"El miedo nos lleva a consentir lo que por otras v¨ªas nunca podr¨ªamos aceptar"
El desierto, la arena es el ¨²ltimo libro de poemas del granadino Jos¨¦ Carlos Rosales. Publicado por la Fundaci¨®n Jos¨¦ Manuel Lara dentro de la colecci¨®n Vandalia, el poemario ofrece una perspectiva existencial del mundo cotidiano que parte de la derrota y las decepciones para adentrarse en las causas del miedo y del dolor. Rosales es autor de importantes t¨ªtulos a lo largo de la d¨¦cada de los noventa. En 2002 obtuvo el premio para poetas andaluces Ciudad de San Fernando con un libro titulado El horizonte.
Pregunta. El miedo es uno de los grandes ejes sobre los que se estructura el libro. ?Qu¨¦ es el miedo y qu¨¦ supone?
Respuesta. Bueno, mi libro tiene varios ejes, no s¨®lo el del miedo, tambi¨¦n est¨¢ el vac¨ªo, la huida, el olvido... A la literatura le pasa lo mismo que a la realidad, que cuando es monotem¨¢tica puede volverse parcial, as¨ª que en este libro no s¨®lo se habla del miedo, tambi¨¦n se habla de otras cosas. Pero, volviendo al eje del miedo, a m¨ª me parece que el miedo es una de las grandes tragedias de nuestro tiempo, interrumpe la vida, falsea la imagen de las cosas, y todo lo deja averiado, muchas veces definitivamente averiado.
P. ?Puede ser el miedo rentable?
R. Si con el miedo no se pudieran conseguir beneficios o ventajas, nadie lo provocar¨ªa. Los poderes p¨²blicos, y tambi¨¦n los privados, lo saben y por eso nos asustan con sus advertencias. El miedo nos lleva a consentir lo que por otras v¨ªas nunca podr¨ªamos aceptar, as¨ª que el miedo nunca es gratuito. Adem¨¢s no tendr¨ªamos que olvidarnos de que cualquier estado sentimental inducido, como el miedo o la euforia, lo que generalmente busca es apartarnos del pensamiento.
P. ?Por qu¨¦ el desierto y la arena?
R. Yo creo que estamos rodeados de desiertos, y no s¨®lo geogr¨¢ficos. La historia, por ejemplo, es un desierto enorme, y la arena es lo ¨²nico que queda cuando pasan los a?os. A m¨ª las monta?as de arena me hacen pensar en todo lo que el paso del tiempo, o de la historia, va triturando sin que ni siquiera nos planteemos salvar lo m¨¢s valioso.
P. Su poes¨ªa, desde El horizonte, ha dado un giro hacia la sencillez. ?Se trata de una causa o de una consecuencia?
R. No s¨¦, la verdad es que siempre he buscado la sencillez o la claridad. Ahora, en El desierto, la arena, tal vez esa posici¨®n sea m¨¢s n¨ªtida, sobre todo despu¨¦s de El horizonte, donde intent¨¦ ampliar mis registros po¨¦ticos. En este ¨²ltimo libro, por el contrario, he tratado de profundizar en los resortes que me parec¨ªan m¨¢s ¨²tiles, m¨¢s sencillos, los que remiten a la claridad. El barroquismo y la expresi¨®n rebuscada nunca me han gustado. Adem¨¢s, si quer¨ªa hablar de los olvidados, o de los inocentes, me parece que hab¨ªa que hacerlo sin dar demasiados rodeos.
P. "La m¨²sica del mundo, ruido cr¨®nico", escribe usted en uno de sus poemas; pero tambi¨¦n escribe en otro lugar "cerrar los ojos y que el miedo acabe (...), abrir los ojos y que quede tiempo". Creo que, m¨¢s all¨¢ de cierta atm¨®sfera angustiosa o cerrada, hay tambi¨¦n un vitalismo sutil en su po¨¦tica. ?Me equivoco?
R. Es cierto, y no s¨®lo por eso. El ¨²ltimo poema del libro, por ejemplo, se cierra con dos versos que me gustan mucho: "Y el coraz¨®n descansa, / y el pensamiento sigue". Son dos versos que resumen un deseo que me parece que podr¨ªa ser compartido por muchos, el deseo de que las agitaciones de nuestros corazones se calmen y que nuestro pensamiento pueda seguir su curso. Digamos que mi vitalismo aspira a ser una especie de vitalismo de la inteligencia.
P. Da la impresi¨®n de que en la actualidad est¨¢ m¨¢s volcado en su obra. ?Se trata de un refugio?
R. Cuando pasan los a?os y has visto demasiado, te das cuenta de que lo m¨¢s importante es un peque?o pu?ado de cosas. Le pasa a todo el mundo, y tambi¨¦n me est¨¢ pasando a m¨ª. Y no cabe duda de que entre ese pu?ado de cosas est¨¢ la poes¨ªa, o la palabra, es decir, la escritura. Las palabras y la escritura son lo ¨²nico que, siendo de todos, tambi¨¦n pueden ser nuestras, tan nuestras como nuestra camisa. ?Y si cuidamos nuestra ropa, no voy yo a cuidar mis poemas? Son un refugio como lo son todas las cosas y personas que nos interesan. Pero no son un refugio para apartarse del mundo, todo lo contrario, m¨¢s bien son un refugio para poder relacionarse mejor con el mundo.
P. ?Qu¨¦ tiene de social El desierto, la arena?
R. A m¨ª me gustar¨ªa que mis poemas se leyeran como poemas existenciales. La literatura social ha tenido entre sus peores secuelas la de borrar las inquietudes m¨¢s ¨ªntimas o individuales. De todas formas, lo existencial incluye a lo social.
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