El verdadero reto: recuperar la exigencia
El verdadero reto educativo ante el que nos encontramos no es el de conseguir la disciplina, un cierto orden y silencio en las aulas, para poder ense?ar la asignatura. Ello es importante, desde luego, pero es m¨¢s dif¨ªcil y primordial vencer la alergia que demuestran los alumnos a todo lo que signifique esfuerzo. Siempre es peligroso e injusto generalizar, pero se puede observar en las aulas una considerable disminuci¨®n del deseo de superaci¨®n y, por tanto, de la constancia en el trabajo. La tan mencionada -y real- dimisi¨®n educativa de los padres no estriba en que se desentiendan de sus hijos sino en que los tratan con tanto mimo y protecci¨®n que los convierten en seres antojadizos, poco resistentes psicol¨®gicamente. Cualquier contratiempo -no entender una cosa a la primera, por ejemplo- les frustra y ya no se esfuerzan por entender. Eso es lo realmente grave.
Los padres, al no establecer unas normas de conducta claras para sus hijos y, sobre todo, al no hacerlas cumplir, favorecen la existencia de peque?os tiranuelos que creen tener todos los derechos y ninguna obligaci¨®n. Peque?os tiranos a los que no se prepara al esfuerzo puesto que todo se les otorga. ?Cu¨¢n diferente ser¨ªa si los padres hicieran cumplir a sus hijos, por ejemplo, la norma de tener ordenada la propia habitaci¨®n o se negaran a satisfacer su pasi¨®n consumista! Pero, claro, el hacer cumplir esa norma es pesado. Es dif¨ªcil enfrentarse a los hijos... Y es m¨¢s c¨®modo que los mayores acaben ordenando la dichosa habitaci¨®n o comprando aquel determinado artilugio.
En eso -y en ejemplos m¨¢s graves- radica la dimisi¨®n educativa de los padres. En que sus hijos carecen de normas que adoptar realmente y, en consecuencia, no tienen la obligaci¨®n de esforzarse para cumplirlas. Ahora s¨ª son, realmente, los "reyes de la casa".
Estos j¨®venes, al llegar al instituto, se encuentran con que aunque no estudien van pasando de un curso a otro. ?Esto es Jauja, piensan! Oyen que padres y profesores repiten cansinamente aquello de "hay que esforzarse", "prepararse para el ma?ana", pero su realidad, la que ellos palpan es que sin trabajar, sin esforzarse, pueden acabar tranquilamente la ESO y, casi lo mismo, el bachillerato. La Administraci¨®n educativa -y, ay, los profesores- aterrorizada por los titulares de fracaso escolar en los medios de comunicaci¨®n mira por favorecer con diversas medidas que no haya suspensos ni repeticiones. De esta manera, seguimos entre todos llevando al ni?o entre algodones hacia el fracaso real que supondr¨¢ enfrentarse a la vida sin una preparaci¨®n suficiente. Nuestro sistema educativo produce j¨®venes flojos en conocimientos y, lo que es mucho peor, flojos en car¨¢cter.
Sonroja, por ejemplo, ver en las ¨²ltimas pruebas de Selectividad que en un problema de trigonometr¨ªa se advierte, entre par¨¦ntesis, a los alumnos: "Recu¨¦rdese que sin2 x + cos2 x =1". Eso es puro paternalismo educativo por parte de la Administraci¨®n.
?Nos preocupa realmente el futuro del pa¨ªs? Pues entonces es urgente cambiar esa din¨¢mica perniciosa. Esa doble comodidad -en casa primero y en la escuela despu¨¦s- en la que nuestros j¨®venes est¨¢n inmersos y que tanto les perjudica. Los responsables pol¨ªticos deben ser conscientes de que sin barreras que se obligue a superar a los alumnos, estos no aprender¨¢n nunca a saltar. Deben tambi¨¦n reconocer que no se disminuye el fracaso escolar disminuyendo artificiosamente los suspensos sino con medidas que permitan aumentar los conocimientos de los alumnos. Para ello es tan necesario que existan evaluaciones objetivas y externas al sistema educativo y no se debiera tener pavor a las mismas. El Informe PISA ha sido altamente beneficioso, pero no deber¨ªamos esperar a que las evaluaciones nos las hagan siempre desde fuera. Implant¨¦moslas nosotros, y pronto. Y, desde luego, no estoy nada de acuerdo con lo anunciado por la ministra, en debate sobre el drama que significa la actual promoci¨®n autom¨¢tica de los alumnos, en el Congreso de Diputados (30-11-04): "No ser¨ªa adecuado sacralizar la repetici¨®n... ?Es muy ¨²til poner un n¨²mero autom¨¢tico de materias? Creemos que no. Pensamos que tiene que ser una decisi¨®n colectiva...".
En esa actitud, complaciente, de la ministra de Educaci¨®n nos encontramos otra vez con la alergia a poner normas, obligaciones.
As¨ª es muy dif¨ªcil -?imposible?- que los alumnos aprendan el valor del esfuerzo, por muchos discursos moralizantes que se hagan. Es urgente recuperar, con medidas reales y no discursos, el valor de la exigencia. La necesidad de la exigencia.
Josep Varela i Serra es catedr¨¢tico de Matem¨¢ticas de Instituto de Ense?anza Media y miembro del Consejo Social de la Universidad de Lleida.
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