La Real Sociedad se cura en Riazor

El Depor ha instalado un balneario en Riazor, donde fluye un agua milagrosa capaz de sanar al visitante m¨¢s achacoso. Por all¨ª llegan forasteros con tan mala pinta como la Real Sociedad y se marchan tan lozanos y saludables. Tres meses cumpl¨ªa ayer el Depor sin ganar en casa, y para celebrarlo se regal¨® otra derrota, aderezada con ese f¨²tbol infame que se ha convertido en la siniestra marca de Riazor.

Cada partido del Deportivo en casa es como una reproducci¨®n minuciosa del anterior. Con independencia del rival, el cuadro de Caparr¨®s, que casi siempre viene de hacer algo importante en cualquier estadio lejano, se desnuda ante su p¨²blico, que asiste al espect¨¢culo con callada resignaci¨®n, aunque anoche explotase al final del duelo. Cada cita en Riazor es una prueba de que para el Depor, que tan bien se maneja fuera de casa al contragolpe, resulta un suplicio la obligaci¨®n de llevar la iniciativa del juego. Cuando estaba Valer¨®n se echaba en falta la delantera. Ahora, con El flaco lesionado, ni siquiera hay oportunidad, porque el f¨²tbol ya se desvanece antes del alcanzar el ¨¢rea. El p¨²blico trata de ilusionarse con cualquier cosita, desde los arrebatos de pasi¨®n de Munitis hasta alguna novedad ocasional, como la aparici¨®n en la primera parte del joven Iv¨¢n Carril, que supli¨® al lesionado Gallardo e irrumpi¨® con cierta energ¨ªa por la banda derecha. Detalles que son apenas gotas en medio de un oc¨¦ano de desolaci¨®n.

Anoche lleg¨® a Riazor uno de los equipos con peor balance como visitante y con una defensa visiblemente vulnerable. No se puede decir que la Real se amurallase, ya que Arconada aline¨® hasta cuatro futbolistas situados por delante de la pelota. Con todo, confirm¨® su impresi¨®n de equipo melanc¨®lico y atribulado por las urgencias, que se limit¨® a organizarse decorosamente. Pero el Depor juega siempre en Riazor como si estuviese escalando una monta?a inaccesible. Y aunque la Real dio m¨¢s de un motivo para corroborar las sospechas que transmite su defensa, ni as¨ª fue capaz el Depor de ponerla en apuros. De toda la primera parte lo m¨¢s rescatable fue una acci¨®n de Trist¨¢n, que recibi¨® de espaldas, se dio la vuelta ante un defensa y remat¨® muy pegado al palo en lo que pudo ser un hermoso gol por apenas unos cent¨ªmetros.

Ya que su juego no contribu¨ªa mucho al espect¨¢culo, el Depor decidi¨® amenizar la segunda parte regalando un gol a la Real casi sin salir del vestuario. En un minuto hubo tiempo para que el equipo de Arconada forzase un c¨®rner y Garitano cabecease a la red aprovechando un error de marcaje de C¨¦sar, a quien Caparr¨®s arroj¨® poco despu¨¦s a los leones al sustituirle por Arizmendi. Arconada quiso administrar la renta con la mayor taca?er¨ªa posible y, a su vez, reemplaz¨® de inmediato al ariete Skoubo por un centrocampista, Xabi Prieto. No le sali¨® mal, porque su equipo se hab¨ªa armado psicol¨®gicamente y pas¨® a controlar el partido sin despeinarse. Al Depor no le sirvi¨® de nada jugar con cuatro delanteros, sometidos a un bombardeo por sus compa?eros, cuya ¨²nica idea parece ser el pelotazo m¨¢s t¨¦trico.