Miedo y a(ta)sco en las rondas
Admirados vecinos del Vall d'Hebron, les escribo desde un taxi parado en la ronda de Dalt, ronda que ustedes han tenido a bien cortar, como todos los mi¨¦rcoles, para protestar por la ubicaci¨®n de una narcosala en su barrio. S¨®lo quer¨ªa decirles que les comprendo. S¨¦ lo que sienten porque vivo justo al lado de dos puticlubs, que no molestan, y frente a una discoteca latina, que molesta mucho. Pero algunos de mis vecinos dicen que lo malo no es la discoteca, sino los puticlubes, porque por su culpa nuestros pisos pierden valor. As¨ª que, pesetera como soy, no tendr¨¦ m¨¢s remedio que manifestarme en contra de los puticlubes. (Si no estoy cortando la Gran Via como protesta es porque me encuentro en el atasco de ustedes, pero en cuanto pueda, me escapo). Tambi¨¦n tengo la c¨¢rcel a dos manzanas, y tampoco me molesta, pero dicen mis vecinos que por culpa de la c¨¢rcel nuestros pisos bajar¨¢n de precio. As¨ª que tambi¨¦n me manifestar¨¦ en cuanto salga del atasco. Todos los d¨ªas rezo para que no nos construyan un tanatorio, un comedor para pobres, un matadero o hasta la sede de la Associaci¨® d'Escriptors en Llengua Catalana. (Esto lo digo porque hace unos cinco a?os un grupo de vecinos del Eixample se opuso a la ubicaci¨®n de una biblioteca en el edificio colindante de su bloque).
Pero, a¨²n comprendi¨¦ndoles, les ruego que no contribuyan, con sus manifestaciones, a la delincuencia. Ver¨¢n. Por culpa de los cortes, los conductores saben cu¨¢ndo entran en la ronda, pero no saben cu¨¢ndo van a salir. Por lo que estoy viendo a mi alrededor, sufren estr¨¦s, dolores estomacales y hasta locura transitoria. Mientras, en el asiento trasero de sus coches, sus reto?os lloran de hambre y sed. En casa, sus familias se angustian porque no llegan. Y ellos, en las largas horas sentados tras el volante, matan el tiempo arranc¨¢ndose los cabellos, redactando cartas al director, llamando al 010 para saber qu¨¦ hay que hacer para sacarse el permiso de armas o resolviendo sudokus. De vez en cuando les suena el m¨®vil. "Cari?o", les susurran desde el otro lado de la l¨ªnea, "estoy ya en la cama con aquellas braguitas de color rojo que tanto te gustan... Hace cinco horas que deber¨ªas haber llegado. ?Vas a tardar mucho?". A lo que ellos no tienen m¨¢s remedio que contestar: "Estoy en la ronda, mi vida. Empieza sin m¨ª...".
Por eso, no es de extra?ar que algunos de ellos se est¨¦n planteando llevar tranquilizantes por si acaso. El mi¨¦rcoles que viene, por ejemplo, se tomar¨¢n s¨®lo uno, y notar¨¢n que les va bien. Pero a medida que transcurran los mi¨¦rcoles, necesitar¨¢n una dosis cada vez mayor. Ya se sabe, el cuerpo se acostumbra a todo. Y con el paso de los mi¨¦rcoles, los tranquilizantes ya no les har¨¢n nada y tal vez decidir¨¢n empezar con los porros. Y el caso es que todos estos conductores (ancianos, madres de familia, ejecutivos...) notar¨¢n un cierto relax que les inhibir¨¢ los sentimientos de odio contra los manifestantes y contra sus madres. Por eso, no es de extra?ar que a los pocos meses ya coqueteen con drogas m¨¢s duras. Las pastillitas en forma de coraz¨®n o de osito ser¨¢n un material habitual en sus guanteras. Y tiempo despu¨¦s, hasta estar¨¢n deseando que llegue el atasco de los mi¨¦rcoles para tomarse sus dosis. Ofrecer¨¢n pastillas a los conductores del atasco de al lado. "?Has probado ¨¦sta? Toma, hoy te la regalo. Si te gusta, el mi¨¦rcoles que viene me compras unas cuantas. Si quieres te doy media para el ni?o". La voz correr¨¢ y los camellos de la ciudad, tradicionalmente ubicados en los bares pijos de la zona alta o en las calles del Raval, se trasladar¨¢n a la ronda a hacer su agosto. Muy pronto, todos los conductores de la ronda ya necesitar¨¢n tratamiento para desengancharse. Por ejemplo, metadona. Habr¨¢ que construir m¨¢s narcosalas, y cuando est¨¦n construidas, los vecinos cortar¨¢n la ronda del Mig para protestar. Habr¨¢ m¨¢s atascos y m¨¢s conductores enganchados a las drogas. Necesitaremos nuevas narcosalas... Pero ya me estoy extendiendo. Les dejo, que el tax¨ªmetro empieza a marcar cifras gordotas y tendr¨¦ que bajarme a hacer unos clientes.
moliner.empar@gmail.com
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