Respeto
El tiempo pasa y los presos de ETA van cumpliendo sus penas. No puede ser de otro modo en un pa¨ªs que, afortunadamente, no tiene en su C¨®digo Penal ni la pena de muerte ni la cadena perpetua. Todos los a?os -gobierne el PP o gobierne el PSOE- hay terroristas que cometieron sus cr¨ªmenes en los ochenta o en los noventa que est¨¢n saliendo a la calle. Son consecuencias del normal cumplimiento de las normas del Estado de derecho, que, hasta ahora, no hab¨ªan sido objeto de mayor controversia. ?Qu¨¦ ha cambiado? Simplemente que concurren tres circunstancias especiales: desde el Gobierno se ha hecho anidar en la opini¨®n p¨²blica la idea de que hay un proceso de paz en curso, del que no sabemos casi nada; al cumplirse veinte a?os de algunos de los m¨¢s atroces cr¨ªmenes de ETA pueden salir a la calle algunos de los terroristas m¨¢s crueles de la banda; y el PP vive, en la oposici¨®n, en plena fase populista.
Sin duda, a nadie le resulta agradable la idea de poder cruzarse un d¨ªa con algunos de los autores, por ejemplo, de la masacre de Hipercor. Y lo que es dif¨ªcil de soportar para los ciudadanos es directamente insoportable para las v¨ªctimas y sus familiares. Estos etarras salen o saldr¨¢n despu¨¦s de haber cumplido muchos de ellos quince o veinte a?os de c¨¢rcel. Lo cual no es ninguna menudez. Y lo digo porque tal como algunos lo plantean podr¨ªa parecer que entraron anteayer. Y salen porque la ley lo prev¨¦ as¨ª, al margen de cualquier voluntad o intenci¨®n pol¨ªtica.
Lo propio del populismo es situarse por encima del Estado de derecho y dar a entender que ¨¦ste se puede moldear a voluntad o capricho del que gobierna. A partir de ah¨ª el populista construye sus ficciones: si ¨¦l gobernara estos presos no saldr¨ªan a la calle. Y si fuera necesario se cambiar¨ªan las leyes. Las dos cosas son falsas. Cambiar las leyes no impedir¨ªa lo m¨¢s m¨ªnimo que estos presos salieran a la calle. ?Por qu¨¦? Sencillamente, porque el art¨ªculo 9 de la Constituci¨®n proh¨ªbe tajantemente la retroactividad de las medidas sancionadoras de car¨¢cter desfavorable a la persona condenada. ?Qu¨¦ pretende, entonces, el PP? ?Emprender la reforma constitucional desmantelando uno de los puntos esenciales del Estado liberal de derecho?
El PP sabe, tan bien como el Gobierno, que hay poco margen para impedir que esta gente salga a la calle una vez hayan cumplido sus penas acumuladas, con las reducciones legalmente previstas. El C¨®digo Penal del 73 en este terreno era m¨¢s beneficioso que el del 95, y todas estas personas condenadas antes de esta fecha tienen derecho a escoger. La ¨²nica posibilidad es encontrarles alguna conducta delictiva cometida con posterioridad a la condena. Lo cual es dif¨ªcil en la medida en que todo este tiempo han estado en la c¨¢rcel. En cualquier caso, es el camino que la Audiencia Nacional ha abierto para evitar una futura excarcelaci¨®n del etarra Henri Parot. De modo que el Gobierno actual poco puede hacer, como nada pudo hacer el Gobierno del PP para que 59 etarras dejaran la c¨¢rcel en circunstancias parecidas en los a?os del aznarismo. Ser¨¢ la polic¨ªa la que tendr¨¢ que evitar que estos personajes, una vez en la calle, vuelvan a delinquir.
?Que el Gobierno ha sido imprudente con sus insinuaciones sobre el proceso de paz? Es probable. Pero esto no justifica la manipulaci¨®n de los hechos que hace el PP. ETA y Batasuna tienen abogados suficientemente expertos como para saber que los presos que ahora van a salir saldr¨ªan igual con o sin negociaciones de paz. O sea, que si este fuera el pago, tendr¨ªamos que estar todos muy contentos, porque habr¨ªa salido gratis. Har¨ªa bien el PP de recordar el ejemplo de su fundador, Manuel Fraga Iribarne, que durante los conversaciones de Argelia llamaba constantemente al Gobierno por si pod¨ªa ayudar en algo. Cuesti¨®n de sentido del Estado. Ser¨ªa de buena ley que los partidos hicieran pedagog¨ªa del Estado de derecho, en vez de lanzarse por la pendiente de la demagogia. Enga?ar a los ciudadanos, no es respetarles.
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