"Cuando yo estaba en Par¨ªs todos los monstruos estaban vivos"
El pintor peruano Fernando de Szyszlo (Lima, 1925) acaba de cumplir 80 a?os. En el Par¨ªs de posguerra fue amigo de los grandes del surrealismo del siglo XX. En Guadalajara, M¨¦xico, se expone, en el contexto de la feria, una antolog¨ªa de los ¨²ltimos a?os de su pintura. Mir¨¢ndola, se explica la admiraci¨®n que sienten por ¨¦l los latinoamericanos, y tambi¨¦n se entiende lo que ¨¦l mismo dice: se hizo con el surrealismo, pero tiene mucho m¨¢s que ver con Giorgio de Chirico o con Mark Rothko, dos de sus maestros. Sus ojos denotan una tristeza que parece andina, pero es agudo y vivaz, a veces risue?o.
Pregunta. Usted conoci¨® muy bien al surrealista canario ?scar Dom¨ªnguez.
Respuesta. Cuando hice en Par¨ªs mi primera exposici¨®n firm¨® atr¨¢s todas las invitaciones, y eso hizo que fuera Andr¨¦ Breton. Ah¨ª lo conoc¨ª. Me alquil¨® su departamento, donde luego se suicid¨®. Era muy grandote, un poco deforme, ten¨ªa la nariz muy grande. Era muy amable y muy generoso. Vivi¨® durante la guerra de falsificar picassos y magrittes. Un teniente alem¨¢n le compr¨® un picasso falso, y termin¨® Dom¨ªnguez ante el juez, que llam¨® a declarar a Picasso y ¨¦ste dijo: "?C¨®mo? ?Claro que es m¨ªo! ?Quieren que lo firme otra vez?". Picasso era un hombre muy solidario, no fue el tipo duro que describen.
"Una vez hice una definici¨®n de la pintura: 'El encuentro visible de lo sagrado con la materia"
"En Par¨ªs, Carlos Mart¨ªnez Rivas ten¨ªa un lema muy bueno: 'Cultura y cachondeo'. Lo segu¨ªamos"
"Siento que lo que he hecho es una suma de derrotas, un desfase entre lo que so?¨¦ hacer y lo que logr¨¦ hacer"
"Fui ferozmente de la Rep¨²blica. En 1936 estaba en un colegio de jesuitas; nos hac¨ªan cantar el 'Cara al sol"
P. En su casa de Par¨ªs se juntaban Breton, Michaux, Lacan, Bioy Casares, Ernesto Cardenal, Octavio Paz y Tamayo a escuchar como ¨¦ste tocaba la guitarra.
R. Era en la casa de Octavio, el ¨²nico de todos nosotros que ten¨ªa un apartamento aceptable. Ah¨ª hac¨ªamos fiestas cada d¨ªa. Hab¨ªa un poeta nicarag¨¹ense muy bueno, del que ahora se habla poco, Carlos Mart¨ªnez Rivas, que ten¨ªa un lema muy bueno: "Cultura y cachondeo". Lo segu¨ªamos.
P. ?Qu¨¦ le dio a usted el surrealismo?
R. En pintura me dio poco. Siempre fui admirador de De Chirico, que es un presurrealista. Cuando el surrealismo se fund¨®, en 1924, ya De Chirico no pintaba pintura metaf¨ªsica. David Sylvester, el cr¨ªtico, dec¨ªa que el surrealismo era como una religi¨®n. Uno pod¨ªa tener reacciones surrealistas sin tener que ver con el arte. En Suram¨¦rica ¨¦ramos de pensamiento surrealista, pero no pint¨¢bamos surrealismo. En el almanaque surrealista del medio siglo, en 1950, se public¨® un art¨ªculo de Benjamin Peret contra la pintura abstracta. Y le dije a Breton: "?C¨®mo es posible que en el almanaque se arremeta contra el abstracto, que parece la esencia del surrealismo, porque es la expresi¨®n espont¨¢nea, sin trabas, de la manera de sentir?". Me dijo: "Mire, yo no comparto necesariamente la opini¨®n de que la pintura abstracta sea una sopa deshidratada". Y me llev¨® a su casa maravillosa; ah¨ª estaban cuadros de Kandinsky, de Arp... En realidad, ¨¦l era muy abierto en materia de pintura.
P. De Chirico ha sido su pintor.
R. Me encanta, el vuelo, su capacidad de captar el vuelo. Hay una an¨¦cdota que cuenta Breton. Estaban sentados en un caf¨¦ De Chirico, Louis Aragon y Breton, y aparece un joven muy extra?o, muy luminoso. Breton dijo: "Es un ¨¢ngel". De Chirico sac¨® un espejo, mir¨® y dijo, muy severo: "No, para nada es un ¨¢ngel".
P. ?C¨®mo era Breton?
R. Era una persona admirable, sobre todo por su coherencia. Impidi¨® que la intelectualidad deviniera en estalinista. La lucidez de Breton influy¨® en Octavio. En materia pol¨ªtica, Paz nunca se equivoc¨®. Estuvo con la Rep¨²blica espa?ola, no cay¨® en el estalinismo, ten¨ªa una vaga simpat¨ªa por el trotskismo, pero nunca fue trotskista, y asumi¨® la prueba de Fidel... Todos nos equivocamos, todos tuvimos aquella ilusi¨®n de que hubiera un socialismo que no fuera autoritario o fundamentalista, pero Octavio no lo crey¨®, y no se equivoc¨®.
P. ?Cu¨¢les fueron sus ideas, c¨®mo han ido evolucionando?
R. Como todo intelectual latinoamericano de la ¨¦poca, yo era de izquierdas, pero nunca estuve inscrito en un partido. Fui ferozmente de la Rep¨²blica espa?ola. En 1936 ten¨ªa 11 a?os, y estaba en un colegio de jesuitas; los jesuitas nos hac¨ªan cantar el Cara al sol.
P. ?En Per¨², los jesuitas hac¨ªan cantar el Cara al sol?
R. Te educaban muy bien, pero apoyaban a Franco. Ten¨ªas que cantar ese himno antes de ir a misa. En mi caso, mi padre era polaco, y por naturaleza era antinazi. As¨ª que yo era antifranquista, luego de izquierdas, y finalmente la ¨²nica militancia que tuve en mi vida fue en Per¨², a favor de la candidatura de Mario Vargas Llosa. La mayor desilusi¨®n que tuve en mi vida fue su derrota.
P. Sorprenden esos cantos en el patio del colegio.
R. Tambi¨¦n nos ped¨ªan que llev¨¢ramos libros prohibidos al colegio para quemarlos. La ¨²ltima misa que escuch¨¦ fue la que hubo cuando me desped¨ª del colegio. Nunca he vuelto.
P. Fue una guerra que marc¨® mucho a Am¨¦rica Latina.
R. A Per¨² no vinieron muchos exiliados porque ten¨ªamos una dictadura que era profranquista, la del mariscal Benavides, que despu¨¦s se fue a vivir a la Espa?a de Franco. Ven¨ªan las compa?¨ªas de teatro, como la de Margarita Xirgu. Cantaban las canciones republicanas, y era muy emocionante para nosotros escuchar esas melod¨ªas que la derrota hab¨ªa hecho tan dram¨¢ticas. Si me quieres escribir, ya sabes mi paradero. C¨¦sar Vallejo hizo Aparta de m¨ª este c¨¢liz, que muchos de nosotros nos sab¨ªamos de memoria. Fue impresionante la huella que nos dej¨® a todos esa guerra.
P. Hablaba de ilusiones. Ahora, ?cu¨¢les son las ilusiones de un artista?
R. Las m¨ªas son capturar esa parte oscura que hay en nosotros. Una vez hice una definici¨®n de la pintura: "El encuentro visible de lo sagrado con la materia". Es tambi¨¦n la definici¨®n de la mujer amada. Yo no soy religioso, pero esa existencia de algo que no tiene explicaci¨®n siempre me ha fascinado.
P. Usted quiso ser arquitecto.
R. Mi madre era hermana de un poeta que fue muy renovador de la poes¨ªa peruana, Abraham Valdelomar. Muri¨®, en accidente, a los 31 a?os, seis antes de que yo naciera, y su biblioteca qued¨® en casa de mi madre, fui ni?o asm¨¢tico, le¨ª much¨ªsimo; comenc¨¦ con Verne, con Dumas, segu¨ª con Dostoievski, con Balzac... Sent¨ªa que ten¨ªa cierta sensibilidad para el arte. Siempre he cre¨ªdo que ser artista es tener la piel un poco m¨¢s delgada; te afectan m¨¢s las cosas, aunque no lo muestres. Y como en el colegio era bueno para las matem¨¢ticas, pens¨¦ que eso har¨ªa de m¨ª un arquitecto. Descubr¨ª que mi dibujo era muy duro, muy torpe, y entonces me matricul¨¦ en un curso nocturno de pintura. Fue mi camino de Damasco: descubr¨ª violentamente mi vocaci¨®n. Mis padres cre¨ªan que ser pintor en el Per¨² era un pasaporte a la bohemia y a la borrachera, a la incapacidad de producir dinero.
P. ?Y por qu¨¦ se fue a Par¨ªs?
R. Todos los latinoamericanos nos fuimos a Par¨ªs. Al acabar la guerra conoc¨ª a todos los pintores y a todos los poetas latinoamericanos de mi generaci¨®n en Par¨ªs, porque all¨ª me los encontr¨¦. Matta, Lam, Tamayo, Paz, Cort¨¢zar, Carlos Mart¨ªnez Rivas, a Ernesto Cardenal, que era fascista en esa ¨¦poca.
P. ?Fascista?
R. S¨ª, partidario de Franco. Siempre cuento una an¨¦cdota: nos reun¨ªamos los martes en lo alto del Caf¨¦ de Flore, instados por Paz a hacer una revista latinoamericana, pol¨ªtica y literaria. Iban espa?oles, como Arturo Serrano Plaja, que estaba en el exilio y era amigo de Vallejo. Y un d¨ªa apareci¨® Cardenal, que ven¨ªa de Madrid, de disfrutar de su beca franquista. Hubo una discusi¨®n sobre la Guerra Civil, y dijo: "Confesemos: al final, todos los muertos son iguales". Y Serrano salt¨® y le grit¨®: "?Esto es de un hijoputismo intolerable! ?No me mezcle mis muertos con sus muertos!".
P. Despu¨¦s de la posguerra no hubo nunca en el mundo ninguna ¨¦poca de tanta ilusi¨®n. ?Por qu¨¦?
R. Tiene que ver con el mundo en que vivimos, con la bomba at¨®mica... Lo cierto es que cuando yo estaba en Par¨ªs todos los monstruos estaban vivos: Picasso, Matisse, Gide, Camus, Sartre, y a William Faulkner me lo encontraba por la calle, Giacometti..., y ahora estamos hu¨¦rfanos, estamos derrumbados. Se intentan cosas que no tienen nada que ver con la pintura, que son gestos valiosos, pero que no son pintura. Me encanta una frase de Pedro Salinas que dice que quiz¨¢ no haya poetas, pero siempre habr¨¢ poes¨ªa. Puede no haber pintores, pero siempre habr¨¢ pintura.
P. ?Hay un resumen para lo que ha hecho?
R. He trabajado tanto, y siempre siento que todo lo que he hecho no es sino una suma de derrotas, un desfase entre lo que so?¨¦ hacer y lo que logr¨¦ hacer. He pintado como loco toda mi vida porque sent¨ªa que no sacaba lo que quer¨ªa sacar, que no consegu¨ªa coger ese mundo oscuro que pretend¨ªa encontrar y que veo, por ejemplo, en la Virgen y el ni?o, de Leonardo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.