La revuelta francesa estaba escrita en 'rap'
Si el ministro Sarkozy hubiera escuchado rap seguramente lo que ha sucedido en Francia no habr¨ªa pasado. Estaba todo escrito ah¨ª". Es la escueta opini¨®n de Sako, conocido rapero del pa¨ªs vecino, l¨ªder del grupo Les Chiens de Paille (Los Perros de Paja).
Dos j¨®venes franceses muertos electrocutados al huir de la polic¨ªa en el barrio de Clich¨¦ sous Bois, m¨¢s de 7.000 coches quemados en los ¨²ltimos 20 d¨ªas (y 30.000 en los 10 meses anteriores), colegios y edificios p¨²blicos ardiendo, un ej¨¦rcito de polic¨ªa en el cord¨®n suburbial de Par¨ªs, miles de barrios en llamas... Una violencia que plantea la pregunta m¨¢s repetida estos d¨ªas: ?Qu¨¦ est¨¢ pasando en Francia y por qu¨¦?
Y casi todas las respuestas est¨¢n escritas en forma de rap: "?Cu¨¢nto tiempo m¨¢s va a durar esto? Hace ya muchos a?os que todo hubiera debido explotar. / La guerra de los mundos la hab¨¦is querido, aqu¨ª la ten¨¦is. / ?Qu¨¦ esperamos para incendiarlo todo? / ?D¨®nde est¨¢n nuestros modelos? De toda una juventud quemasteis las alas / sin sue?os, se agota la savia de la esperanza". Fue el rap que escribi¨® el franc¨¦s Joey Starr en 1995. Y dos a?os despu¨¦s otro, La Rumeur, cantaba: "Desarraigado, un carn¨¦ de conducir hacia las fronteras, aqu¨ª un DNI franc¨¦s caducado / mi gran nariz, el pelo crespo y seco anulan su validez. / Un estatuto de paria aqu¨ª, de intruso en mi pa¨ªs, / una cultura disuelta y corrupta del todo".
"Si el ministro Sarkozy hubiera escuchado 'rap', lo que ha sucedido en Francia no habr¨ªa pasado", dice Sako, l¨ªder de un grupo franc¨¦s
"El aficionado tipo del 'rap' espa?ol es un adolescente entre 13 y 17 a?os. Un dato a tener en cuenta", dice Francisco Reyes, profesor de 'hip-hop'
Los ejemplos se cuentan por cientos. Son las letras que hace a?os anunciaban el presente. Son los problemas de muchos j¨®venes que se sienten olvidados, frustrados, abandonados por un sistema que no da soluciones. Su forma de decirlo: el rap. Importado desde los barrios de Brooklyn y Harlem, Nueva York, en los a?os ochenta, se convirti¨® en una forma libre de expresi¨®n verbal rimada de los barrios deprimidos. Una manera de hacerse o¨ªr. A?os y a?os escribiendo canciones de denuncia en los bancos de parques y en las canchas de baloncesto. Canciones que hoy se han convertido en profec¨ªa. A?os y a?os graffiteando muros y trenes para hacerse ver.
Hoy, los aerosoles de colores han sido sustituidos por c¨®cteles molotov que incendian barrios enteros, y el soporte publicitario ya no es un muro, sino la propia televisi¨®n estatal. "Es triste, no es el camino, pero la desesperaci¨®n del ser humano a veces acaba en violencia", comenta Sako.
Pero el hip-hop es un fen¨®meno global, una muestra de la cultura y las formas de vida urbanas que se ha adoptado en distintos pa¨ªses con caracter¨ªsticas similares. Un tipo de m¨²sica cargado de mensajes, una est¨¦tica, una actitud ante la vida que ha calado entre los j¨®venes. Espa?a no es una excepci¨®n desde que, a mediados de los ochenta, pel¨ªculas norteamericanas como Break dance y Beat street llegaron a nuestro pa¨ªs y sedujeron a chavales como Frank-T (32 a?os), miembro de El Club de los Poetas Violentos (uno de los primeros grupos de hip-hop espa?ol) y que actualmente contin¨²a su carrera en solitario: "Yo viv¨ªa en Torrej¨®n, donde hab¨ªa una base militar norteamericana que nos puso en contacto con los hijos de los militares y sus m¨²sicas. Nos junt¨¢bamos j¨®venes del barrio y escrib¨ªamos rap para decir lo que nos preocupaba. Pero lo que est¨¢ ocurriendo en Francia es dif¨ªcil que pase aqu¨ª porque la situaci¨®n de nuestros barrios no es, de momento, tan extrema".
El aficionado espa?ol
La mayor parte de los j¨®venes espa?oles entre 14 y 18 a?os escucha hip-hop. Los discos editados se cuentan por decenas cada a?o, y sus ventas, por miles. Los conciertos se llenan y los festivales especializados se propagan por toda la Pen¨ªnsula: Zaragoza, Sevilla, Madrid, Barcelona, Las Palmas... Incluso en la Universidad Complutense de Madrid se imparte un curso de doctorado sobre hip-hop que dirige el profesor Francisco Reyes: "El aficionado tipo del rap espa?ol es un adolescente de entre 13 y 17 a?os. Esto es as¨ª nos guste o no, y aunque el espectro es m¨¢s amplio, el grueso del seguidor del rap se sit¨²a en esa franja. Es un dato a tener en cuenta".
Sicario (29 a?os, vividos en parte en el barrio malague?o de Carranque) pertenece al grupo de hip-hop Hablando en Plata. Desde los 14 a?os ha pintado graffitis hasta en Nueva York y escribe rap desde los 16: "Primero era reivindicativo y ahora m¨¢s metaf¨®rico". En su opini¨®n, el hip-hop "es una cultura que ha arropado siempre a los marginados. Es una forma de decir: 'aqu¨ª estamos nosotros', porque el artista graffitero nunca va solo. Esto es una hermandad".
El vandalismo de los j¨®venes en los suburbios franceses ha convertido al hip-hop en la banda sonora de la revuelta. Pero raperos y graffiteros disienten de una interpretaci¨®n culpabilizadora de lo que consideran su cultura: "No es el hip-hop el culpable, sino el abandono de toda una parte de la sociedad por un Estado, denunciado por m¨ª y por otros en forma de rap hace mucho tiempo", dice Sako. Y basta o¨ªr las canciones para ver que hay una realidad, en Francia y aqu¨ª, cuyo pulso tiene ritmo de rap. Ya lo dice la canci¨®n del grupo espa?ol 7 Notas 7 Colores: "El rap es esto, la calle en directo".
![Componentes del grupo malague?o de <b><i>hip-hop </b>Hablando en Plata. </i>](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/NHM3MOG3ZACXGC5AA3FXQZW7C4.jpg?auth=7de0b5dbbab3c3a3a07c396f7605e6782aaf82ddbf279a92102f67929d5459d5&width=414)
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