El predicador
"Buenas. Soy Johannes Rau. Usted me ha escrito...". Y su interlocutor en la otra punta del cable del tel¨¦fono se quedaba perplejo, porque quien le llamaba era el presidente de la Rep¨²blica Federal, que sol¨ªa contestar de su pu?o y letra las cartas que recib¨ªa de la ciudadan¨ªa; o se pon¨ªa en contacto telef¨®nico con el remitente cuando le escaseaba el tiempo. En su larga vida pol¨ªtica no fue nunca demasiado aficionado a los privilegios y ventajas de que disfrutan los cargos pol¨ªticos: su ch¨®fer, mientras detentaba la m¨¢s alta magistratura del Estado, relata que le produc¨ªa admiraci¨®n y animadversi¨®n a un tiempo la sana costumbre de respetar las se?ales de tr¨¢fico que ten¨ªa el presidente; eso originaba el nerviosismo correspondiente en el conductor oficial que pod¨ªa verse parado delante de un sem¨¢foro en rojo o atrapado en un atasco, aunque raramente su pasajero llegaba tarde a una cita o reuni¨®n de trabajo. Esas actitudes y comportamientos del presidente Rau no eran una farsa, ni los trucos y artilugios populistas de algunos pol¨ªticos a la caza del voto; eran la expresi¨®n de una convicci¨®n democr¨¢tica fundamental: el apodado, de forma ir¨®nica unas veces y afectiva otras, Predicador de Wuppertal o Hermano Johannes cre¨ªa en la igualdad y "llevaba siempre la sociedad civil en su coraz¨®n".
Y esas an¨¦cdotas que no son tales, y esas tiernas y c¨ªvicas palabras hacia un pol¨ªtico al que todos situaron en el ala derecha de la socialdemocracia alemana, el SPD, aparecieron en medios de comunicaci¨®n alternativos y verdes, un tanto alejados de la ideolog¨ªa pol¨ªtica de Johannes Rau, a quien se llev¨® la parca esta semana, pero nos dej¨® al resto de los europeos su ejemplo como dirigente. La semblanza del que fuera presidente de la Rep¨²blica Federal Alemana en esos medios de comunicaci¨®n adquiere, adem¨¢s, un mayor valor: era conocida la reticencia de Rau a formar una coalici¨®n con los verdes y alternativos a mediados de los noventa, cuando los votantes de Renania del Norte-Westfalia no le dieron una cuarta mayor¨ªa absoluta y necesitaba socios para gobernar su Estado Federal, o auton¨®mico como se dice por aqu¨ª.
Otras facetas, hitos o aspectos a considerar en la biograf¨ªa del Hermano Johannes, a lo peor, carecen de inter¨¦s por estos pagos, y no merecen la atenci¨®n de nuestra clase pol¨ªtica, auton¨®mica o no. Son aspectos o hitos con los que el vecindario puede tropezar cualquier d¨ªa en una enciclopedia o libro de historia reciente, tales como que Rau era la izquierda de la derecha y la derecha de la izquierda; que era un humanista cristiano con preocupaciones sociales, y que desde su m¨¢s temprana juventud se identific¨® con la iglesia de los evangelios, minoritaria frente a la oficial, y no con el oficialismo religioso que no condenaba las leyes racistas de N¨¹remberg; que era, tambi¨¦n en su juventud, un pacifista que propugnaba la neutralidad y el desarme de la vencida Alemania, para evitar muros y alambradas entre las gentes de su pueblo, postura minoritaria tambi¨¦n en esa ¨¦poca; que fue concejal y alcalde de su pueblo antes de dirigir los destinos del land m¨¢s poblado de su pa¨ªs, en el que tuvo que afrontar en los veinte largos a?os de su gobierno la crisis del carb¨®n y del acero en la regi¨®n del Rhur, llevar adelante una reconversi¨®n industrial y preocuparse por las nuevas tecnolog¨ªas; que se muri¨® ese otro d¨ªa convencido y convenciendo de que la familia ten¨ªa un sentido, como lo tiene la cultura, los libros, la reconciliaci¨®n hist¨®rica con los hebreos, y luchando verbalmente contra la desconexi¨®n entre la clase pol¨ªtica y el resto de la poblaci¨®n, algo al uso entre nosotros.
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