La salud laboral y el sistema sanitario
Nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) se ha constituido a partir de la suma de los recursos destinados por las diversas administraciones p¨²blicas a la atenci¨®n sanitaria. Recursos que pueden ser propios y tambi¨¦n concertados o contratados, buena parte de los cuales provienen de la antigua asistencia sanitaria de la Seguridad Social que, entre par¨¦ntesis, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n sigue identificando como la sanidad p¨²blica. Sin embargo, el Sistema Nacional de Salud no acaba de englobar el conjunto de los recursos sanitarios de uso p¨²blico, debido a la persistencia de distintos dispositivos paralelos entre los que destaca el de la salud laboral. En este caso, incluso, con el mantenimiento de un aseguramiento propio que gestionan las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, 27 entidades privadas colaboradoras de la Seguridad Social que agrupan a m¨¢s de 13 millones de afiliados.
La separaci¨®n entre el sistema sanitario y la salud laboral se refleja en el escaso atractivo para los nuevos licenciados
Las mutuas no s¨®lo se ocupan de las prestaciones econ¨®micas y de la supervisi¨®n m¨¦dica de las incapacidades laborales, sino que tambi¨¦n proporcionan atenci¨®n sanitaria, incluyendo las actividades preventivas. Aunque desde la reciente creaci¨®n de los servicios de prevenci¨®n de riesgos laborales, la mayor¨ªa de la prevenci¨®n corre a su cargo. Mientras que las mutuas son instituciones sin ¨¢nimo de lucro, los servicios de prevenci¨®n son entidades mercantiles independientes. Las mutuas disponen de consultorios y hospitales, propios y concertados, en los que se ingresan unos 100.000 pacientes anuales y acuden a consulta millones de trabajadores. Dispositivos cuya planificaci¨®n, gesti¨®n y evaluaci¨®n es ajena a las del Sistema Nacional de Salud, aun cuando, como cualquier otro establecimiento asistencial, requieran la autorizaci¨®n y acreditaci¨®n de las autoridades sanitarias.
Incluso la formaci¨®n de m¨¦dicos especialistas en medicina del trabajo ten¨ªa un estatus peculiar de forma que los candidatos costeaban sus estudios de especializaci¨®n en escuelas profesionales. Desde hace dos a?os, el nuevo programa forma parte del sistema MIR y la formaci¨®n se lleva a cabo en unidades docentes equivalentes a las de otras especialidades, como la medicina familiar y comunitaria y la medicina preventiva y salud p¨²blica. Del mismo modo, se reconoce el car¨¢cter laboral de esta etapa de la formaci¨®n, lo que supone proporcionar un salario a los residentes.
Mientras el sistema sanitario p¨²blico se hace cargo del coste de la formaci¨®n de los especialistas, en el caso de la medicina del trabajo no est¨¢ claro qui¨¦n la debe asumir. De modo provisional, la mayor¨ªa de la aportaci¨®n econ¨®mica proviene en la actualidad de las mutuas, las instituciones que, junto con los servicios de prevenci¨®n, emplean a la mayor proporci¨®n de estos especialistas. Pero en ellas trabajan tambi¨¦n otros especialistas, como los traumat¨®logos, fisioterapeutas y cirujanos, cuya formaci¨®n depende directa o indirectamente del SNS.
Las mutuas se muestran reticentes a sufragar econ¨®micamente la formaci¨®n especializada. En parte, porque la contribuci¨®n laboral productiva de los residentes en el transcurso de los cuatro a?os de formaci¨®n es m¨ªnima, ya que s¨®lo permanecen unos meses en las instalaciones asistenciales de los establecimientos mutuales, y, por otro lado, debido a las limitaciones de asignaci¨®n a una determinada partida presupuestaria que plantea el Ministerio de Trabajo.
La evoluci¨®n peculiar de nuestro sistema sanitario nos ha llevado a una situaci¨®n en la que las perspectivas de las administraciones implicadas -Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, por una parte, y los ministerios de Sanidad y Educaci¨®n, por otra- son diferentes, como tambi¨¦n lo son los intereses de las mutuas y los de los servicios de prevenci¨®n de riesgos laborales que, en cierta forma, constituyen entidades proveedoras de atenci¨®n sanitaria, junto con los dispositivos regulares del Sistema Nacional de Salud, que siguen atendiendo a los trabajadores, formalmente, frente a las contingencias sanitarias comunes, pero de hecho, en muchos casos en los que los determinantes de las enfermedades y trastornos que padecen son consecuencia del entorno laboral. Sin olvidar la creaci¨®n de dispositivos sanitarios espec¨ªficos, como las unidades de salud laboral y los centros de valoraci¨®n de incapacidades, que s¨ª dependen del SNS.
Esto probablemente condiciona las convocatorias de plazas de formaci¨®n de especialistas, cuyo n¨²mero es sensiblemente inferior a las estimaciones de necesidades que maneja la comisi¨®n nacional de la especialidad de medicina del trabajo, organismo conjunto de Sanidad y Educaci¨®n. Esta separaci¨®n entre el sistema sanitario y la salud laboral se manifiesta tambi¨¦n mediante un escaso atractivo para los nuevos licenciados, como sugiere el n¨²mero de vacantes por cubrir. El pasado a?o se convocaron 77 plazas a las que optaron 62 candidatos.
En el modelo sanitario de la Seguridad Social, el papel de las mutuas tuvo un sentido que, l¨®gicamente, no es el mismo en el marco de un Sistema Nacional de Salud, un modelo sanitario p¨²blico con vocaci¨®n de aseguramiento ¨²nico y universal. De otro lado, la influencia de los determinantes laborales de la salud y la enfermedad no se limita, con ser muy importante, a la poblaci¨®n activa, sino que afecta al conjunto de la poblaci¨®n, por lo que se requiere un abordaje integral que, entre otras cosas, resuelva las m¨²ltiples interferencias que actualmente se producen entre ambos dispositivos.
Parece conveniente, pues, que desde el Ministerio de Sanidad se promuevan iniciativas de aproximaci¨®n y coordinaci¨®n que, a corto plazo, proporcionen los recursos humanos necesarios para afrontar los problemas de salud del ¨¢mbito laboral, a la vez que establecen los mecanismos para conseguir efectivamente la culminaci¨®n de un Sistema Nacional de Salud universal, equitativo y de calidad.
Andreu Segura es profesor de Salud P¨²blica de la Universidad de Barcelona y coordinador del programa de Medicina del Trabajo en Catalu?a (asegura@ies.scs.es). Fernando G. Benavides es profesor de Salud P¨²blica de la Universidad Pompeu Fabra y tutor de la Unidad Docente de Medicina del Trabajo Mateu Orfila (fernando.benavides@upf.edu).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.