Las f¨¢bulas de Stevenson
Una de las obras m¨¢s originales y menos conocidas de Robert Louis Stevenson (1850-1894) son sus F¨¢bulas, una heterog¨¦nea colecci¨®n de relatos breves publicadas p¨®stumamente por su amigo y mentor Sidney Colvin. Pese a su relativa oscuridad, estas piezas han tenido siempre grandes admiradores. As¨ª, Jorge Luis Borges declar¨® a menudo cu¨¢nto les deb¨ªa, como a RLS en general, y en los ¨²ltimos a?os de su vida lleg¨® a publicar en colaboraci¨®n con Roberto Alifano una traducci¨®n de las F¨¢bulas (Legasa, Buenos Aires, 1983), en cuyo pr¨®logo afirmaba que, si bien se trataba de "un libro lateral" en la obra del autor escoc¨¦s, tambi¨¦n era "una breve y secreta obra maestra" en la que estaban toda "su imaginaci¨®n, su coraje y su gracia". Como g¨¦nero literario, sosten¨ªa Stevenson, una f¨¢bula hab¨ªa de sorprender al lector por su audacia, y deb¨ªa combinar siempre lo on¨ªrico con lo aleg¨®rico, o un ap¨®logo moral, pero sin ofrecer soluciones f¨¢ciles o ¨²nicas al problema planteado. Corresponde al lector permanecer siempre alerta, para intentar ser justo en un mundo injusto. No se conoce la fecha de composici¨®n de las F¨¢bulas: por su correspondencia, se sabe que RLS escribi¨® las primeras hacia 1874. Quiz¨¢ s¨®lo a?adiera textos muy de vez en cuando durante los diez a?os siguientes, aunque relatos como Will el del molino de 1878 o Markheim de 1885 participan del esp¨ªritu de las f¨¢bulas. En el invierno de 1887-1888 redact¨® unas cuantas m¨¢s y debi¨® de pensar que ten¨ªa suficientes para su publicaci¨®n en libro, pues firm¨® un acuerdo con la editorial Longman's en mayo de 1888. Durante sus viajes por el Pac¨ªfico y su instalaci¨®n ¨²ltima en Samoa, el proyecto fue postergado, aunque al menos dos de las f¨¢bulas conocidas datan de esos a?os.
Las dos f¨¢bulas que aqu¨ª se presentan, El Relojero y El mono cient¨ªfico, hab¨ªan permanecido in¨¦ditas hasta ahora en los fondos de la colecci¨®n Beinecke de la Universidad de Yale, aunque los especialistas conoc¨ªan su existencia. El profesor Ralph Parfect, del King's College de Londres, acaba de editarlas en una revista acad¨¦mica (English Literature in Transition, 1880-1920, volumen 48, IV, 2005) y en el suplemento literario del Times del 20 de enero pasado. Son los ¨²nicos manuscritos que se conservan del conjunto de f¨¢bulas y claramente formaban parte de una copia aut¨®grafa completa, sin fecha, pues las p¨¢ginas de los relatos van numeradas, respectivamente, de 15 a 19 y de 22 a 25. Pudiera tratarse de la que manej¨® Sidney Colvin para su publicaci¨®n original en la revista Longman's Magazine en agosto y septiembre de 1895, y luego en volumen al a?o siguiente. En opini¨®n de Parfect, fue Colvin quien omiti¨® estas dos f¨¢bulas, acaso por parecerle inacabadas (es cierto que carecen de moraleja final en verso, pero s¨®lo tres de las veinte f¨¢bulas publicadas incluyen una), o faltas de una ¨²ltima revisi¨®n (se aprecian en ellas algunas inconsistencias), o incluso porque tem¨ªa que el tono irreverente con que tratan de la religi¨®n y de la ciencia hubiera podido deslucir la fama p¨®stuma del autor (pero entre las f¨¢bulas que edit¨® Colvin hay otras no menos irreverentes o cr¨ªticas con las ideas de la ¨¦poca). Sea como fuere, su publicaci¨®n permite a?adir al canon stevensoniano dos peque?as joyas, que tratan temas que conservan plena vigencia, y en las que el subversivo humor del autor y su exigente postura ¨¦tica destacan con su caracter¨ªstica brillantez.
Antonio Iriarte, traductor de las obras de Stevenson en Espa?a.
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