Un colegio de las Tres Mil adapta la ley educativa a las necesidades de sus alumnos
El centro, con una mayor¨ªa de etnia gitana y mucho absentismo, aplica sus propios planes
Sobre los alumnos y profesores de un colegio del barrio sevillano de las Tres Mil Viviendas pende la espada de Damocles, afilada con el 35% de absentismo escolar, de paro y de analfabetismo entre las familias de la zona m¨¢s degradada de la ciudad. Para convertir la espada en l¨¢piz y darle la vuelta, el claustro del colegio p¨²blico Andaluc¨ªa tuvo una idea: readaptar las leyes educativas para que tuvieran alg¨²n sentido para los 320 ni?os de Infantil y Primaria en unas aulas colocadas al borde de la marginaci¨®n.
En el Andaluc¨ªa suele pasar algo que no sucede en otros colegios cuando la sirena suena a las nueve de la ma?ana. De repente una clase se llena de chicos de 3? y de 4? y otra con alumnos de 5? y 6?, se disuelven los cursos, se mezclan, y durante dos horas se sientan a dar clases de lectura o de c¨¢lculo. A las 11.00 todos salen del aula y regresan a sus cursos para seguir con el nivel acad¨¦mico que se supone les corresponde.
"En esas dos horas damos clases de refuerzo. Tenemos, en 5? y 6? de Primaria siete niveles de aprendizaje distintos que son como siete velocidades", dice el director del centro Eduardo Barrera. Por supuesto, aquello que el claustro empez¨® a aplicar hace 10 a?os y que los maestros llamaron "grupos flexibles" se trataba de un plan de educaci¨®n compensatoria -para chicos desfavorecidos- que en aquel entonces no era del todo legal. "Tuvimos que saltarnos las leyes porque no estaban hechas para los ni?os del barrio. No pod¨ªamos dar clases de ingl¨¦s a alguien que no sab¨ªa leer espa?ol ni sumarse los dedos de la mano", cuenta el director. De los 26 profesores que tiene el centro, siete especialistas dejaban sus lecciones y les ense?aban a leer, a escribir, a sumar y a restar.
"Funcion¨® de maravilla", seg¨²n recuerda la jefa de estudios, ?ngela Molina. Algunos expertos en pedagog¨ªa, como la francesa C¨¦lestin Freinet, aseguran que salirse de los m¨¢rgenes de los libros de texto suele dar buenos resultados, aunque en esta ocasi¨®n el invento transgred¨ªa la misma normativa educativa. Ni la LOGSE (Ley de Educaci¨®n de 1990) ni la LOCE (2003) calzaban bien con un colegio que se enfrentaba cada ma?ana al absentismo, al desinter¨¦s de muchas familias, a la delincuencia que rodeaba las verjas del centro y a una falta de perspectivas educativas que hac¨ªa inviable el que los docentes hablaran a los padres del paso de sus hijos a Bachillerato o a la Universidad.
Despu¨¦s de siete a?os, los mismos maestros reconocieron los defectos de aquel plan que superaba los l¨ªmites del marco legal y vieron c¨®mo pod¨ªan mejorarlo estudiando otras f¨®rmulas. "Los grupos flexibles daban resultado, pero no se pod¨ªa negar que eran algo clasistas. Orden¨¢bamos a los alumnos, no por edades ni cursos, sino por el grado de conocimiento que ten¨ªan. Trat¨¢bamos de que los m¨¢s retrasados no frenasen a los que iban avanzados, y a¨²n funcionando muy bien, preferimos mejorarlo", recuerda Barrera.
El otro problema era que para reforzar esas clases de Lengua y C¨¢lculo, el centro incumpl¨ªa el horario escolar que establece el n¨²mero de clases m¨ªnimo que debe tener cada materia. Pasaron siete a?os sorteando los impositivos de las leyes educativas para que las clases sirvieran de algo a los ni?os. "La inspecci¨®n t¨¦cnica sab¨ªa que mand¨¢bamos datos falsos a la memoria informativa de la Delegaci¨®n de Educaci¨®n. Si hubi¨¦semos enviado nuestros horarios de verdad, el sistema inform¨¢tico los habr¨ªa escupido", explica el director. Los grupos flexibles terminaron readapt¨¢ndose a la pol¨ªtica de educaci¨®n compensatoria de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n, que aprob¨® definitivamente el plan del Colegio Andaluc¨ªa en junio de 2003.
Los grupos flexibles se practican ahora en todo el colegio, aunque en este ¨²ltimo curso, los profesores est¨¢n experimentando con otra metodolog¨ªa distinta s¨®lo para alumnos de 6?. La nueva vuelta de tuerca es el llamado aprendizaje cooperativo-interactivo: esto es, hacer uso de dos profesores por aula y plantearle al alumno un proyecto propio. "Los chicos han elegido como t¨®pico Egipto. As¨ª que sobre ese tema versan todas las asignaturas: textos de lenguaje, problemas de c¨¢lculo, incluso han visitado una exposici¨®n en Madrid sobre la civilizaci¨®n egipcia la semana pasada", cuenta la jefa de estudios.
El Colegio Andaluc¨ªa inici¨® una odisea de renovaci¨®n pedag¨®gica salt¨¢ndose ciertas normas, pero el resultado fue positivo para los alumnos. La paradoja es que fue la falta de medios y la adversidad del barrio de las Tres Mil lo que agudiz¨® la implicaci¨®n del claustro hasta el punto de que un colegio en el que dos tercios de la plantilla interina se renovaba cada curso y donde las bajas por depresi¨®n de los maestros eran habituales, acab¨® convirti¨¦ndose en un equipo compacto capaz de implicar a los profesores, a los chicos y a sus familias.
La Junta no ha sacado este a?o las plazas a concurso de traslado para que los profesores interinos puedan continuar y potenciar el trabajo con sus alumnos.
Lecci¨®n gitana para un maestro
El 90% de los alumnos del colegio p¨²blico Andaluc¨ªa es de etnia gitana. Los profesores, excepto dos maestras, son todos payos. Educar obviando esa diferencia era un desprop¨®sito, de modo que los docentes eligieron voluntariamente asistir a cursos de formaci¨®n de cultura gitana, de 30 horas al a?o. "La cultura que la escuela imparte es la de la sociedad que domina, en este caso la de los payos", dice el director del centro, Eduardo Barrera. Algunos miembros del claustro pertenecen a la Asociaci¨®n de Ense?antes con Gitanos, una entidad de ¨¢mbito estatal que denuncia la escasa o nula menci¨®n del pueblo gitano en los libros de texto que se usan en la escuela. Por ello, desde hace dos a?os los profesores del Andaluc¨ªa han empezado a elaborar materiales propios de estudio en el aula (unidades did¨¢cticas) en los que los chicos ven reflejados su estilo de vida y las inquietudes de su gente en el d¨ªa a d¨ªa. "Tratamos de ofrecerles de forma compensada los valores que hay en la Constituci¨®n espa?ola, los derechos del Estatuto andaluz y las leyes no escritas de los gitanos", cuenta el director. En algunas ocasiones, los maestros han llegado a ir en busca de alg¨²n miembro respetado de la comunidad gitana del barrio, como el T¨ªo Juan o la T¨ªa Carmen, personas mayores a los que los muchachos les profesan la mayor atenci¨®n del mundo y en las que ven reconocidos tambi¨¦n los valores propios de su etnia. "La convivencia y el respeto mutuo tiene que ser una lecci¨®n que les llegue tanto de los payos como de los gitanos", concluye el director.
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