Igualdad en un centro modesto
En el Miguel Hern¨¢ndez de Granada, con un tercio de extranjeros, no hay absentismo
La primera de la clase de sexto del colegio p¨²blico Miguel Hern¨¢ndez de Granada se llama Rajma y es de Oujda (Marruecos). Esta chica de 11 a?os lleg¨® a Espa?a hace tres sin saber una palabra de castellano. "Se comunicaba conmigo por gestos", explica su tutora, Consuelo P¨¦rez, en un intermedio de su clase de Ciencias Naturales, que imparte en un aula con carteles en ¨¢rabe en los que la ni?a lee "Todos somos iguales" o "Bienvenida al a?o nuevo". De septiembre a diciembre de ese curso, Rajma aprob¨® segundo y en los seis restantes meses del curso, tercero. "Antes quer¨ªa ser m¨¦dico, pero ahora me gusta m¨¢s la escritura", dice. P¨¦rez cuenta que su alumna acaba de presentar un conjunto de relatos en los que glosa los paisajes de su barrio y agradece su acogida a sus habitantes "con poqu¨ªsimas faltas de ortograf¨ªa".
Sulman, un chaval de Paquist¨¢n nacido en Barhein, y Edina, de Ruman¨ªa, completan el cupo de extranjeros de esta clase de Primaria con un total de 15 estudiantes. El porcentaje se incrementa en el resto del centro. "De los 145 alumnos que tenemos, un 30% son extranjeros o hijos de extranjeros", explica su director, Antonio Pereira. "Hay gente de Marruecos, Palestina, Irak, Siria, Paquist¨¢n, Argentina, Colombia, Per¨²... 35 ni?os vienen de pa¨ªses isl¨¢micos y casi todos son buenos estudiantes".
La alta tasa de hijos de inmigrantes se debe al lugar donde se encuentra este modesto colegio. La Caser¨ªa de Montijo, en el barrio de Cartuja, es uno de los rincones m¨¢s desfavorecidos de la capital, con altos ¨ªndices de exclusi¨®n social y gran presencia de poblaci¨®n extranjera. Pero a pesar de estos condicionantes, el Miguel Hern¨¢ndez presenta un nivel de absentismo cercano a cero, seg¨²n su director, y el fracaso escolar ronda el 20%, una cifra similar a la media de Granada. "Las bajas calificaciones afectan del mismo modo a espa?oles e inmigrantes", sostiene Pereira, que afirma que el nivel acad¨¦mico del colegio es "en general, medio-alto".
Los alumnos que llegan con problemas de idioma entran en lo que el director llama "plan de acogida". Los siete alumnos inscritos este curso en esta introducci¨®n al espa?ol reciben dos horas al d¨ªa de clase de lengua que se complementan con tutor¨ªas. "Son ni?os peque?os y aprenden r¨¢pido", explica el docente. "Lo normal es que en Navidad ya sepan hablar y puedan asistir a clase normalmente".
La armon¨ªa acad¨¦mica del centro se traslada a las relaciones personales entre los alumnos y a la Asociaci¨®n de Madres y Padres de Alumnos. Su presidenta, Mercedes Archilla, cree que, en gran parte, la buena convivencia se debe a la cooperativa que han creado los padres para comprar el material escolar. Por 60 euros al a?o, cada ni?o tiene l¨¢pices, gomas, bol¨ªgrafos, libros de texto y todo lo necesario para trabajar. "Todos tienen los mismos estuches, las mismas carpetas, los mismos cuadernos, lo que reduce las diferencias", apunta Archilla, que asegura que, adem¨¢s, el centro est¨¢ completamente abierto al barrio -uno de los m¨¢s pobres de Granada- y es lugar de actividades vecinales.
"Los profesores dan ejemplo de tolerancia, de formaci¨®n en valores y ense?an a aceptar al pr¨®jimo", dice Abdulqader Qamhiyeh, palestino, im¨¢n y padre de dos alumnos que hace de portavoz de la comunidad musulmana del centro. El colegio ofrece la ense?anza de ¨¢rabe y religi¨®n musulmana como actividad extraescolar a la que asisten m¨¢s de 20 ni?os. El director ha pedido a la consejer¨ªa un profesor de islam como ense?anza reglada, pero la Junta todav¨ªa no ha respondido. Qamhiyeh y otros padres y madres hace tiempo que lo exigen.
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