Lo que Lorca intuy¨®
Pocas veces ha subido a los escenarios Comedia sin t¨ªtulo. Llu¨ªs Pasqual hizo un montaje memorable en 1989, en el teatro Mar¨ªa Guerrero, cuyo escenario acababa temblando, envuelto en una gran nube de polvo: era la destrucci¨®n metaf¨®rica del teatro, a la que Lorca apela a lo largo de esta obra inacabada. Lo que nos ha llegado es el borrador del primer acto, y sabemos que su autor ten¨ªa otros dos en proyecto. En su montaje para La Abad¨ªa, Luis Miguel Cintra, director y actor portugu¨¦s afamado, echa mano de otros materiales para redondear el sentido y completar un espect¨¢culo de duraci¨®n normal. Coloca un fragmento de El p¨²blico como pr¨®logo, y como ep¨ªlogo un di¨¢logo entre el Autor y su creaci¨®n extra¨ªdo de El gran teatro del Mundo, de Calder¨®n.
Comedia sin t¨ªtulo
De Federico Garc¨ªa Lorca. Int¨¦rpretes: Ernesto Arias, Alberto Jim¨¦nez, Luc¨ªa Quintana, Chema Ruiz, Inma Nieto, Luis Moreno... Iluminaci¨®n: Daniel Word. Escenograf¨ªa y vestuario: Cristina Reis. Dramaturgia y direcci¨®n: Luis Miguel Cintra. Teatro de La Abad¨ªa. Madrid. Hasta el 15 de enero.
En Comedia sin t¨ªtulo, Lorca habla de la revoluci¨®n pendiente: en la vida y en el teatro. El Autor, su protagonista, sue?a con destruir el teatro burgu¨¦s y con meter la realidad en escena, sustituyendo, si es preciso, a los actores por espectadores, mientras fuera, en la calle, estalla una revoluci¨®n. Setenta a?os despu¨¦s, algo se ha cumplido de todo aquello. El teatro comercial renquea, y vemos espect¨¢culos en los que v¨ªctimas verdaderas de las guerras de Bosnia y de Ruanda gritan su tragedia, en los que inmigrantes marroqu¨ªes cuentan sus peripecias en Espa?a. El propio Alberto Jim¨¦nez, protagonista de Comedia sin t¨ªtulo, dirigi¨® el a?o pasado Nada es casual 2, montaje interpretado por gente corriente. Porque ha puesto en pr¨¢ctica lo que su personaje pregona, su actuaci¨®n resulta intensa, contenida, convincente.
Luis Miguel Cintra ha intercalado fragmentos de entrevistas donde Lorca abunda en la idea de cambiarlo todo. Su montaje, de c¨¢mara, es la ant¨ªtesis del que hizo Llu¨ªs Pasqual. Aqu¨ª la revoluci¨®n est¨¢ esbozada y el final es delicado, intencionadamente mortecino: el Autor salmodia la canci¨®n del Pastor bobo, de El p¨²blico, mientras sus personajes le rodean, inm¨®viles, y la luz se va venciendo.
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