Oto?o en primavera
Cuando se imprimi¨® este breve, intenso, emotivo y sorprendente libro de cuentos de desarreglos y de desarraigos de la hispano-argentina Clara Obligado, aqu¨ª, en Madrid, era oto?o, y all¨¢, en Buenos Aires, era primavera, y de ambas estaciones, menos extremas, se beneficia este pu?ado de historias, que habla sin forzar el tono, sin alzar la voz m¨¢s que lo justo, de personas con la vida partida en dos, de seres que se creyeron con el derecho a elegir, y el exilio, el trastierro, el desarraigo los eligi¨®, les forz¨® a ello. Estos relatos de Clara Obligado, argentina, que lleg¨® a Espa?a un d¨ªa de diciembre con la ropa del verano austral de hace casi treinta a?os, como si ella misma, la autora, fuese una de las mil protagonistas -mil o una sola, tanto da- de su excelente texto final, Exilio, que tiene algo de dulce y emotiva cantata, est¨¢n llenos -los relatos- de gente que toma aviones, de gente que va y viene, de gente que elige o le eligen, aviones que te llevan a... o te arrancan de... Pone en pie Clara Obligado, en este libro hecho con muchos bultos de dolores y pesares, como una maleta apresurada, historias que rasgan la piel del lector como el borde de un folio irritado de tanta melancol¨ªa, de tanto recordar; hay otras historias hechas con espuma de mar, que se pierde entre los dedos a poco que se descuide uno, son esas -tan autobiogr¨¢ficas, o no- en las que la mujer se confiesa avestruz, o es sirena, sin m¨¢s; y las hay que juegan con el idioma com¨²n de las dos orillas, el del relato Lenguas vivas, por ejemplo, una aguda recopilaci¨®n de palabras que nos desunen (la confusi¨®n de significados de una misma palabra, seg¨²n se venga de... o se llegue a..., ?no es una manera m¨¢s de recordar el dolor del trastierro?), o tambi¨¦n Los pecados de la carne, algo m¨¢s f¨¢cil como si tomara un respiro la narradora. Si hubiera que destacar algunos cuentos, por el simple deseo de hacerlo (dado que el tono medio es excelente), yo apartar¨ªa, adem¨¢s del citado Exilio, dos en especial, que de alguna forma conectan con ese doloroso desarraigo, el del pasado, el de la infancia.
LAS OTRAS VIDAS
Clara Obligado
P¨¢ginas de Espuma
Madrid, 2005
132 p¨¢ginas. 13 euros
Uno es, espl¨¦ndido, el titu-
lado El enviado, con esa frase inicial, que promete todo: "A mi amigo Javier lo perd¨ª en un ascensor" y que te lleva, en una ingeniosa historia, situada en uno de los edificios m¨¢s tradicionalmente emblem¨¢ticos de aquel Madrid -donde llegaban los sudacas-, la Torre Espa?a, a esa p¨¦rdida irremediable que es la infancia, ese territorio de tanta literatura donde se forjan amistades que el tiempo oxida. A ella los amigos ni?os se pierden en los ascensores como a Mill¨¢s los adultos ensimismados se le perd¨ªan, anta?o, en los armarios de tres cuerpos. El otro relato, agridulce y siempre malherido por el desarraigo, est¨¢ situado cerca de Buenos Aires -esa ciudad tantas veces recordada y recorrida-, y es el titulado Con las mujeres nunca se sabe. Pero, bueno, uno ha destacado algunos textos, habr¨¢ quien elija otros: hay tantas sensaciones, tantos aromas, tanta vida en Las otras vidas, que sin duda esa otra elecci¨®n ser¨¢ igualmente acertada, seguro.
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