'Mort pour la patrie'
La presidenta de la Fundaci¨®n V¨ªctimas del Terrorismo reflexiona sobre la situaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco en el aniversario del asesinato de su hermano por ETA.
Querido Joxeba, hace tres a?os que te mataron sin que desde entonces hayamos sido informados por la polic¨ªa auton¨®mica acerca de la investigaci¨®n sobre tu caso. Tampoco se ha hecho nadie eco de tu denuncia sobre la retenci¨®n que sufriste por parte de unos agentes que en tu opini¨®n eran miembros "corruptos" de la parte pol¨ªtica-paranoica de la Ertzaintza. Queremos pensar que actuaban por su cuenta y riesgo en la comisar¨ªa de Amara Viejo, porque no es lo mismo que la Consejer¨ªa no quiera saber que estar detr¨¢s de algo tan sucio.
No son cuestiones menores, pero no hemos podido interesarnos en la investigaci¨®n para promover el mayor celo posible en la misma y conocer los hechos. Tampoco hemos podido seguir los indicios de esa trama de corrupci¨®n en alg¨²n nivel muy profundo de la Ertzaintza, tan profundo como para que se atrevieran a amenazarte en una comisar¨ªa con pasar tus datos a los etarras si segu¨ªas siendo como eras, di¨¢fano en la persecuci¨®n de los delitos, sin esconderte ni cuando estuviste en la Ertzaintza, ni en Andoain. Lo sentimos, querido Joxeba. Seguramente s¨®lo quer¨ªan asustarte un poco m¨¢s. Retorcerte un poco m¨¢s por dentro. Un poco m¨¢s de sadismo a?adido a la tortura de los ¨²ltimos a?os que pasaste vivo. No te merec¨ªas la tortura que sufriste durante casi nueve a?os, desde que te comunicaron que hab¨ªan estado a punto de asesinarte. No te merec¨ªas el miedo al que hac¨ªas frente cuando estabas solo y escrib¨ªas tu angustia; no merec¨ªas el acoso, ni los golpes que te propin¨® XXX cuando en compa?¨ªa de otros matones os atacaron en la Casa del Pueblo de Andoain, mientras a ti, en concreto, adem¨¢s de agredirte, te amenazaba de muerte. El juicio se celebr¨® en Tolosa, pero como ya te hab¨ªan matado no pudiste testificar. No le sali¨® muy caro al culpable. No merec¨ªas la quema del coche, los c¨®cteles incendiarios intentando quemar la casa. No merec¨ªas aquellas balas hace tres a?os ni mereces ahora que tu caso no llegue a aclararse nunca, que jam¨¢s se juzgue y que no se limpie de matones la polic¨ªa auton¨®mica, pero las cosas est¨¢n as¨ª. Seguramente los culpables no ser¨¢n juzgados ni encerrados. Por eso no tendr¨¢n que hacernos chantaje emocional para que perdonemos a tus asesinos sin necesidad de que nos pidan perd¨®n.
Vivimos malos tiempos para los valores superiores de nuestro ordenamiento jur¨ªdico. T¨², que supiste madurar y dejar atr¨¢s tu fanatismo juvenil, hiciste frente a tu responsabilidad y te arriesgaste por esos valores que, en tu opini¨®n, deb¨ªan ser defendidos por cada uno de nosotros: libertad, igualdad, justicia y pluralismo pol¨ªtico.
Corren malos tiempos para los valores superiores de nuestro ordenamiento jur¨ªdico, hay listos y hay tontos, Joxeba. T¨² y tu familia somos de los que nunca han ca¨ªdo de pie en las tres ¨²ltimas generaciones, de los que reciben siempre las bofetadas. Queremos que los ni?os sean buena gente, no les vamos a ense?ar el relativismo -flexibilidad se llama ahora- a la hora de abordar la materializaci¨®n de esos valores superiores democr¨¢ticos, tampoco a la hora de utilizar las palabras, aunque tratamos tambi¨¦n de ense?arles a protegerse de los tah¨²res de las palabras y los valores para que por lo menos no se aprovechen de ellos directamente. La am¨¢ cubre todos los flancos, con los ni?os, con la casa, con tu memoria, y nos rega?a a todos, a los grandes y a los peque?os, as¨ª que sabemos que todav¨ªa tiene mucha fuerza. Titi te echa de menos por cada poro de su piel, pero eso ya lo sabes. Tu hermana peque?a siempre siente tentaciones de escapar, pero al final nos organizamos entre todos para preservar por lo menos tu grito de libertad. Cuando encontramos tu poes¨ªa, donde guardabas tus papeles, ¨¦sa en la que present¨ªas tu asesinato y s¨®lo ped¨ªas que tu grito de libertad lo acogieran los ciudadanos, supimos que se convert¨ªa en una obligaci¨®n para nosotros. No eres distinto a otra v¨ªctima salvo en que nos dejaste escrito que hici¨¦ramos p¨²blico tu grito de libertad. Por eso vencemos el pudor. No nos lo decimos, pero todos los mayores de la familia hablamos contigo cuando estamos preocupados, porque nos hacemos la ilusi¨®n de que nos sonr¨ªes y nos abrazas.
Hemos le¨ªdo una entrevista reciente de Arnaldo Otegi en el diario Gara. Est¨¢n dispuestos a flexibilizar al m¨¢ximo las condiciones de pago, sit¨²an en el tejado de todos los dem¨¢s el pago para que dejen de matar. Interesantes condiciones de pago, flexibilidad en los plazos de entrega de los pagos o m¨¢s muertos sobre la mesa, ¨¦sa es la esencia de la oferta. No sabemos qu¨¦ va a pasar, pero muchos d¨ªas nos damos cuenta de que a lo mejor no estamos donde deber¨ªamos para no perturbar el di¨¢logo previo al proceso de paz, que es como ahora se llama a lo que luego tal vez se califique como momento ilusionante donde no habr¨¢ vencedores ni vencidos. Ante un fen¨®meno de terrorismo, la experiencia habla siempre de vencedores y de vencidos. Otegi lo dijo hace poco. Desde luego, los terroristas pueden salir vencidos o vencedores, pero cada vez se sabe menos qu¨¦ significan las palabras.
Palabras. Los d¨ªas que siguieron a tu asesinato recibimos malas palabras, pero aguantamos el tir¨®n, a pesar del sufrimiento emocional que nos causaban por se?alar algunos hechos reales sin disimular las palabras. Ahora se usan buenas palabras sin cambiar el fondo de la cuesti¨®n: que los nacionalistas no asumir¨¢n su responsabilidad por no haber parado el espanto durante varias generaciones, que los asesinos y su entorno no asumir¨¢n su responsabilidad por haber matado o ayudado a matar de palabra o de obra, y que con buenas palabras la carga moral de la reinserci¨®n tal vez se ponga sobre las v¨ªctimas sin ninguna exigencia para los asesinos. Tal vez se fotograf¨ªe alg¨²n relevante encuentro entre alguna v¨ªctima y alg¨²n asesino orgulloso de no haber tenido que mirar a su conciencia, pero sin cara de avasallar, o con alg¨²n familiar suyo. Es un suponer, se podr¨ªan imaginar numerosas escenas ejemplarizantes para que los poderes socioculturales y pol¨ªticos de nuestra sociedad sientan una ¨ªntima satisfacci¨®n. Con el viento de los listos de cara tal vez se celebren actos p¨²blicos donde aparezcan por fin hasta los deportistas, las estrellas de la cocina y los bertsolaris. La paz. Tal vez se canten en vuestro honor las hermos¨ªsimas canciones con las que se envenenaron los primeros fan¨¢ticos de la patria -Mort pour la patrie o Tirikitrauki-. T¨² tambi¨¦n sucumbiste un d¨ªa a su encanto.
Nosotros, ahora mismo, no esperamos en realidad ni una mala palabra, ni una buena acci¨®n. Te queremos mucho.
(*) Firman tambi¨¦n este art¨ªculo Est¨ªbaliz Garmendia, Pilar Ruiz e I?aki Pagazaurtundua Ruiz.
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