dise?o. Pero hay que pasar por eso. Antes, todos quer¨ªan lo llamativo. Los j¨®venes dise?adores se pirran por salir en las revistas, y por eso creen que lo extravagante es sin¨®nimo de dise?o.
?Por qu¨¦ cree que los dise?os simples son juzgados con frecuencia como fr¨ªos, faltos de vida, serios, grises?
No comparto esa opini¨®n. Pero s¨ª es cierto que, por ejemplo, mi trabajo, comparado con el de otros dise?adores, puede parecer algo distante. Lo que me interesa, lo que busco, es que mis dise?os duren y sean necesarios. Trato de evitar lo superfluo. Intento que no sea lo superfluo lo que califique mis objetos.
La convivencia ecl¨¦ctica de dise?os que propone en la nueva colecci¨®n de Vitra, ?es una reacci¨®n a la variopinta producci¨®n actual o una propuesta?
Creo que es una propuesta. Y lo mejor que tiene es la riqueza que consigue con un argumento muy simple: la mezcla. El mestizaje social y de productos que vivimos ha revalorizado la mezcla de procedencias cronol¨®gicas, de materiales, dando como resultado casas m¨¢s realistas. Dise?os que respiran mejor. Un dise?o que no admite mezclarse con otros estilos es un dise?o fallido. Un dise?o realizado para vivir en el mundo acad¨¦mico y no en la vida real.
?El dise?o que hace le refleja como persona?
Me temo que s¨ª. Hay d¨ªas en que me encuentro algo m¨¢s psicod¨¦lico de lo que aparentan mis dise?os, pero? es la excepci¨®n. En general soy tal cual me pintan ellos. Creo que un dise?ador no puede evitar retratarse con lo que hace. Las decisiones individuales revelan un car¨¢cter. Y ser¨ªa dif¨ªcil hacer lo contrario de lo que tu impulso natural te lleva a hacer.
Los atributos de sencillez y humildad, ?los aplicar¨ªa tambi¨¦n a otro tipo de dise?o? ?Al gr¨¢fico? ?Al interiorismo?
S¨ª. Tal vez se trate de un gusto o de una necesidad personal.
El movimiento moderno abog¨® por un interiorismo sencillo de muebles de producci¨®n industrial y no funcion¨®.
Yo necesito espacios despejados, monocromos, habitaciones invisibles. Pero comprendo que alguien necesite muebles con solera o no pueda convivir con un suelo de hormig¨®n o con una pared blanca. De todas formas, eso es f¨¢cil de resolver. Si en una casa te falta algo, lo llevas. M¨¢s dif¨ªcil es solucionar un interiorismo muy marcado, con cornisas y m¨¢rmoles, por ejemplo, y tratar de despejarlo.
Usted, un defensor del dise?o funcional, justificado, sencillo y discreto, present¨® en la ¨²ltima feria de Mil¨¢n los sof¨¢s Oblong. De apariencia cartesiana, pero realidad revolucionaria. Se trata de asientos muy blandos sin m¨¢s estructura que los propios almohadones.
Despu¨¦s de dise?ar varios sof¨¢s, y teniendo en cuenta la cantidad y variedad de sof¨¢s adecuados y con estilo que hay en el mercado, tuve la idea de hacer ese sof¨¢ que es m¨¢s una idea nueva que una forma nueva. No se trataba de variar las proporciones, los detalles o los acabados. Se trataba de repensar el sof¨¢ con algo m¨¢s adaptado a la vida de hoy. Pr¨¢ctico, ligero y econ¨®mico.
?Siente que sacrifica posibilidades para lograr la reducci¨®n que busca en sus dise?os?
No siento mis decisiones como sacrificios o limitaciones. Las siento como elecciones. Por encima de cualquier cosa, me interesa el equilibrio. Que el dise?o est¨¦ justificado. A veces, un detalle constructivo marca el producto. Una curva ligera en el respaldo de la Ply Chair la transforma en un asiento c¨®modo. Pero s¨ª es cierto que yo trabajo restando. En lugar de sumar, me voy deshaciendo de lo innecesario hasta que llega un momento en que ya no puedo quitar nada m¨¢s.
Hasta los nombres de sus productos son simples y reducidos: Simplon, Flat, Ply. ?Forman parte de una estrategia de comunicaci¨®n del producto?
No hay estrategia. Los nombres van surgiendo. Si son humildes, puede ser casual. Cuesti¨®n de gustos. Aunque s¨ª es cierto que lo simple me interesa aplicado a todo. Es l¨®gico que productos sencillos tengan nombres sencillos.
La econom¨ªa, la ergonom¨ªa y la sostenibilidad van a ser las claves del dise?o del siglo XXI, ?o van a cambiar?
La t¨¦cnica es tan importante como el presupuesto, y la ergonom¨ªa es, lamentablemente, m¨¢s que una realidad, todav¨ªa una asignatura pendiente. Me parece terrible que todav¨ªa se fabriquen sillas capaces de causar al usuario dolor de espalda.
?Qu¨¦ le lleva a usted a dise?ar una nueva silla?
Es cierto que hay muchas sillas y bastantes sillas bien dise?adas. Pero hay muchos tipos de silla. No creo en la silla polivalente. Uno se pierde algo cuando quiere estar en todas partes. Las de pl¨¢stico para exterior, s¨®lo ocasionalmente resultar¨¢n c¨®modas o apropiadas en un interior. Las sillas representativas y grandes no funcionan en las cocinas. Cuando decido hacer una silla es que creo que tengo algo que decir con ella. Para un dise?ador, hacer una silla es uno de los proyectos m¨¢s excitantes.
?Por qu¨¦?
Es mucho m¨¢s agradecido que hacer un armario, por ejemplo.
?Se puede decir algo que no haya sido dicho?
Eso creemos los que todav¨ªa las hacemos. Una silla re¨²ne el equilibrio perfecto entre una escultura y una pieza funcional. Permite hablar un lenguaje que cualquiera puede entender. Es un objeto cercano como ning¨²n otro al ser humano. Todos somos usuarios de sillas. No hay otro mueble tan cercano. Una silla cambia una habitaci¨®n.
Curiosamente, el dise?o que le dio a conocer internacionalmente no ha tenido nada que ver con su producci¨®n posterior. Thinking Man's Chair, de 1986, era una pieza de bronce pesada y escultural muy alejada del reduccionismo del que usted hoy hace gala. ?Qu¨¦ pretendi¨® con esa silla?
Fue uno de mis primeros proyectos. Por entonces yo valoraba el intento de crear s¨ªmbolos. La utilizaci¨®n del dise?o como un lenguaje po¨¦tico, para expresar ideas. Pero la esencia por la simplicidad estaba all¨ª. Era la estructura de una silla.
?Qu¨¦ hace que un dise?ador cambie sus intereses?
La vida. Al principio tanteas. Pero enseguida supe que necesitaba construir objetos ¨²tiles. Pensar maneras de resolver las cosas. No me interesa dedicar mucho tiempo a crear un solo objeto cuya funci¨®n es m¨¢s la de expresar una idea que la de ofrecer un servicio.
?Eso le hace m¨¢s dise?ador que artista?
Supongo. Los artistas pueden da?ar la idea del dise?o. Pero sin arte no se hace buen dise?o. Lo que me interesa es no ponerme yo por encima de otros intereses. Creo que aquella silla fue el producto de una ¨¦poca un tanto egoc¨¦ntrica. Pero de todo se aprende, y no s¨®lo para despreciar facetas. Las inquietudes vuelven con el tiempo con nuevas caras. En aquel momento, la silla me ayud¨® mucho. Me consigui¨® encargos y me dio cierta popularidad. Gracias a esa silla comenc¨¦ a trabajar para Cappellini, por ejemplo.
Y sus siguientes proyectos le dieron la vuelta a esa propuesta.
No hice la silla para que me escucharan. Para salir en las revistas. Para hacerme un nombre. Pero consegu¨ª todo eso. Y s¨ª es cierto que luego mis intereses dieron un giro de ciento ochenta grados. Antes de producir un objeto en serie, uno piensa bien lo que quiere hacer. Y c¨®mo puede entrar en muchas casas ajenas.
?Qu¨¦ opina de la fiebre minimalista que redecor¨® comercios, restaurantes y viviendas a finales de los noventa?
Creo que fue una fiebre m¨¢s. Dur¨® m¨¢s porque era discreta. Pero cualquier imposici¨®n termina por incomodar. Uno, dise?ador o usuario, debe seguir su l¨ªnea. Dibujar o adquirir aquello que le haga sentir bien. Si se pone a atender modas, puede volverse loco y sentirse inc¨®modo en su propia casa.
Defiende un dise?o 'didactico'. ?Qu¨¦ debe ense?ar un dise?o?
Debe explicarse a s¨ª mismo. Las cosas deben reconocerse tipol¨®gicamente. No me gustan los juegos de adivinanzas. Un plato que parece una bandeja o una silla que parece un parag¨¹ero me parecen dise?os forzados, creaciones artificiales que complican la vida de las personas en lugar de facilitarla.
Al simplificar las formas del mobiliario y de los productos, ?no cree que se pierden tambi¨¦n las jerarqu¨ªas?, ?c¨®mo se ordena el espacio con muebles que tienen la misma importancia?
Las jerarqu¨ªas las establecen los usuarios. El mueble m¨¢s usado ocupa, en general, tambi¨¦n el mejor sitio. No hace falta construirle un halo. El desgaste es el mejor piropo que puede llevarse un mueble. Pero s¨ª creo que los muebles de procedencias y estilos diversos deben poder convivir. Un cuadro o algo que defina tu casa no puede molestar a un mueble, ni el mueble al resto de las cosas que forman tu casa.
?Nunca le tent¨® hacer un tipo de dise?o o arquitectura que no fuera contenido?
No. Me puede intrigar y puedo sentir curiosidad. Puedo acercarme para entender c¨®mo funciona un objeto completo. Pero si pienso en llev¨¢rmelo a casa, si pienso en verlo cada d¨ªa? me desaparecen las ganas de hacer experimentos.
Usted conoce muy bien el proceso de producci¨®n. ?Qu¨¦ ventajas tiene para un dise?ador?
Yo trabajo con poco, reduciendo formas y elementos innecesarios. Si no conociera esa parte, mi trabajo ser¨ªa poco realista. Adem¨¢s, la t¨¦cnica evoluciona r¨¢pidamente y cuesta, pero fascina, mantenerse al d¨ªa.
Adem¨¢s de mobiliario, tuvo un encargo singular: el tranv¨ªa para Hannover.
Tuve que reaprender muchas cosas. La tecnolog¨ªa que se emplea para fabricar muebles tiene muy poco que ver con la que se utiliza para los veh¨ªculos. Por eso fue un encargo fascinante.
?Qu¨¦ aprendi¨® haci¨¦ndolo?
Uno no puede sentarse a dibujar un tranv¨ªa como quien se sienta a pensar una silla. Si la silla plantea tres problemas, el tranv¨ªa supone mil, con asientos incluidos. Y las repercusiones para la ciudad y la vida de los habitantes tambi¨¦n se multiplican por mil. Es otra escala de tama?o y de complejidad. Afront¨¢ndolo, uno gana seguridad. No se debe temer un proyecto. El tama?o es s¨®lo un factor m¨¢s. Tras el tranv¨ªa nos llegaron encargos de muchos objetos an¨®nimos, y eso, un proyecto de algo que no precisa tu nombre, s¨®lo tus ideas, tambi¨¦n te ense?a mucho. Y habla de progreso. Las ciudades que cuidan los dise?os an¨®nimos con cuidado y los dise?adores que realizan dise?os an¨®nimos con entrega hablan del triunfo real del dise?o.
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