"La democracia debe a las v¨ªctimas un pacto de memoria y apoyo"
Pregunta. ?Qu¨¦ hace de esta declaraci¨®n de alto el fuego de ETA algo distinto de las treguas anteriores y concretamente de la de 1998?
Respuesta. Hay tres elementos. El primero, que es la primera vez que ETA hace un alto el fuego permanente, con el significado que ese t¨¦rmino tiene, con la evocaci¨®n manifiesta de lo que fuera la declaraci¨®n del IRA en 1994. El segundo es la propia explicaci¨®n del alto el fuego permanente, de la voluntad de abrir un proceso democr¨¢tico. El lenguaje y los contenidos son in¨¦ditos en las expresiones de la banda terrorista. En tercer lugar, que es fruto de un proceso de tres a?os sin v¨ªctimas mortales, y, seguramente, de una reflexi¨®n profunda de todo lo que podemos llamar izquierda abertzale.
"El lenguaje y los contenidos de la declaraci¨®n de alto el fuego son in¨¦ditos en la banda terrorista"
"El espanto lleg¨® a una magnitud infinita con el 11-M. Ha sido un paso m¨¢s
"Otegi ha venido manteniendo un discurso a favor de la esperanza de paz, y es fundamental que la izquierda 'abertzale' participe"
"Tres conclusiones decisivas: trabajar con discreci¨®n, crear v¨ªnculos m¨ªnimos de confianza y no pretender resolverlo todo en una etapa"
"Para llegar a la fase decisiva tiene que producirse el concurso de todas las fuerzas pol¨ªticas, especialmente del PP"
"Hay que combinar los principios de justicia y reinserci¨®n. Hay una buena v¨ªa en el Pacto por las Libertades"
P. ?Cu¨¢nto hay en esta declaraci¨®n de exigencia del Gobierno y cu¨¢nto de proceso de maduraci¨®n propio de la banda?
R. El marco de la exigencia del Gobierno es la resoluci¨®n del Parlamento del debate sobre el estado de la naci¨®n de mayo. Es decir, una voluntad inequ¨ªvoca de abandono de las armas. La expresi¨®n alto el fuego permanente necesita un contraste, una verificaci¨®n de que eso representa la voluntad de abandono definitivo de las armas, pero es un punto de partida suficiente.
P. Se echa de menos alguna renuncia expresa a otras formas de violencia, como la extorsi¨®n econ¨®mica, el recurso al vandalismo callejero, la kale borroka...
R. Es evidente que para el Gobierno son elementos sustanciales de la verificaci¨®n de esa voluntad de abandono definitivo de la violencia. En la tregua de 1998 hab¨ªa una excepci¨®n expresa a lo que llamaban tareas de "abastecimiento". Ahora no est¨¢ esa excepci¨®n expresa, hay una especie de silencio que desde luego el Gobierno tiene que comprobar que, en efecto, incluye cualquier tipo de actuaci¨®n de las que ha venido haciendo habitualmente ETA.
P. ?Se pueden descartar accidentes en este proceso?
R. No. Hemos manifestado que el proceso ser¨¢ largo, duro y dif¨ªcil. Como todo el mundo puede comprender, estamos hablando de 40 a?os de violencia, de muchas personas implicadas en la violencia, y aunque mi deseo es que no haya ning¨²n accidente, nadie puede descartarlo.
P. ?Qu¨¦ recomendar¨ªa a los empresarios, comerciantes y profesionales que han estado sometidos durante muchos a?os a la extorsi¨®n econ¨®mica? ?Qu¨¦ deben hacer si vuelven a recibir una amenaza de esta naturaleza?
R. Es fundamentalmente el Gobierno quien tiene que intentar que eso no se produzca, garantizarles, como a todos los ciudadanos, la seguridad y la libertad, y que no sucedan exigencias de esa naturaleza. Tengo la expectativa de que eso puede haberse cortado. El Gobierno ser¨¢ muy firme con cualquier acto de naturaleza delictiva.
P. En su discurso de investidura usted habl¨® del final del terrorismo como uno de los objetivos de esta legislatura. ?Qu¨¦ peso concede a la atrocidad del 11-M en este proceso de inflexi¨®n de ETA?
R. Es un factor m¨¢s. No cabe ninguna duda de que el espanto lleg¨® a una magnitud infinita con el atentado terrorista del 11 de marzo. Mi percepci¨®n es que hubo tanta repulsa social, c¨ªvica y moral a ese atentado en el Pa¨ªs Vasco como en el conjunto de Espa?a, y que puso de manifiesto el radical sinsentido y la locura que supone matar a gente inocente.
P. ?Qu¨¦ sinti¨® cuando recibi¨® el primer mensaje de la organizaci¨®n terrorista diciendo que estaba dispuesta a abrir una nueva v¨ªa?
R. Pues lo que he expresado en muchas ocasiones. Que el fin de la violencia era el destino de ETA, y que eso exig¨ªa dar pasos determinantes. En m¨¢s de un acto p¨²blico en Euskadi dije que una vez que se ponga fin a la violencia, la democracia, todas las democracias, sabe dar pasos para cerrar problemas, incluso de la envergadura hist¨®rica que ¨¦ste ha tenido.
P. ?Recuerda qu¨¦ sinti¨® personalmente el d¨ªa que ley¨® el primer mensaje de ETA en agosto de 2004?
R. Esos mensajes hab¨ªan sido muy frecuentes, tanto en la etapa de Felipe Gonz¨¢lez como en la de Aznar. He comprobado luego en conversaciones con dirigentes del PP que misivas de una u otra naturaleza eran frecuentes. Por tanto, tuve un 50% de escepticismo y un 50% de an¨¢lisis serio de lo que pod¨ªa representar.
P. Se ha tomado los meses que van hasta el verano para verificar la voluntad inequ¨ªvoca de ETA de renunciar a la violencia. ?Es suficiente?
R. Es un margen razonable para abrir el di¨¢logo, y en su caso la negociaci¨®n, con la banda terrorista si el conjunto de las fuerzas pol¨ªticas as¨ª lo estiman conveniente. Si la decisi¨®n es la que todos esperamos, podremos comprobarla en poco tiempo.
P. Es obvio que la declaraci¨®n del mi¨¦rcoles de ETA se ha fraguado en m¨²ltiples contactos con intermediarios. Eso ha llevado a algunos a hablar de una negociaci¨®n encubierta...
R. El elemento fundamental para que hayamos podido llegar a esto es, sin duda alguna, la propia reflexi¨®n de ETA. ?sa es la condici¨®n primera de todas. En segundo lugar, s¨®lo faltar¨ªa que el Gobierno democr¨¢tico de un pa¨ªs, que es la octava potencia del mundo, con 44 millones de habitantes y un Estado de derecho muy serio, no tuviera capacidad de tener informaci¨®n y de saber que hay personas, muchas personas, cuya tarea hay que reconocer, que han estado empujando, que han estado influyendo para que ETA diera este paso.
P. Hay un momento preciso en el que usted cree que esto va en serio. ?Podr¨ªa situarlo?
R. Esto en parte corresponde a mi responsabilidad como presidente del Gobierno y a mi obligaci¨®n de mantener reserva de la informaci¨®n de la que he dispuesto. Y creo que todo el mundo lo puede entender perfectamente. Ni siquiera es conveniente que diga en qu¨¦ momento tuve la convicci¨®n de que pod¨ªamos estar en el principio del fin. Pero es verdad que todos los elementos que se han ido produciendo, especialmente desde el principio de 2005, han ido abonando esa idea, y creo haber tenido bastante prudencia para tener un alto grado de probabilidad de que podr¨ªamos estar en el principio del fin. Pero la parte m¨¢s decisiva es lo que puede ser un di¨¢logo entre el Gobierno y ETA. Digo que ser¨¢ la m¨¢s decisiva porque en ella necesariamente tiene que haber el concurso de todas las fuerzas pol¨ªticas y, muy especialmente, del Partido Popular. La historia demuestra en situaciones parecidas que llegar hasta el 70% o el 80% del objetivo es mucho m¨¢s f¨¢cil que el tramo final. Por tanto, tenemos buenas condiciones para que sea el principio del fin, pero todav¨ªa nos falta un recorrido que exige gran inteligencia pol¨ªtica, gran cautela. Y, claro, como presidente del Gobierno, tambi¨¦n cuanto m¨¢s apoyo tenga el Gobierno, pues mejor.
P. ?Cu¨¢nto ha aprendido del proceso irland¨¦s y de sus contactos con Tony Blair para abordar este proceso?
R. En todas las conversaciones que he tenido con Tony Blair hemos hablado siempre del terrorismo, de ETA, del IRA y de c¨®mo fue el proceso. Tambi¨¦n he tenido dos conversaciones muy interesantes con Bertie Ahern, primer ministro irland¨¦s. Y alguna informaci¨®n nos han ido aportando durante este tiempo. Hay tres conclusiones decisivas de la experiencia irlandesa. La primera es trabajar en un ambiente de discreci¨®n; la segunda, crear los m¨ªnimos v¨ªnculos de confianza, y la tercera, no pretender resolverlo todo en una etapa porque es pr¨¢cticamente imposible. Tiene que ser paso a paso.
P. En el caso de Irlanda hubo una ruptura violenta de la primera tregua con dos asesinatos en Londres. Se interrumpieron las conversaciones durante meses hasta que el IRA volvi¨® a declarar otra tregua. ?C¨®mo se reconstruy¨® el proceso despu¨¦s de una ruptura tan abrupta?
R. Porque hubo siempre un hilo de comunicaci¨®n m¨¢s all¨¢ de lo que podr¨ªa ser un accidente, en este caso tan grave como lo que ocurri¨®. ?sa es la reflexi¨®n que nos han trasladado. Siempre se mantuvo un hilo de comunicaci¨®n y de m¨ªnima confianza.
P. ?Qu¨¦ espera de Mariano Rajoy en el encuentro del martes y qu¨¦ le va a ofrecer usted?
R. Es evidente que la cooperaci¨®n o colaboraci¨®n entre los dos principales partidos es una de las claves del ¨¦xito para el fin de la violencia. Mi obligaci¨®n es contar con Mariano Rajoy como si actu¨¢ramos en una misma l¨ªnea y en una posici¨®n com¨²n. Tengo confianza en Mariano Rajoy para abordar este proceso. El momento pol¨ªtico que se ha abierto despu¨¦s de la declaraci¨®n de alto el fuego est¨¢ m¨¢s cerca de lo que, salvando todas las distancias, pudo ser el proceso de consolidaci¨®n de la democracia que de la contienda pol¨ªtica normal. Todos tendremos que tener altura de miras, generosidad y saber que trabajamos no pensando en las pr¨®ximas elecciones sino en el futuro de este pa¨ªs y especialmente de Euskadi. Ayer por la noche recib¨ª muchas llamadas de c¨®mo la gente estaba en la parte vieja de San Sebasti¨¢n en un estado de ¨¢nimo que no se recordaba, en un clima de serenidad, de esperanza. Eso tiene un alcance hist¨®rico.
P. En reuniones anteriores con Rajoy ha habido versiones discrepantes sobre la informaci¨®n que le ha facilitado. Incluso supuestas filtraciones a alg¨²n medio de comunicaci¨®n han enturbiado el necesario clima de confianza. ?Ha despejado todas las dudas a este respecto?
R. Cuando di la rueda de prensa en la que utilic¨¦ la expresi¨®n del principio del fin, es verdad que habl¨¦ de la confianza; luego me percat¨¦ inmediatamente de que no me hab¨ªa explicado bien. Yo no quise decir que no tuviera confianza en Rajoy. He repasado un poco c¨®mo fue mi expresi¨®n y es verdad que era ambigua, que se pod¨ªa entender de otra manera. Lo que quise decir es que ¨¦l ten¨ªa que tener confianza en lo que yo le informaba y en la direcci¨®n que yo llevaba. Que si esa confianza no exist¨ªa era dif¨ªcil que pudi¨¦ramos entendernos y compartir la estrategia. Eso fue lo que quise decir. Es verdad que si luego intentas aclarar estas cosas es casi peor, pero realmente fue eso lo que quise decir. Las veces que hemos hablado antes del alto el fuego tuve la impresi¨®n de que era esc¨¦ptico, y lo entiendo, pero no estaba cerrado del todo. Para que tuviera un an¨¢lisis distinto de la situaci¨®n era necesario que pasara algo como lo que ha pasado, la declaraci¨®n de alto el fuego permanente de ETA. Dir¨¦ que entiendo esa percepci¨®n: por la experiencia de las d¨¦cadas anteriores y porque es imposible que pueda compartir exactamente las sensaciones y el conjunto de informaci¨®n que yo tengo como presidente del Gobierno. Me ha pasado incluso con gente de mi familia, personas que conf¨ªan ciegamente en m¨ª y que manten¨ªan un fondo de escepticismo que se les notaba en los ojos. Yo creo que eso era lo que hab¨ªa hasta ahora. Es verdad que siempre, tengo que decirlo claramente, m¨¢s all¨¢ de que hayamos tenido momentos duros en el Parlamento y en el debate p¨²blico, como es conocido, hemos tenido una relaci¨®n personal muy fluida. Y hemos hablado con mucha confianza todo el tiempo.
P. Algunos piensan que quiz¨¢ sus proclamas de optimismo han podido perjudicar el proceso...
R. Yo siempre he actuado en pol¨ªtica con el prop¨®sito de intentar anticipar por d¨®nde tienen que ir las cosas, de intentar poner al pa¨ªs ante un horizonte que cre¨ªa posible. Me parec¨ªa fundamental que la opini¨®n p¨²blica supiera que estaba trabajando en esto, que estaba luchando por esto y que estuviera preparada por si ten¨ªamos la fortuna de poder vivirlo. No ha sido casual mi insistencia en los discursos a favor de la paz y de que exist¨ªan posibilidades. Era un an¨¢lisis racional, y buscaba tambi¨¦n anticipar y preparar a la sociedad. Ahora digo que ser¨¢ largo, duro y dif¨ªcil. Aunque todo el mundo pueda entender lo que se siente siendo el presidente del Gobierno y despertarme el viernes por la ma?ana sabiendo que miles de personas en Euskadi a partir de ese momento iban a vivir de una manera radicalmente distinta, que iban a sentir la vida de otra manera. Es una sensaci¨®n intransferible. A pesar de que no puedo ocultar la emoci¨®n que eso me produce, estoy obligado a tener la cautela, la prudencia y la frialdad suficiente como para saber que lo que tenemos por delante es una tarea ingente.
P. ?Tiene una hoja de ruta?
R. S¨ª claro, por supuesto.
P. ?Podr¨ªa adelantar algo?
R. En una entrevista en EL PA?S, del 17 de octubre de 2004, ya respond¨ª a la pregunta de si el Gobierno trabajaba en un plan para acelerar la disoluci¨®n de la banda y dije que no deb¨ªa ni pod¨ªa anticipar ninguna eventualidad en ese terreno por pura l¨®gica. Lo importante para ganar una batalla de esta naturaleza es no contar la estrategia.
P. O sea, que hasta ahora la ¨²nica hoja de ruta que tenemos es su comparecencia en el Congreso.
R. Evidente. Pero hay tres o cuatro ideas fundamentales de esa hoja de ruta y un m¨¦todo. El m¨¦todo es la unidad de los dem¨®cratas, imprescindible, esencial. En estos momentos es el objetivo en el que m¨¢s me voy a empe?ar en esta primera fase. Hay tres puntos b¨¢sicos. Primero, comprobar que estamos ante el fin de la violencia, de cualquier tipo de violencia. Segundo, que la pol¨ªtica s¨®lo se puede hacer desde la pol¨ªtica y desde las reglas democr¨¢ticas y desde las leyes; y que todo el mundo cabe en la democracia, todo el mundo que act¨²e democr¨¢ticamente. ?sa es la grandeza de la democracia. Que tiene el alma y las reglas para integrar a todo el mundo que use medios democr¨¢ticos para defender las ideas que quiera. Tercero, tenemos un aspecto fundamental que tiene que ver con todas las personas que han estado implicadas en las acciones terroristas, terreno que ser¨¢ l¨®gicamente dif¨ªcil, que llevar¨¢ tiempo y que exigir¨¢, de manera esencial¨ªsima, el concurso de todas las fuerzas pol¨ªticas, de la opini¨®n p¨²blica, de la sociedad y, por ¨²ltimo, la tarea a plazo m¨¢s largo, que es refundar la convivencia social en Euskadi.
P. Las encuestas, concretamente la que publicamos hoy, expresan un ampl¨ªsimo apoyo social a que el presidente del Gobierno explore las v¨ªas para llegar a un final definitivo de la violencia y, simult¨¢neamente, una enorme resistencia a adoptar medidas de gracia con quienes han cometido actos atroces...
R. Creo que es un poco prematuro hablar de esto. Nos va a llevar mucho tiempo hablar de estas cuestiones. No es a¨²n tiempo de hablar de la reinserci¨®n, llegar¨¢ a su momento. Eso supondr¨¢ que las cosas avanzan bien, pero no ha llegado ese momento y creo que ser¨ªa muy poco apropiado que yo hiciera ning¨²n pronunciamiento en ese sentido, aunque tengo un esquema en la cabeza, l¨®gicamente.
P. En el comunicado ETA exige a los Gobiernos de Espa?a y Francia que pongan fin a la represi¨®n.
R. La democracia est¨¢ capacitada para integrar a los que dejen atr¨¢s o rechacen la violencia, desde la propia democracia y desde el respeto a todas las leyes y a todas las reglas del juego. Por tanto, por supuesto que el Estado de derecho y el Estado en general va a seguir cumpliendo las obligaciones que tiene, y ojal¨¢ podamos en un tiempo razonable hablar de esto en otros t¨¦rminos, pero el Estado no ejerce represi¨®n, el Estado hace cumplir las leyes.
P. Arnaldo Otegi ha sido uno de los portavoces de la izquierda abertzale en ese proceso. Dentro de unos d¨ªas va a comparecer ante un juez que podr¨ªa eventualmente decretar su ingreso en prisi¨®n. ?Ser¨ªa esto un accidente?
R. No cabe duda de que Otegi ha venido manteniendo un discurso a favor de la esperanza de la paz, y es fundamental que la izquierda abertzale participe en el proceso de la paz. Pero hay que respetar las leyes y a los jueces, y la primera persona que lo debe hacer es el presidente del Gobierno. Todo el mundo puede pedir cosas y criticar al Gobierno, pero un Gobierno no puede influir en las decisiones de un juez.
P. Despu¨¦s de algunas contradicciones, Juan Jos¨¦ Ibarretxe ha decidido al fin aplazar hasta despu¨¦s del verano la convocatoria de la mesa de partidos...
R. Los pr¨®ximos d¨ªas voy a hablar con el lehendakari. No creo que debamos tener unos plazos cerrados ni dar por certificada la metodolog¨ªa de las mesas, que en mi opini¨®n est¨¢ superada. Creo que la din¨¢mica va a ser distinta. No me cabe ninguna duda de que en la medida en que el fin de la violencia se toque con las manos y que vaya acompa?ado por el compromiso de la izquierda abertzale con los m¨¦todos democr¨¢ticos, eso producir¨¢ un nuevo escenario pol¨ªtico, que deber¨¢ inspirarse en la b¨²squeda de un gran consenso de todas las fuerzas pol¨ªticas para plantear el futuro pol¨ªtico de Euskadi. S¨®lo con un gran consenso se podr¨¢ hacer que el nuevo escenario pol¨ªtico que nazca del final de la violencia pueda dar futuro, estabilidad y convivencia.
P. El PP ya ha anticipado que no se sentar¨¢ con Batasuna...
R. Antes he dicho que no creo que lo de las mesas sea el mejor concepto para lo que tenemos por delante. El PP es verdad que mantiene unas posiciones muy determinadas en Euskadi, pero creo que depender¨¢ tambi¨¦n de c¨®mo evolucionen las cosas. Me voy a dedicar de manera muy especial para que en ese nuevo escenario pol¨ªtico, tras lo que puede ser el fin de la violencia, con la izquierda abertzale jugando democr¨¢ticamente, participe todo el mundo. No avanzaremos si no est¨¢n todas las fuerzas pol¨ªticas.
P. En 1998 ETA se dirigi¨® exclusivamente a los nacionalistas para gestionar la tregua. Ahora interpela al Gobierno. ?Qui¨¦n va a dirigir este proceso?
R. ETA no es un elemento de referencia en el proceso pol¨ªtico. Como es l¨®gico, lo tienen que protagonizar y dirigir las fuerzas pol¨ªticas, las que est¨¦n dentro de las reglas democr¨¢ticas. ?Qui¨¦n tiene que tener m¨¢s protagonismo? Creo que todos por igual. Es la manera de que se forje algo serio, s¨®lido, para las generaciones futuras. Mi percepci¨®n es que hay un amplio sentimiento de responsabilidad colectiva. La mayor¨ªa de los actores pol¨ªticos, por ejemplo, el PNV, que es un actor esencial en Euskadi, vienen actuando con un gran sentido de responsabilidad; quiero agradecerlo p¨²blicamente y creo que ese sentimiento hay que preservarlo.
P. La fiscal¨ªa de la Audiencia Nacional, bajo el mandato de Eduardo Fungairi?o, se mostr¨® en 1998 partidaria de aplicar la ley atendiendo a la nueva realidad social de un posible proceso de paz. ?Eso vale para hoy?
R. Un principio del Estado de derecho establece que el presidente del Gobierno s¨®lo puede dar un mensaje de confianza en los jueces, en los fiscales. ?sta es una democracia madura y s¨®lida, que cuenta con grandes jueces. Estoy absolutamente convencido de que sabr¨¢n hacer las cosas bien, con la ley en la mano, y que son plenamente conscientes del momento que vivimos. Tengo absoluta confianza en c¨®mo funciona la justicia en este pa¨ªs.
P. ?C¨®mo se sinti¨® ayer en la cumbre de Bruselas?
R. Tuve dos sensaciones. La primera es que a veces no somos conscientes desde nuestro pa¨ªs de la sensibilidad que hay y ha habido ante el terrorismo de ETA en toda Europa; y la segunda, que tal como se proyect¨® la noticia al mundo, hab¨ªa la convicci¨®n de que la declaraci¨®n de ETA iba en serio. ?sa era la sensaci¨®n antes de que comentara con nadie y de que agradeciera las palabras de Chirac. Yo fui incluso un poco m¨¢s cauto; dije que era un gran principio, pero que hab¨ªa que tener prudencia y mucha cautela, porque queda mucha tarea para ver el final que todos deseamos
P. En Francia hay cerca de 200 presos de ETA. Por su territorio se mueve la c¨²pula de ETA. ?Qu¨¦ papel le toca a Francia?
R. Francia no ha hecho m¨¢s que colaborar de manera absolutamente desinteresada y generosa con Espa?a en la lucha antiterrorista. Ahora tengo una oferta absolutamente renovada de colaboraci¨®n plena. Me lo han dicho personalmente el presidente Chirac y el primer ministro Villepin, con el que tuve una reuni¨®n pr¨¢cticamente dedicada a este tema.
P. ?Qu¨¦ querr¨ªa decir hoy a las victimas del terrorismo?
R. A las victimas del terrorismo: memoria, comprensi¨®n y apoyo. Es verdad que ha habido algunas asociaciones que han sido muy cr¨ªticas con el Gobierno, pero quiero que sepan que el presidente del Gobierno siempre ha comprendido su dolor y que desde ese dolor he entendido sus cr¨ªticas. Estoy seguro de que estar¨¢n a la altura de las circunstancias. Una democracia debe a las v¨ªctimas un pacto de memoria, creo que es lo m¨¢s importante.
P. En casi todos los procesos de pacificaci¨®n que han terminado con ¨¦xito ha habido mediadores, facilitadores y verificadores. As¨ª ha sido en Irlanda. ?Ser¨¢n necesarios aqu¨ª?
R. S¨ª.
P. ?Qu¨¦ le dir¨ªa en este momento a Josu Ternera?
R. Igual que a todos los miembros de la banda, que piensen en el futuro y que la recuperaci¨®n s¨®lo es posible con la decisi¨®n de poner fin a la violencia y la esperanza de la paz. La fuerza que ha cambiado las cosas ha sido siempre la fuerza de la palabra, de la convivencia y de la democracia. La historia dice que la fuerza de las pistolas y del horror ha representado lo peor.
P. Usted ha definido este proceso como largo, duro, dif¨ªcil. Al final de todo, y aun si acaba bien, ser¨¢ necesaria una tarea de reconstrucci¨®n moral de la sociedad vasca.
R. Llevar¨¢ mucho tiempo. Tengo algunas ideas al respecto y algunas personas pensadas para que piloten esa iniciativa si llegamos a ese escenario.
P. Ha dicho antes que es prematuro hablar de medidas de gracia. En Irlanda del Norte las c¨¢rceles se vaciaron en muy pocos a?os...
R. Hay que combinar los principios de justicia, de responsabilidad por las acciones cometidas con el principio de reinserci¨®n. La v¨ªa en este punto ser¨¢ lo firmado en el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo sobre reinserci¨®n. [El documento dice: "La pol¨ªtica penitenciaria contemplar¨¢ las formas de reinserci¨®n de aquellos que abandonen la organizaci¨®n terrorista y muestren actitudes inequ¨ªvocas de arrepentimiento y voluntad de resocializaci¨®n tal y como establece la Constituci¨®n"]. Creo que hay un buen pacto y a eso debemos de atenernos. Ser¨ªa muy poco serio por mi parte ir m¨¢s all¨¢ en estos momentos. Tenemos un camino largo para llegar a hablar en serio de posibles reinserciones.
P. Puede haber acercamiento de presos.
R. Acercamiento de presos no es reinserci¨®n, es pol¨ªtica penitenciaria. Una cosa es la pol¨ªtica penitenciaria y otra la reinserci¨®n. Es muy prematuro para hablar de ambas cosas, pero sobre todo de reinserci¨®n, que es un tema de una gran sensibilidad. Pero insisto en que la gu¨ªa para este punto ser¨¢ el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo.
P. ?C¨®mo se puede articular la vuelta a la legalidad de Batasuna, se ha planteado derogar la ley de Partidos?
R. El camino m¨¢s l¨®gico es que se proponga una nueva formaci¨®n pol¨ªtica que abiertamente deje atr¨¢s su justificaci¨®n de la violencia. No hay que derogar la ley de Partidos, al contrario, hay que cumplirla mediante la renuncia a cualquier uso de la violencia.
P. ?Se plantea un eventual adelanto de las elecciones?
R. En absoluto. Si me apura, m¨¢s bien todo lo contrario. Siempre he tenido en la cabeza cumplir estrictamente los cuatro a?os de mandato en la medida en que tuviera el apoyo parlamentario suficiente. En principio, eso parece factible. Ser¨ªa un acto manifiestamente irresponsable introducir un proceso electoral en medio de esta situaci¨®n llam¨¦mosla hist¨®rica.
P. El proceso puede durar varias legislaturas....
R. Es posible, porque actualmente ya estamos en el ecuador de la vigente legislatura. Tenemos una gran tarea por delante: primero, el fin definitivo de la violencia; en segundo lugar, el reencuentro, la reconciliaci¨®n en Euskadi, la refundaci¨®n del esp¨ªritu de concordia, el que el futuro pese m¨¢s que el pasado, el que toda una generaci¨®n que ha vivido el drama del terror pueda explicar a los ni?os de Euskadi de hoy que eso fue una etapa de la que afortunadamente hemos salido, y que constituye un acto de orgullo del pueblo vasco el salir de esa etapa. Porque, en ¨²ltima instancia, quienes van a salir de eso, si los conseguimos, van a ser los vascos; son los aut¨¦nticos protagonistas. Hay mucha gente, muchos vascos que hoy pueden estar en esa posici¨®n de contar a sus hijos con orgullo 'yo lo viv¨ª, yo pude contribuir a ello'.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.