Una met¨¢fora llamada Michelle
Aunque todo sucedi¨® del modo m¨¢s tranquilo, no deja de ser estremecedor. Tanto por lo que ha pasado hasta ahora como por lo que puede venir.
Por primera vez en la historia de Chile, una mujer ha sido elegida presidenta de la Rep¨²blica. La adornan virtudes nada convencionales en un pa¨ªs de tradici¨®n machista y cultivador de valores conservadores: es separada y sin hombre al lado que oficie ahora como primer damo, y ha tenido hijos de matrimonios diferentes. Es, adem¨¢s, m¨¦dica pediatra, doctorada en la comunista ex Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, hija de un general constitucionalista que colabor¨® con Salvador Allende, que no se pleg¨® al golpe de Pinochet, que fue detenido y torturado hasta sucumbir como consecuencia de un infarto, y ella misma fue apresada y sometida a vejaciones. Como decenas de miles de chilenos, tambi¨¦n parti¨® al exilio y luego trabaj¨® en la resistencia.
Es ella misma una met¨¢fora viva de las variadas formas de zozobras de las v¨ªctimas de la dictadura militar, pero tambi¨¦n de la energ¨ªa moral y la habilidad pol¨ªtica que repuso a Chile en la democracia.
A pesar de esta historia donde sobran pesadumbres y quiebres familiares, la rubia presidenta es una mujer alegre y animosa que logr¨® su precandidatura hace cosa de medio a?o transmitiendo simpat¨ªa, naturalidad y calidez.
Profesionalmente se fogue¨® en la exitosa Administraci¨®n de Ricardo Lagos. Primero como ministra de Salud, donde hizo un desesperado intento por cumplir con el ultim¨¢tum que le hab¨ªa dado el presidente de terminar en tres meses con las colas de enfermos pobres en los hospitales. No lo logr¨® pero, en vez de morir en el intento, se granje¨® el afecto de la gente, que supo apreciar su lucha contra el precario sistema de salud en Chile.
De all¨ª se mont¨® en un tanque que manej¨® con femenina sensibilidad: ministra de Defensa. ?Qu¨¦ manera de perfilarse entonces tanto ella como las Fuerzas Armadas del pospinochetismo! ?La hija de un general torturado por sus propios camaradas de armas pasa a ser su comandante en jefe! Asistimos aqu¨ª a un momento emblem¨¢tico de la recuperaci¨®n democr¨¢tica chilena. Los uniformados acatando este veredicto constitucional, y ella mostrando que la sociedad chilena elabora sus traumas y dolores por la senda del perd¨®n y la reconciliaci¨®n.
Cuando llega el momento de definir en una primaria la candidatura a la presidencia de la Rep¨²blica, la popularidad del fen¨®meno Bachelet era tan seductora que, tras un par de escarceos, su rival democratacristiana Soledad Alvear se rindi¨® a la evidencia y se quit¨® de la pugna.
Si ¨¦ste es el claro camino hasta aqu¨ª, m¨¢s incierto es el que va hacia all¨¢. ?Quo vadis, Bachelet?
No se puede negar que hay una sensaci¨®n de que el ¨¦nfasis de su Gobierno podr¨ªa estar puesto en conseguir m¨¢s equidad, mayor justicia social. Por decirlo en f¨®rmulas m¨¢s tradicionales, hay una percepci¨®n generalizada de que Bachelet ser¨ªa "m¨¢s socialista" que Lagos, y que su Ejecutivo tender¨ªa a acelerar la disminuci¨®n de la brecha entre ricos y pobres.
Si ¨¦se fuera el prop¨®sito prioritario, la nueva l¨ªder chilena tendr¨ªa a su favor algo que no tuvo Lagos: por primera vez un Parlamento con mayor¨ªa de la propia Concertaci¨®n que la llev¨® al poder. Si hay energ¨ªa "progresista" en esta combinaci¨®n, la gesti¨®n de Bachelet podr¨ªa resultar en un alegre y arm¨®nico pas de deux.
Para esto tiene que conseguir de sus ministros y asesores una ins¨®lita ecuaci¨®n en Am¨¦rica Latina: por una parte, no da?ar el ¨¦xito alcanzado con pol¨ªticas liberales que impulsaron su fuerte crecimiento econ¨®mico, y por otra, movilizar esa riqueza en beneficio de los pobres, que han sido tolerantes con las "etapas" de la reconstrucci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica de Chile, y que sienten, probablemente junto con la presidenta, que es hora de que ellos se beneficien y se les alivien las urgencias.
Si esto se intenta consecuentemente, acaso el camino no est¨¦ lleno de rosas. Pues si por cualquier motivo el agresivo empresariado chileno se ve pasado a llevar en sus intereses, puede hacer valer su irritaci¨®n.
Y son gente de armas tomar.
Aunque afortunadamente esta conocida expresi¨®n, en el Chile de hoy, es s¨®lo una inofensiva imagen literaria.
Antonio Sk¨¢rmeta es escritor chileno.
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