La intromisi¨®n que no para
Parece que en los actuales tiempos no existe Gobierno, casi ni Estado, sin tendencias totalitarias. Da lo mismo que sea de derechas, centro o izquierdas, que tenga mayor¨ªa absoluta o pelada, que sea americano, europeo, africano o asi¨¢tico, que haya alcanzado el poder en las urnas o mediante un golpe. La idea antigua de que s¨®lo las dictaduras eran totalitarias resulta ingenua, porque el totalitarismo consiste, sobre todo, en la intromisi¨®n de los Gobiernos en todas las esferas de la sociedad, en el af¨¢n de regularlo, controlarlo e intervenir en todo, de condicionar la vida de los ciudadanos e influir en ella, en no dejarles apenas m¨¢rgenes de libertad y decirles c¨®mo han de comportarse y organizarse, no s¨®lo en lo p¨²blico y com¨²n, sino asimismo en lo personal y privado. Y de la misma manera que se va perdiendo la creencia de que las diferencias entre particulares puedan dirimirse sin recurrir a un juez, y as¨ª los pa¨ªses se llenan de denuncias y pleitos, tambi¨¦n se est¨¢ perdiendo una noci¨®n important¨ªsima para las sociedades libres, a saber: que no todo tiene que estar regulado y supervisado por instancias superiores; que el Estado no tiene derecho a opinar de todo y menos a¨²n a dictar normas para cualquier actividad, iniciativa o costumbre. Y al perderse esa noci¨®n se le cede todo el campo al Gobierno de turno (lo que todo Gobierno desea), con la consiguiente renuncia de los individuos a sus criterios, su participaci¨®n y su autonom¨ªa. Un suicidio.
"En estas fechas ha entrado en vigor la dictatorial ley antitabaco"
En estas fechas ha entrado en vigor la -esta s¨ª- dictatorial ley antitabaco, con la Ministra Salgado permiti¨¦ndose tratar a los ciudadanos como a menores de edad, al decir a los fumadores, entre otras cosas abusivas, que acabar¨¢n agradeci¨¦ndole que les proh¨ªba fumar en tantos sitios. Con declaraciones as¨ª, esa se?ora se est¨¢ metiendo simplemente donde no la llaman. A continuaci¨®n, el Parlamento de Catalu?a crea un Consejo Audiovisual pol¨ªtico (lo es, si lo elige la propia C¨¢mara catalana), con atribuciones para sancionar y multar a emisoras de televisi¨®n y radio, y aun para cerrarlas temporalmente y conceder o negar nuevas licencias. Y acto seguido se anuncia que tambi¨¦n el Gobierno central tendr¨¢ su nefasto equivalente, un Consejo Estatal de los Medios Audiovisuales, que considerar¨¢ "faltas muy graves" cosas tan imprecisas y vagas -es decir, tan aplicables a todo, seg¨²n los intereses- como la "vulneraci¨®n del pluralismo" o, a¨²n m¨¢s rid¨ªculo si cabe, la de "los principios de objetividad y veracidad" de las informaciones. Como si toda informaci¨®n pudiera o debiera ser objetiva y la veracidad no fuera por fuerza, casi siempre, debatible y subjetiva. Por mencionar un solo ejemplo reciente, yo no creo que deba darse "objetivamente" la noticia de que tres se?oritingos barceloneses han quemado viva a una indigente por capricho, sino que han de hacerse bien expl¨ªcitos el desprecio y la condena de una acci¨®n tan repugnante. He le¨ªdo ya m¨¢s de un art¨ªculo en contra de estos Consejos, a los que se calificaba de "peligrosos". Para mi gusto, se quedaban cortos: no es que sean peligrosos por lo que puedan hacer en el futuro y c¨®mo puedan ser manejados. Es que son, en s¨ª y por principio, directamente intolerables.
Pero la tendencia totalitaria no se detiene aqu¨ª, porque no se detiene nunca por s¨ª sola, y ahora veo at¨®nito que, con pretextos varios, el Gobierno y el Congreso (como en lo del fumar, con el ins¨®lito acuerdo de todos los partidos) pretenden modificar los horarios de la poblaci¨®n espa?ola, esto es, sus h¨¢bitos y su utilizaci¨®n del tiempo. He visto en la pantalla a un tal Ignacio Buqueras, Presidente de la Comisi¨®n Nacional de Horarios, hecho un energ¨²meno y permiti¨¦ndose rega?arnos por las horas en que almorzamos, cenamos, vemos la televisi¨®n o nos acostamos. Pero, ?esto qu¨¦ es?, me pregunt¨¦ al contemplar al impertinente, y luego he tenido la inquietante sensaci¨®n de ser de los pocos que se lo han preguntado, tan lamentablemente extendida est¨¢ ya esa creencia de que los gobernantes pueden entrometerse en todo. Ese se?or Buqueras es, adem¨¢s, un aut¨¦ntico simple, por decirlo suave: al defender su propuesta de adelantar los horarios espa?oles de todo, ha declarado que "As¨ª tendr¨ªamos mejor calidad de vida y los ciudadanos dejar¨ªan de estar tensos y angustiados". No me diga. Seg¨²n Buqueras, los espa?oles s¨®lo est¨¢n tensos y angustiados por hacer una larga pausa para el almuerzo e irse tarde a la cama. Y el Gobierno permite que semejante razonador lo represente en algo, tenga un cargo y cobre del erario. ?No hay m¨¢s motivos de tensi¨®n y angustia? ?Y c¨®mo sabe Buqueras si la gente no estar¨ªa a¨²n peor con sus horarios? El atrevimiento y la simploner¨ªa de los llamados "expertos" -en casi cualquier asunto- resultan deprimentes y a menudo insultantes. Si el Gobierno no quiere ser totalitario, har¨ªa bien en no meterse donde no lo llaman, en no opinar m¨¢s de lo justo, en no entrometerse en nuestras vidas y costumbres, en administrar lo que le prestamos y en dejarnos en paz con sus vigilancias, imposiciones y manipulaciones. No se olvide que durante cuarenta a?os, no muy lejanos, ya fuimos tratados por los poderes como menores de edad y como vasallos. Ya basta.
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