De pa¨ªs proscrito a simple pe¨®n
Espa?a celebra hoy el 50? aniversario de su incorporaci¨®n a la ONU, con escasa representaci¨®n en puestos de alto nivel
Espa?a celebra hoy el 50? aniversario de su adhesi¨®n a Naciones Unidas. Cinco d¨¦cadas en las que ha pasado de ser un pa¨ªs marginado en la escena internacional a estar plenamente integrado. Pero en el seno del organismo desempe?a un papel de pe¨®n que no se corresponde con la aportaci¨®n anual que hace a las arcas de la ONU. La presencia de espa?oles en puestos de alto nivel en la Secretar¨ªa General, el coraz¨®n del sistema, es muy pobre, con Javier Rup¨¦rez como el ¨²nico funcionario con perfil pol¨ªtico en Nueva York.
La adhesi¨®n a la ONU -el 14 de diciembre de 1955- rompi¨® con una d¨¦cada de aislamiento internacional por el alineamiento del r¨¦gimen franquista con el Eje. Como se?ala el embajador Juan Antonio Y¨¢?ez, "¨¦ramos un pa¨ªs proscrito. La Espa?a y la ONU de hoy son muy diferentes". Javier Rup¨¦rez, actual director del Comit¨¦ Antiterrorista de Naciones Unidas, apunta que 1955 fue el a?o en el que la ONU empez¨® a ser universal. "La pena es que, como en otras ocasiones, Espa?a lleg¨® tarde", precisa Rup¨¦rez.
Espa?a es el octavo pa¨ªs contribuyente al presupuesto ordinario, con el 2,5% del total
Y¨¢?ez: "En los cargos pol¨ªticos y de direcci¨®n no estamos todo lo bien que se quisiera"
La ONU es para el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Columbia, Andrea Bartoli, "un espejo en el que se refleja lo mejor y lo peor de cada pa¨ªs". Y a?ade que el cambio vivido en Espa?a durante estas cinco d¨¦cadas ayuda a "enriquecer" la calidad de las pol¨ªticas del organismo. "La ONU es una plataforma en la que pa¨ªses que no son potencias pueden llegar a jugar un papel destacado, con iniciativas como la Alianza de Civilizaciones", explica.
Espa?a es hoy el octavo pa¨ªs contribuyente al presupuesto ordinario de la ONU, con el 2,5% del total. Esa aportaci¨®n se basa en un c¨¢lculo relacionado con la poblaci¨®n y la riqueza de cada pa¨ªs. Pero si se mira m¨¢s all¨¢ de los pagos que se imponen desde Nueva York, el desembolso voluntario baja al 0,5% del total, lo que coloca a Espa?a en el puesto 22. "Cumplimos escrupulosamente con los compromisos obligatorios", se?ala el ex embajador Inocencio Arias, "pero es cicatera en la ayuda voluntaria".
La aportaci¨®n voluntaria a los programas como el fondo para la infancia (Unicef) o de la mujer (Unifem) es clave para determinar el peso que un pa¨ªs tiene en la instituci¨®n. Rup¨¦rez se?ala que "no debe parecer extra?o que en las reglas no escritas haya una serie de pa¨ªses que tengan cargos de alto nivel que est¨¢n fuera de la proporci¨®n habitual". Es el caso de los pa¨ªses n¨®rdicos, que por su generosa respuesta voluntaria se ven recompensados con puestos pol¨ªticos pr¨®ximos al secretario general y de direcci¨®n.
La ONU est¨¢ integrada por 40.074 funcionarios. De ellos, 8.158 puestos se pagan con el presupuesto ordinario y 7.753 trabajan para la Secretar¨ªa General, su coraz¨®n pol¨ªtico. Espa?a cuenta con 55 funcionarios en el secretariado en las sedes de Nueva York, Ginebra y Viena, tres m¨¢s de lo que le corresponder¨ªa en funci¨®n de la cuota geogr¨¢fica que le asigna la ONU. La Misi¨®n espa?ola considera que "no se puede decir que Espa?a est¨¦ mal representada" y se remiten a la posici¨®n ponderada, que se calcula en este momento en los 4.247 puntos, 200 puntos por encima de la media.
Pero en la pr¨¢ctica, la calidad de esos puestos es discutible y Espa?a est¨¢ claramente infrarrepresentada en los cargos de alto nivel. De hecho, no cuenta con ning¨²n puesto de direcci¨®n en Nueva York por debajo del cargo de asistente al secretario general que ocupa Javier Rup¨¦rez. En el nivel m¨¢s alto de los puestos profesionales (P5), los espa?oles suman cinco cargos. El resto son profesionales de cuarto a primer nivel (P4 a P1). Antes de la entrada de Rup¨¦rez a la instituci¨®n en mayo de 2004, el peso medio espa?ol era a¨²n m¨¢s bajo.
Enrique Yeves, que dirige el servicio de televisi¨®n de la ONU, reconoce estar sorprendido por los pocos puestos de alto nivel en la Secretar¨ªa General. "En la FAO (agencia de lucha contra el hambre) o en el PMA (fondo mundial para alimentos) la representaci¨®n es mayor", afirma. Pilar Fuentes, representante de los funcionarios internacionales espa?oles, considera que controlar altos cargos es clave para tener poder en la instituci¨®n, por eso dice que es una "cuesti¨®n pol¨ªtica. Esos puestos se negocian".
Fuentes insiste en que ser el octavo contribuyente al presupuesto de la ONU, sobre un total de 191 pa¨ªses, deber¨ªa "estar reflejado de alguna manera en los puestos de direcci¨®n". El embajador Y¨¢?ez reconoce que en los cargos pol¨ªticos y de direcci¨®n "no estamos" todo lo bien que se quisiera. "No es una posici¨®n deseable", insiste, aunque advierte de que en los ¨²ltimos 10 a?os se ha hecho desde Madrid un "esfuerzo" para mantener una cuota de funcionarios a todos los niveles, acorde con el papel que Espa?a juega en la escena internacional.En la ONU hay dos categor¨ªas de pa¨ªses: los que est¨¢n en el Consejo de Seguridad y los que no. De los 15 asientos que integran este poderoso ¨®rgano, cinco lo ocupan siempre: EE UU, Francia, Rusia, Reino Unido y China. Para los que rotan, estar en el Consejo supone una oportunidad para consolidar su peso en la escena internacional. "Es un cambio de la noche a la ma?ana", opina Inocencio Arias. Espa?a ocup¨® en cuatro ocasiones uno de los 10 asientos rotatorios: (1969-1970, 1981-1982, 1993-1994 y 2003-2004).
Madrid se siente fuerte en la escena internacional por sus relaciones privilegiadas con los pa¨ªses latinoamericanos y ¨¢rabes. Pero su compromiso con la ONU es "m¨¢s bien sentimental", opinan los diplom¨¢ticos que han estado all¨ª. El profesor Bartoli explica c¨®mo debe ser la apuesta de Espa?a: "No es cuesti¨®n de ser pe¨®n, alfil, torre o reina, sino de saber cu¨¢les son tus posibilidades en el seno del organismo".
Eso s¨ª, reconoce que debe desarrollarse una pol¨ªtica exterior "m¨¢s madura" para poder jugar con m¨¢s fuerza en la ONU.
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