El ministro y los indultos
Con motivo del 50? aniversario de la independencia de Marruecos, el rey Mohamed VI ha concedido un indulto del que se han beneficiado 66 espa?oles. El ministro de Justicia, Juan Fernando L¨®pez Aguilar, al tiempo que aprecia el gesto del Gobierno de Marruecos, lo pone como "ejemplo de que la diplomacia y la proximidad tambi¨¦n pueden ayudar a personas de carne y hueso".
Esta actitud humanitaria del ministro no se corresponde con la que mantiene al no resolver el indulto para Ahmed Tommouhi, pedido por el fiscal de Catalu?a Jos¨¦ Mar¨ªa Mena hace m¨¢s de seis a?os.
Tommouhi no s¨®lo es de carne y hueso, sino que, adem¨¢s, es inocente. As¨ª se demostr¨®, al menos, en una de las cuatro causas de robo y violaci¨®n por las que hab¨ªa sido condenado. La detenci¨®n, a?os despu¨¦s, del verdadero culpable, de gran parecido f¨ªsico con Tommouhi, y el incuestionable resultado de unos an¨¢lisis de ADN obligaron al Tribunal Supremo a la anulaci¨®n de la sentencia que se hab¨ªa basado en la contundencia de su identificaci¨®n por parte de la v¨ªctima como ¨²nica prueba.
Pero en los dem¨¢s casos no se hab¨ªan conservado restos que analizar y el Supremo deneg¨® su revisi¨®n. Seg¨²n dictamin¨®, en junio de 2000, nuestro ordenamiento jur¨ªdico, todav¨ªa hoy en vigor, s¨®lo autoriza el recurso de revisi¨®n cuando hay pruebas que evidencian el error, y en este caso s¨®lo hab¨ªa "dudas razonables". La raz¨®n qued¨® supeditada a la justicia formal, y Tommouhi, en la c¨¢rcel.
No obstante, el Supremo recomendaba el indulto como ¨²nica salida legal, pero ¨¦sta es la que los pol¨ªticos le niegan. Tendr¨ªan que firmar el indulto para un condenado por violaci¨®n o reconocer que el sistema judicial ha incurrido en una serie de errores que mantienen a un inocente en la c¨¢rcel desde hace m¨¢s de catorce a?os.
Y, ante esto, es mejor mirar para otro lado, apoyar indultos en otros pa¨ªses que, ya se sabe, tienen un sistema judicial y penitenciario sospechoso, como m¨ªnimo, de no respetar los derechos humanos. La perfecci¨®n del nuestro nos permite, legalmente, tapar los errores judiciales con un simple silencio.
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