"Mi novela es una eleg¨ªa a una forma de vivir que desapareci¨® de un plumazo el 11 de septiembre"
La cita es en su casa, un brownstone de tres plantas ubicado en Park Slope, cerca de la S¨¦ptima Avenida, en una calle en cuesta que recuerda vivamente la atm¨®sfera recreada en Smoke y Blue in the Face, dos pel¨ªculas que captan con la misma riqueza de matices que sus narraciones el esp¨ªritu de Brooklyn, el idiosincr¨¢sico barrio en el que Paul Auster vive desde hace dos d¨¦cadas. El autor de Leviat¨¢n y La m¨²sica del azar acaba de cumplir 59 a?os. En una pared de la biblioteca cuelga una solemne declaraci¨®n firmada por el presidente de la Junta Municipal de Brooklyn que da cuenta de una efem¨¦rides recientemente instaurada: la proclamaci¨®n del 26 de febrero como "El d¨ªa de Paul Auster". Su ¨²ltima novela, la n¨²mero doce en su haber, es un encendido homenaje a Brooklyn y a las gentes que lo habitan.
"Mi manera de aproximarme al lenguaje es la de un poeta, no se diferencia en nada de la actitud que ten¨ªa cuando escrib¨ªa poes¨ªa"
PREGUNTA. Sus novelas se caracterizan por tener finales abiertos o ambiguos. Sin embargo, Brookly Follies tiene un final feliz. ?Ha escrito Paul Auster una comedia rom¨¢ntica?
RESPUESTA. Desde luego, es una comedia, aunque no s¨¦ si rom¨¢ntica. Suceden cosas tristes y hay episodios oscuros, pero al final, a la mayor¨ªa de los personajes les salen bien las cosas. Tambi¨¦n hay una veta pol¨ªtica, sobre todo por parte de Tom, uno de los personajes principales, que es muy cr¨ªtico con la Administraci¨®n de Bush. Hay que tener en cuenta que la novela transcurre en el periodo de las elecciones presidenciales del a?o 2000. Se habla bastante de la situaci¨®n que aqueja a este pa¨ªs. Tom no es precisamente republicano y sus ideas se expresan con toda claridad en Brooklyn Follies. Es cierto que de todas las novelas que he escrito, ¨¦sta es la que tiene un final m¨¢s cerrado, pero no pod¨ªa ser de otra manera, dado que se trata de una comedia. Necesitaba un final contundente y aunque se puede tildar de feliz, hay que matizar, porque se da una mezcla de emociones de signo muy encontrado.
P. En la novela irrumpen bruscamente los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. ?Le result¨® doloroso escribir sobre eso?
R. La sombra de los atentados se cierne de manera velada sobre toda la novela, pero no afloran en la narraci¨®n hasta el final. Esos p¨¢rrafos le dan un vuelco total al libro. Todo lo que ha tenido ante sus ojos el lector cobra un sentido inusitado. Brooklyn Follies se transforma en una eleg¨ªa, en un himno a una forma de vivir que desapareci¨® de un plumazo de la faz de la tierra. El lector descubre que lo que tiene ante s¨ª es un canto a un mundo perdido, a la belleza y sencillez de una forma de vida cotidiana que dej¨® de ser posible a partir de aquellos acontecimientos. El 11 de septiembre de 2001 cambi¨® el curso de la historia, haci¨¦ndonos entrar a todos en un periodo ominoso.
P. Brooklyn siempre ha ejercido una extra?a fascinaci¨®n sobre todo tipo de escritores. ?Podr¨ªa recordar a algunos?
R. Habr¨ªa que empezar por Walt Whitman, quiz¨¢s el m¨¢s c¨¦lebre de todos. M¨¢s recientemente tenemos a los dos Miller, Arthur y Henry. Tambi¨¦n Thomas Wolfe vivi¨® en Brooklyn durante un tiempo... Y luego est¨¢ aquel experimento tan interesante cuando un grupo de escritores comparti¨® una casa en Brooklyn Heights, en la d¨¦cada del cuarenta o del cincuenta, no me acuerdo bien. W. H. Auden, Langston Hughes, Carson McCullers. Hay una novelista maravillosa, hoy olvidada, Bessie Smith, la autora de Un ¨¢rbol crece en Brooklyn, un libro bell¨ªsimo. Y tantos otros, Norman Mailer, Truman Capote... Si nos trasladamos a la actualidad es un delirio la cantidad de poetas y novelistas que viven aqu¨ª. Son innumerables.
P. ?A qu¨¦ cree que se debe?
R. Brooklyn es un lugar que tiene una atm¨®sfera muy especial. Hay en este barrio algo misterioso que se te mete por debajo de la piel y se queda ah¨ª. Brooklyn es un inventario del universo y tiene la peculiaridad de que mientras que en todas partes las diferencias ¨¦tnicas y religiosas son una fuente potencial de conflictos, aqu¨ª se convive en armon¨ªa. Yo me vine a vivir por razones pr¨¢cticas, porque los alquileres eran m¨¢s baratos y llevo 19 a?os aqu¨ª. Cuando me cas¨¦ con Siri, ella dej¨® Manhattan para venirse a Brooklyn, y cuando decidimos comprarnos una casa le dije que no ten¨ªa por qu¨¦ ser aqu¨ª, y ella, que hab¨ªa venido un poco a rega?adientes, dijo que no, que no quer¨ªa irse de Brooklyn.
P. ?C¨®mo surgi¨® Brooklyn Follies?
R. Se me ocurri¨® en 1993. Eso en m¨ª es normal. Mis novelas se gestan durante periodos muy largos de tiempo, cinco, diez, a veces quince a?os. Cuando empec¨¦, ten¨ªa en mente una estructura muy diferente a la de ahora. Nathan, el protagonista, no exist¨ªa entonces en mi imaginaci¨®n, pero el resto de los personajes s¨ª. Sobre todo hab¨ªa dos personajes muy especiales, Willy Christmas, un mendigo poeta, y M¨ªster Bones, su perro. Esos dos personajes fueron el motor que puso en marcha la novela, pero cuando termin¨¦ el primer cap¨ªtulo me di cuenta de la singularidad de su historia y tom¨¦ la decisi¨®n de dedicarles una novela a ellos dos. El resultado fue Tombuct¨², una narraci¨®n breve, de car¨¢cter acusadamente po¨¦tico. Mi intenci¨®n era escribir Brooklyn Follies inmediatamente despu¨¦s de Tombuct¨². Pero faltando Willy Christmas y M¨ªster Bones, la estructura que ten¨ªa pensada se me vino abajo y no fui capaz de recomponerla. Me pas¨¦ a?os pensando en c¨®mo resolver el problema. Entre medias, escrib¨ª otras novelas, pero no me result¨® posible abordar Brooklyn Follies hasta que se me ocurri¨® el personaje de Nathan.
P. ?De d¨®nde surgen sus historias?
R. De las profundidades del subconsciente, de un abismo al que no tengo acceso. Anidan ocultas dentro de m¨ª mismo hasta que un d¨ªa surgen y entonces las observo: ideas, personajes, palabras. Al principio no las entiendo, pero si se trata de algo que me atrae, que me subyuga aunque no sepa por qu¨¦, me pongo a explorar el material, a tratar de darle forma.
P. Usted empez¨® como poeta. ?C¨®mo se convirti¨® en narrador?
R. La discontinuidad no es tan tajante. Hasta el d¨ªa de hoy me sigo considerando poeta, un poeta que cuenta historias. Mi manera de aproximarme al lenguaje es la propia de un poeta, no se diferencia en nada de la actitud que ten¨ªa cuando escrib¨ªa poes¨ªa propiamente dicha. Adem¨¢s, siempre he escrito ficci¨®n, s¨®lo que de joven no quer¨ªa publicarla porque no ten¨ªa suficiente calidad. Lleg¨® un momento en que dej¨¦ de escribir ficci¨®n, aunque segu¨ª escribiendo ensayos y rese?as, adem¨¢s de poes¨ªa. A finales de los setenta atraves¨¦ por una crisis muy profunda y dej¨¦ de escribir por completo. Durante un a?o no escrib¨ª una sola l¨ªnea. Y cuando me sent¨ª con fuerzas para volver a hacerlo, me dediqu¨¦ exclusivamente a la prosa. Sent¨ª una especie de liberaci¨®n, pero no es exacto decir que dejara la poes¨ªa. Segu¨ªa ah¨ª, s¨®lo que el veh¨ªculo en que aparec¨ªa eran mis novelas. Y todav¨ªa sigo escribiendo poemas, s¨®lo que lo hago con car¨¢cter privado, para celebrar ocasiones familiares, como bodas y cumplea?os. (Se r¨ªe). Son poemas con rima, y me divierto mucho componi¨¦ndolos.
P. En 1979 publica La invenci¨®n de la soledad. ?Cu¨¢l es la importancia de ese libro?
R. No es una novela, pero siempre he pensado que fue el catalizador que puso en marcha toda mi carrera como novelista. Lo escrib¨ª tras la muerte de mi padre, con ¨¢nimo de entender qui¨¦n hab¨ªa sido. La invenci¨®n de la soledad es un intento de encontrar el sentido que hab¨ªa tenido la vida de mi padre. ?Y qu¨¦ es la ficci¨®n sino el intento de entender las vidas ajenas? ?sa es la raz¨®n por la que se escriben novelas. La invenci¨®n de la soledad abri¨® para m¨ª una puerta que desde entonces nunca se ha cerrado, la de la ficci¨®n. Estamos en 2006, han pasado 27 a?os, y a lo largo de todos estos a?os no he dejado de escribir novelas en ning¨²n momento.
P. ?Por qu¨¦ hay tan poco di¨¢logo en sus novelas?
R. Resulta llamativa la influencia que ejerce hoy d¨ªa el cine sobre la literatura. Son muchos los narradores cuya imaginaci¨®n est¨¢ condicionada por el cine. Estructuran sus novelas yuxtaponiendo escenas que luego llenan de personajes que intercambian palabras. En cuanto a m¨ª, a pesar de que he hecho cine, soy el menos cinematogr¨¢fico de los escritores. Lo que a m¨ª me interesa es el cuerpo mismo de la narraci¨®n, ir despleg¨¢ndola lentamente para dar forma a la novela, y aunque hay di¨¢logo, es relativamente escaso.
P. ?Qu¨¦ le ofrece el cine que no encuentra en la novela?
R. Son dos maneras completamente diferentes de contar historias, y en eso hay un desaf¨ªo que me atrae como creador. Soy un cin¨¦filo empedernido desde que era ni?o, aunque eso no se refleje en mi manera de escribir. Me met¨ª a hacer pel¨ªculas por accidente. Luego hay un elemento extra-art¨ªstico y es que escribir es un oficio atrozmente solitario. Me he pasado muchos a?os encerrado en una habitaci¨®n, sin hablar con nadie. Por el contrario, el cine es un arte colectivo, te permite trabajar con mucha gente, y eso es algo muy gratificante.
P. ?Qu¨¦ ocurre en el tiempo que media entre el final de una novela y el principio de la siguiente?
R. Cuando termino una novela tiendo a olvidarme de ella, aunque los personajes siguen vivos dentro de m¨ª durante alg¨²n tiempo. Es como si despu¨¦s de haber convivido muy de cerca con unos amigos, de repente se van y los echas terriblemente de menos. De vez en cuando me pregunto: ?qu¨¦ estar¨¢n haciendo X o Y ahora? Algo as¨ª. Luego viene un vac¨ªo abrupto, durante el cual me siento deprimido y no soy capaz de hacer nada. S¨®lo que en la parte de atr¨¢s de la cabeza, ya est¨¢ la siguiente novela, tratando de abrirse paso y al cabo de un par de meses, ya estoy encerrado, escribiendo. Por cierto, he terminado otra novela. La termin¨¦ a finales de diciembre... S¨ª... (pensativo). Es una novela corta, muy extra?a... Se titula Viajes por mi escritorio. Su g¨¦nesis es distinta de la del resto de mis novelas. Normalmente tengo las novelas en mi cabeza durante muchos a?os antes de ponerme de hecho a escribirlas. El caso de Viajes por mi escritorio es distinto. Surgi¨® de la nada, como por ensalmo. Un d¨ªa tuve una visi¨®n de un anciano en pijama que calzaba zapatillas de cuero. Lo vi sentado al borde de la cama, con las manos apoyadas en las rodillas y la cabeza hundida, mirando al suelo. (Paul Auster aparta la silla de la mesa, reproduce el gesto que acaba de describir, y se queda un rato callado). Era una imagen hipn¨®tica, que no me pod¨ªa apartar de la cabeza. De pronto la entend¨ª: aquel anciano era yo dentro de veinte a?os. Esa imagen fue lo que gener¨® la novela, pero no me pregunte de qu¨¦ va, porque no sabr¨ªa por d¨®nde empezar. El a?o que viene podr¨¢ leerla, si quiere.
P. Su obra est¨¢ firmemente anclada en el legado de los autores mayores de la historia de la novela. En la Trilog¨ªa de Nueva York hay un homenaje directo a Cervantes y Hawthorne aparece en muchas de sus obras, incluida Brooklyn Follies, donde hay un manuscrito falsificado de La letra escarlata.
R. Cervantes nos dio el libro de los libros. Don Quijote es una novela en la que aparecen todas las cuestiones relativas al arte de la ficci¨®n. Es, sencillamente, un libro inagotable. Dos libros, en realidad, porque la segunda parte es otra novela, la verdaderamente moderna, todav¨ªa mejor que la primera. Don Quijote es un libro que te lleva a lugares insospechados. No s¨¦ cu¨¢ntas veces lo he le¨ªdo. En cuanto a Hawthorne, toda la literatura norteamericana remite a ¨¦l. La letra escarlata es fundamental, pero tiene otras muchas cosas de gran inter¨¦s. No hace mucho edit¨¦ y prologu¨¦ un librito suyo muy curioso, el diario que dedic¨® a su hijo Julian, un diario que comprende un periodo de 20 d¨ªas. Y luego est¨¢n los relatos. Hawthorne es un cuentista prodigioso. Tiene raz¨®n Borges cuando dice que es un precursor de Kafka. Los cuadernos, en particular, est¨¢n impregnados de una atm¨®sfera que prefigura llamativamente una sensibilidad como la de Kafka. Est¨¢n cuajados de apuntes y bosquejos, de ideas para relatos que parece haberlos escrito alguien que vivi¨® en el siglo XX. Me siento muy cerca de ¨¦l, por eso aparece constantemente en mis libros. Mi personalidad se asemeja a la suya, tengo el mismo gusto por la soledad que ten¨ªa ¨¦l. Cuando decidi¨® ser novelista se pas¨® doce a?os encerrado en una habitaci¨®n, escribiendo. S¨®lo sal¨ªa durante el verano, a viajar por Nueva Inglaterra. Me parece fascinante. Hawthorne es nuestro primer gran escritor, junto con Edgar Allan Poe.
BIBLIOGRAF?A
NARRATIVA
La noche del or¨¢culo.
El libro de las ilusiones.
Cre¨ªa que mi padre era Dios.
Tombuct¨².
A salto de mata.
Mr. V¨¦rtigo.
El cuaderno rojo.
Leviat¨¢n.
La m¨²sica del azar.
La trilog¨ªa de Nueva York.
El palacio de la Luna.
El pa¨ªs de las ¨²ltimas cosas.
La invenci¨®n de la soledad.
ENSAYO
Experimentos con la verdad.
GUIONES
Smoke; Blue in the Face.
Lul¨² on the Bridge.
POES?A
Pista de despegue.
Todos los libros est¨¢n editados por Anagrama.
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