El caos se impone al orden

Al Atl¨¦tico, los n¨²meros le susurran cosas prometedoras. Le dicen que se acerca a Europa. Que lleva cuatro partidos consecutivos venciendo en su estadio. Que es el mejor equipo de la segunda vuelta. Que Fernando Torres es el m¨¢ximo goleador, con siete tantos, de esta manga del campeonato. En definitiva, que todo va bien, luce el sol y la vida es bella. Los n¨²meros dicen todo eso, pero el p¨²blico del Calder¨®n, tradicionalmente muy indulgente con sus chicos, no estaba contento. Estaba enfadado. Ten¨ªa sus motivos. El grupo de Pepe Murcia defendi¨® tan mal como casi siempre. En ocasiones, rozando el rid¨ªculo. Pero es que adem¨¢s mostr¨® un juego tan turbio como el limo del fondo del vecino r¨ªo Manzanares. S¨®lo alcanz¨® un nivel discreto el b¨²lgaro Petrov, que tras la amnesia del pasado s¨¢bado en el Bernab¨¦u, recuper¨® la inercia de subir la banda.

Al Racing, que tiene un algo militar, le gusta la geometr¨ªa plana. Sus jugadores dibujan formas en el c¨¦sped. Un cuadrado, un hex¨¢gono, un tri¨¢ngulo. Todo seg¨²n corresponda al repliegue o al despliegue. Pero son s¨®lo siluetas. No tienen profundidad. En resumen, que se sit¨²a muy bien en el campo. Pero no tiene remate. Por eso, hasta ayer, s¨®lo hab¨ªa marcado 23 goles. Pinilla, su hombre m¨¢s adelantado, tuvo varias oportunidades fant¨¢sticas. Pero las fall¨® todas. Incluida una antes del primer cuarto de hora en la que aprovechando el atolondramiento de la muy atolondrada defensa del Atl¨¦tico se qued¨® solo y con el portero en desventaja a un metro de la red.

Pero si la formaci¨®n disciplinada en escuadrilla no le sirve al conjunto c¨¢ntabro para marcar goles, s¨ª le funciona para dificultar mucho los movimientos del rival. Sobre todo, si el rival renuncia a que la pelota pase por el centro del campo. El Atl¨¦tico decidi¨® que el bal¨®n no estaba en buenas manos si se deten¨ªa en la zona de Gabi y de Colsa. As¨ª, los centrales lanzaban las carreras de Petrov o forzaban la pelea de Torres y Kezman por controlar los pelotazos. La banda derecha, supuestamente cosa de Galletti, no dio se?ales de vida en los noventa minutos.

El Racing cumpl¨ªa con el manual de su t¨¦cnico y el Atl¨¦tico, abroncado por sus propios hinchas, se sosten¨ªa gracias a la incapacidad ofensiva del equipo santanderino. Eso, hasta que el ¨¢rbitro, r¨ªgido el brazo, se?al¨® el punto de penalti tras una ca¨ªda de Colsa en el ¨¢rea. Marc¨® Torres. A los cinco minutos, empat¨® el Racing aprovechando la p¨¦sima interpretaci¨®n defensiva de la defensa rojiblanca de las jugadas a bal¨®n parado. El ¨¢rbitro expuls¨® a Manolo Preciado. Y un minuto despu¨¦s marc¨® Pablo en un cabezazo. No hab¨ªa f¨²tbol. Pero pasaban cosas. Entre otras, que el rigor t¨¢ctico del Racing qued¨® destruido, desquiciado por el caos rojiblanco.

El ¨²ltimo cuarto de hora del choque fue un brumoso ir y venir de la pelota de porter¨ªa a porter¨ªa. Pero sin que nadie tuviese muy claro c¨®mo hab¨ªa conseguido el bal¨®n cruzar todo el campo. Fueron los minutos menos memorables de uno de los partidos menos memorables de la temporada en el estadio del Manzanares. S¨®lo dej¨® algunas muestras de inter¨¦s en entretener al personal Melo, un mediapunta habilidoso del Racing, que debi¨® abandonar el c¨¦sped descorazonado por tener que ingeni¨¢rselas para meter muy buenos pases a Pinilla o Anto?ito, sabiendo que ninguno de los dos los iba a aprovechar. Tambi¨¦n estuvieron correctos los dos porteros. El del Racing, Aouate, no not¨® la ausencia de una cruz en su camiseta. El meta israel¨ª, jud¨ªo, pidi¨® que le descosieran el s¨ªmbolo cristiano que incluye la publicidad del conjunto c¨¢ntabro. Aunque no estuvo demasiado exigido, s¨ª fue relevante su actuaci¨®n al detener una falta sacada por Petrov en el primer tiempo.