La edad feliz del cine

Es sumamente extra?a esta Memorias de China, que llega con retraso con respecto a la fecha de su realizaci¨®n. En apariencia, un melodrama que se toma a s¨ª mismo como tal, sin coartadas culteranas ni gui?os posmodernos, en el que, como querr¨ªa cualquier dramaturgia cl¨¢sica del g¨¦nero, se dan cita el infortunio y el azar en dosis nada despreciables. Una segunda lectura del filme permite constatar que estamos ante una reivindicaci¨®n del cine popular, de ese tipo de cine-espect¨¢culo de masas que, al decir de Jean-Luc Godard -y de muchos m¨¢s- ha muerto definitivamente.

En este sentido, Memorias de China, que no renuncia a denunciar el pasado del pa¨ªs, se comporta como tantos otros t¨ªtulos -de La ¨²ltima sesi¨®n a En el curso del tiempo, por poner s¨®lo dos ejemplos- en los que se convoca la muerte del cine. Tiene gracia y no pocos momentos de inspiraci¨®n; pero lo recordaremos por su decidida apuesta por g¨¦neros, temas y personajes de esos que ya no pueblan nuestras pantallas.