Valor y precio
Escribe Juan de Mairena que s¨®lo un necio confunde valor y precio. Ahora andamos con el precio pol¨ªtico a pagar por el desistimiento de la violencia etarra. O mejor dando vueltas a la condici¨®n previa de que no se pague precio pol¨ªtico alguno por la disoluci¨®n de la banda. Reiteran los del PP hasta la saciedad que ¨¦sa es una de sus l¨ªneas rojas infranqueables. Pero resulta que ese enunciado ya figuraba de modo literal en el texto de la resoluci¨®n aprobada tras el ¨²ltimo debate del estado de la naci¨®n en el Pleno del Congreso de los Diputados del pasado 17 de mayo, que suscribieron todos los grupos pol¨ªticos de la C¨¢mara a excepci¨®n del PP.
Dec¨ªa el punto segundo de la mencionada resoluci¨®n que el Estado de Derecho ha demostrado su fortaleza y superioridad frente al terrorismo. Que a ETA s¨®lo le queda un destino: disolverse y deponer las armas. Que ¨¦sta es la exigencia de la ciudadan¨ªa vasca y tambi¨¦n de la totalidad de los grupos parlamentarios del Congreso. Que, por eso, convencidos de que la pol¨ªtica puede y debe contribuir al fin de la violencia, los abajo firmantes respetar¨ªan en todo momento el principio democr¨¢tico irrenunciable de que las cuestiones pol¨ªticas deber¨ªan resolverse ¨²nicamente a trav¨¦s de los representantes leg¨ªtimos de la voluntad popular, porque "la violencia no tiene precio pol¨ªtico y la democracia espa?ola nunca aceptar¨¢ el chantaje de la violencia".
Se trata, pues, de una cl¨¢usula de estilo repetida, de modo invariable, en todos los pactos de Ajuria Enea, de Madrid, de Pamplona, y tambi¨¦n en el ¨²ltimo que por iniciativa del PSOE firmaron Javier Arenas y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, el 8 de diciembre de 2000, durante el Gobierno de Aznar, bajo el t¨ªtulo de "por las libertades y contra el terrorismo". Es un texto coincidente con la declaraci¨®n formulada por Aznar el 2 de octubre de 1998 en la que afirmaba que "la paz no puede estar sujeta a contrapartidas pol¨ªticas", aunque reconoc¨ªa que "cab¨ªan los acercamientos de presos, la concesi¨®n de beneficios penitenciarios o incluso la aplicaci¨®n masiva y generosa de la figura del indulto". En esa l¨ªnea, el Parlamento llegar¨ªa a pedir el 10 de noviembre por unanimidad la flexibilizaci¨®n de la pol¨ªtica penitenciaria. Pero tambi¨¦n, entonces, se descartaba que "las reivindicaciones soberanistas de los partidos de Estella se convirtieran en moneda de trueque para la no reanudaci¨®n de los atentados".
Recordemos que el 27 de octubre de aquel 1998 Aznar hizo el lac¨®nico anuncio de que hab¨ªa autorizado a sus colaboradores "a iniciar contactos con el MLNV" a fin de acreditar que la voluntad de ETA era la de abandonar las armas. El lenguaje era inaudito, como subraya jotapedro, porque MLNV quer¨ªa decir Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco y nunca un jefe de Gobierno espa?ol hab¨ªa llegado hasta el extremo de reconocer al entorno pol¨ªtico de ETA con su propia autodenominaci¨®n, en aras de obtener la paz. Entonces nuestro colega dec¨ªa sentirse "orgulloso de la audacia pol¨ªtica de Aznar" y, tanto en p¨²blico como en privado, no dejaba de animarle a seguir protagonizando lo que, en t¨¦rminos churchilianos, defin¨ªa como "su mejor hora".
Pero sucede que ninguna de estas declaraciones, anuncios o pactos se hizo en esas ocasiones anteriores ante el pleno del Parlamento. Mientras que ahora el presidente Rodr¨ªguez Zapatero ha impulsado la resoluci¨®n mencionada para que fuera aprobada all¨ª, como m¨¢s arriba se ha dicho, el pasado 17 de mayo y, adem¨¢s, se ha comprometido, como figura en el Diario de Sesiones del 11 de mayo de 2005, a que "si se diera el caso
[del abandono de la violencia por parte de ETA] acudir¨ªa ante la C¨¢mara para explicar los pasos a dar y para solicitar el respaldo de todos los grupos pol¨ªticos al logro de la gran aspiraci¨®n de poner fin al terrorismo en Espa?a".
En esa misma intervenci¨®n hab¨ªa advertido que nadie deb¨ªa hacerse ilusiones porque la historia de la banda no lo permit¨ªa. Hab¨ªa insistido en su obligaci¨®n de trabajar por la esperanza. Hab¨ªa asegurado que el fin de la violencia no ten¨ªa precio pol¨ªtico, aunque aceptaba que la pol¨ªtica pod¨ªa contribuir al fin de la violencia. En unas horas, cuando Rajoy salga de Moncloa, veremos si se cumple esa condici¨®n imprescindible que figura escrita en la resoluci¨®n tantas veces citada: la unidad democr¨¢tica de los partidos y la eliminaci¨®n de la confrontaci¨®n partidaria en la pol¨ªtica antiterrorista. Atentos.
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