Todav¨ªa es pronto en Espa?a
Un restaurante marroqu¨ª, en el barrio madrile?o de Lavapi¨¦s. Todav¨ªa no es hora de cenar, el cierre met¨¢lico no est¨¢ del todo arriba, pero dentro hay luces encendidas y una decena de j¨®venes magreb¨ªes, de entre 15 y 20 a?os. Si el restaurante fuera en Francia, se podr¨ªa ver en ellos potenciales pir¨®manos de coches. Pero Paris es distante, y lo ¨²nico que se encienden aqu¨ª son las miradas de los chicos al ver entrar un cliente desconocido a esa hora. Hay sorpresa, en sus ojos, y algo de hostilidad, pero ello no les induce a interrumpir su charla. De momento. La pregunta "?Que os parece lo que est¨¢ pasando en Francia?", dirigida a un par de ellos, establece un espeso silencio. La sorpresa se extiende. Excepto uno, todos los dem¨¢s no han ni siquiera o¨ªdo hablar de los disturbios en los barrios franceses.
"No es razonable pensar que algo as¨ª pase en Espa?a a corto plazo. La inmigraci¨®n es algo reciente y todav¨ªa no hay un sentimiento de frustraci¨®n", dice Arango
El elevado fracaso escolar entre alumnos extranjeros y la falta de una legislaci¨®n s¨®lida sobre inmigraci¨®n son motivo de preocupaci¨®n para los expertos
La escena se repite una media hora despu¨¦s, en un bar a unos quinientos metros. Cuatro chicos marroqu¨ªes, cuatro cervezas, ni idea de la oleada de protestas y violencia que ha azotado el pa¨ªs vecino en las ¨²ltimas semanas. En ambos casos los j¨®venes escuchan, prefieren no hablar de sus vidas, pero aceptan dialogar sobre el tema. Algunos comparten la protesta, pero no el m¨¦todo. Otros entienden la revuelta, la consideran l¨®gica. "Claro, t¨ªo, si yo ahora te robo la cartera, ?qu¨¦ haces? Te rebelas, ?no? Es una injusticia, y reaccionas como puedes. Es lo que hacen ellos", dice uno, en el restaurante, mientras otros aprueban con un movimiento de la cabeza.
Sin embargo, pese al espor¨¢dico y vago sentimiento de identificaci¨®n con la revuelta francesa de algunos j¨®venes inmigrantes, la mayor¨ªa de ellos no cree probable que ¨¦sta se reproduzca en Espa?a. Los expertos, en su gr¨¢n mayor¨ªa, coinciden en que a corto y medio plazo no existe ese riesgo. Aun as¨ª hay datos, como el elevado fracaso escolar entre los alumnos extranjeros, que preocupan a largo plazo.
"No es razonable pensar que algo as¨ª pase en Espa?a a corto plazo", se?ala Joaqu¨ªn Arango, profesor de sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid. "Hay muchas diferencias entre Francia y Espa?a. En primer lugar, aqu¨ª la inmigraci¨®n es un fen¨®meno reciente. La primera generaci¨®n no suele sufrir la frustraci¨®n de las expectativas que est¨¢n en la base de la revuelta. Para los reci¨¦n llegados, la emigraci¨®n es una mejora. Est¨¢n contentos. Pero esa mejora no siempre se repite con las sucesivas generaciones y es cuando surge el problema. Por otra parte", prosigue Arango, "la actitud general hacia los inmigrantes es m¨¢s hostil en Francia que en Espa?a. Y la tasa de paro entre ellos es m¨¢s alta all¨ª que aqu¨ª".
Hassan Arabi, marroqu¨ª de 38 a?os, presidente de la asociaci¨®n de inmigrantes ASISI, comparte esa opini¨®n. "En Espa?a no tiene porque pasar eso. Claro, hay que hacer las cosas bien, aprender con inteligencia de la experiencia de otros pa¨ªses. El caso de Francia evidencia que no es f¨¢cil. Es un pa¨ªs con un sistema de protecci¨®n social poderoso. Pero quiz¨¢ los recursos no han sido bien empleados. En todo caso, ahora, me parece improbable que se produzca una revuelta parecida en Espa?a. Cuando acabas de llegar a un pa¨ªs, lo ¨²nico que te preocupa es resolver problemas, no causarlos. Y la enorme mayor¨ªa de los inmigrantes no justifica el uso de la violencia".
Eso no impide que a largo plazo haya motivos de preocupaci¨®n. "La educaci¨®n es un problema. El gran aumento de los alumnos extranjeros no ha sido acompa?ado por uno correspondiente de los recursos", apunta Arango.
Marisol Garc¨ªa, profesora de sociolog¨ªa de la Universidad de Barcelona, comparte la preocupaci¨®n. "Vamos muy mal encaminados. Estamos en la cola europea cuanto a inversi¨®n en el sector. Tenemos porcentajes de fracaso escolar elevad¨ªsimos, a veces hasta un 30%. Esos no son muchos fracasos individuales, sino uno institucional. As¨ª se pone en marcha una bomba a relojer¨ªa de gente que no est¨¢ preparada y que tendr¨¢ dificultades a encontrar trabajo. Adem¨¢s", a?ade Garc¨ªa, "hay que subrayar la falta de un verdadero debate y de una s¨®lida legislaci¨®n sobre la cuesti¨®n inmigraci¨®n. Tenemos que aprovechar, ahora, la experiencia de otros pa¨ªses". Y evitar que chicos como los de Lavapi¨¦s exploten, por sentirse rechazados.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.