Pasatiempos exc¨¦ntricos
AL MENOS una vez al a?o, los suplementos culturales de los peri¨®dicos publican un art¨ªculo dedicado a la obra de alg¨²n escritor olvidado. Se trata de una ley de g¨¦nero: as¨ª como en los parques hay monumentos al soldado desconocido, en los peri¨®dicos hay homenajes al escritor olvidado. Por supuesto que los nombres de los escritores var¨ªan a?o a a?o; la lista es infinita, tan larga como el propio olvido. Especie de brigada de rescate, la buena intenci¨®n del periodismo rescatista es tal, que a veces se repiten los nombres con s¨®lo unos a?os de diferencia. Hay escritores que fueron rescatados dos o tres veces en la misma d¨¦cada; especies de cabezas duras refractarios al esfuerzo editorial, testarudos en mantenerse en el olvido. Ingratos.
Mariani -escritor argentino, autor de 7 historias bochornosas- no es uno de ellos: a ¨¦l ni siquiera le lleg¨® el rescate, el desinter¨¦s parece ser su herencia (este mismo art¨ªculo no debe leerse m¨¢s que como el pr¨®logo a ese olvido). Sobre ¨¦l no se publican art¨ªculos, no se escriben tesis de doctorado, no se reeditan sus libros, no se realizan congresos en homenaje. Nunca una calle llevar¨¢ su nombre. Y cuando no impera el olvido, opera el equ¨ªvoco: Mariani firmaba a secas, as¨ª, s¨®lo Mariani, para no ser confundido con su t¨ªo, Roberto Mariani, autor de Cuentos de la oficina, el texto m¨¢s sofisticado que dio el costumbrismo porte?o del grupo de Boedo.
Mariani llev¨® al extremo el mito fundante de la literatura moderna: escribir un libro ¨²nico y genial. En efecto, eso es 7 historias bochornosas, publicado por la editorial Sudamericana en Buenos Aires, en 1968. Una serie de relatos escritos en una lengua puesta en crisis; como si la sintaxis hubiera entrado en un proceso de tartamudeo terminal, la necesidad de personajes desalojada de su centralidad, el sentido colocado en suspenso y la pol¨ªtica aplicada al lenguaje. Y en medio de esa fractura irreparable, de ese vanguardismo del idioma, aparece la violencia extrema:
"-Pap¨¢, me dice con una vocecita.
-Qu¨¦ quiere mi ni?ito, le contesto acarici¨¢ndole la frente. Qu¨¦ dulce es cuando est¨¢ tranquilo.
-Pap¨¢ -repite con voz m¨¢s firme-. Un d¨ªa de estos te voy a matar, ya vas a ver, un d¨ªa de estos...".
Mariani hizo de la excentricidad su pasatiempo favorito. Vivi¨® m¨¢s de veinte a?os en Brasil ejerciendo los m¨¢s diversos oficios; ge¨®logo, financista, barman, vendedor de libros por las playas, mendigo; y luego fue a morir a la Patagonia, en Zapala, una ciudad perdida en el sur. Pero antes, a mediados de los sesenta, en Buenos Aires, fue amigo de grandes escritores como N¨¦stor S¨¢nchez y H¨¦ctor Libertella, fue borrach¨ªn en bares, polemista agudo, actor de cine, y sobre todo fundador de la revista Opium; una revista libertaria, irreverente, llena de iron¨ªa. La revista dur¨® poco, como todo lo bueno, apenas seis n¨²meros, pero lo suficiente como para dejar su sello; el sello de una literatura radical. Seg¨²n el cr¨ªtico Rafael Cippolini, lo que hizo Opium es "impresentable a d¨¦cadas de correcci¨®n literaria" y es cierto. Ahora que buena parte de la literatura parece estar influenciada por manuales de corte y confecci¨®n, textos como el de Mariani permiten pensar en una historia de la cultura que privilegie la incorrecci¨®n literaria a los buenos modales, una escritura audaz a la ins¨ªpida prosa tersa, la erudici¨®n, la inteligencia y la iron¨ªa a la seducci¨®n de la frase media, y al escritor como un intelectual cr¨ªtico antes que como un viajante de comercio.
Si alguna influencia ronda las 7 historias bochornosas es la del jazz. Aqu¨ª la cosa puede volverse m¨¢s convencional. Muchos escritores de los sesenta -de Perec a Cort¨¢zar- est¨¢n influenciados por el jazz. Pero mientras que para ellos el jazz termina siendo un elemento tranquilizador (primero el solo de trompeta, despu¨¦s el de saxo, luego el del bajo, m¨¢s tarde el de bater¨ªa y finalmente... ?Plim, caja!), en Mariani el jazz es una met¨¢fora de la desintegraci¨®n del sentido, de la destrucci¨®n de toda forma establecida, de la sintaxis hecha polvo. La improvisaci¨®n entendida como un lugar del que no se vuelve.
Mariani naci¨® en Buenos Aires en 1936 y probablemente haya muerto el a?o pasado, las noticias son inciertas y ya muchas veces fue dado por muerto, an¨¦cdota absolutamente irrelevante para un escritor como ¨¦l.
Dami¨¢n Tabarovsky (Buenos Aires, 1967) es autor de la novela Kafka de vacaciones y del ensayo Literatura de izquierda (ambos en Beatriz Viterbo Editora). Pr¨®ximamente publicar¨¢ en Espa?a la novela La expectativa (Caballo de Troya).
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