A subir tocan

Son ya parte del ritual las subidas de tarifas a comienzos de a?o, un ajuste de precios que sirve en el mejor de los casos para absorber los crecimientos de costes de los servicios y en el peor para enjugar p¨¦rdidas causadas por gestiones ineficientes o subvenciones pol¨ªticas. Las tarifas el¨¦ctricas suben una media del 4,48% y la del transporte urbano en Madrid y Barcelona, el 4,8% y 4,7% respectivamente. Ambas subidas perjudican al usuario, cuando, ante una cifra de inflaci¨®n para 2005 como la prevista, de un 3,8%, lo que se necesitar¨ªan son medidas antiinflacionistas.

Los consumidores se beneficiaron de cinco a?os de recortes moderados en el recibo de la luz, de un a?o de congelaci¨®n de precios y de tres de crecimientos por debajo de la inflaci¨®n debido al efecto beneficioso de la reducci¨®n de los tipos de inter¨¦s sobre las cuentas de las empresas el¨¦ctricas. Eran la modesta contrapartida ofrecida por los primeros gobiernos del PP a la concesi¨®n de otras ping¨¹es ventajas a las operadoras, como el bill¨®n de pesetas de la Administraci¨®n en concepto de Costes de Transici¨®n a la Competencia (CTC). Pero el efecto de las reducciones de tipos se ha terminado, los costes del fuel, el carb¨®n o el gas se est¨¢n disparando y acucia la urgencia de financiar nuevas inversiones en generaci¨®n el¨¦ctrica para atender las necesidades de consumo. La suposici¨®n de que la subida de tarifas el¨¦ctricas viene exigida por el buen fin de la OPA de Gas Natural sobre Endesa es una especie maliciosa con escaso fundamento real.

La subida del transporte urbano en Madrid responde fielmente a esa reconocible pol¨ªtica del Partido Popular de prometer grandes obras, tit¨¢nicas ampliaciones de redes y brillantes infraestructuras para la capital sin mencionar el precio de tanta maravilla -futura, porque en el presente s¨®lo hay zanjas-; precio que se acaba pagando con subidas de los billetes, hasta el 36% en los ¨²ltimos seis a?os. Con el molesto agravante, de que en las grandes capitales, como Madrid y Barcelona, deber¨ªan favorecer la utilizaci¨®n del transporte urbano para aliviar la insostenible presi¨®n sobre el tr¨¢fico del autom¨®vil privado. Subir su precio no parece ser la mejor forma.