Prince vuelve a la cima con su nuevo disco
Gran ¨¦xito de ventas en Estados Unidos del ¨²ltimo trabajo del cantante, '3121'
Hay que restregarse los ojos. Pero es verdad: en su primera semana de venta, 3121 el ¨²ltimo ¨¢lbum de Prince, se coloc¨® en lo m¨¢s alto de las listas estadounidenses. Seg¨²n el c¨®mputo de la revista Billboard, despach¨® 183.000 ejemplares en pocos d¨ªas. Aunque ha perdido ese puesto en la presente semana, es la primera ocasi¨®n en que un disco largo de Prince entra directamente al n¨²mero uno. La anterior ocasi¨®n que ocup¨® esa posici¨®n fue en 1989, con la banda sonora de Batman. No es peque?a haza?a para un artista al que, hasta hace tres a?os, muchos consideraban comercialmente difunto.
Tras el agrio conflicto con Warner Bros, que degener¨® en situaciones absurdas, Prince ejerce de ¨²nico due?o de su obra creativa. Liberado, ya no acepta contratos de exclusividad: pacta con multinacionales para que comercialicen un determinado ¨¢lbum, una fugaz joint venture en la que se reserva la mayor¨ªa de los ingresos. Para el siguiente proyecto destinado al gran p¨²blico, Prince salta a otra gran empresa donde se le trata con guantes de seda.
As¨ª ha hecho con Emancipation (sacado por EMI en 1996), Rave un2 the joy fantastic (Arista, 1999), Musicology (Sony, 2004) y, ahora, con 3121, un disco ecl¨¦ctico y accesible que distribuye Universal. Simult¨¢neamente, ha continuado editando sus caprichos a trav¨¦s de su propio sello, NPG, de escasa difusi¨®n en tiendas: desde la extraordinaria caja de directos One nite alone ...live! (2002) a la dudosa colecci¨®n instrumental N.E.W.S. (2003). Sabe aplicar presi¨®n cuando es necesario: logr¨® parar la salida de Ultimate, una atractiva antolog¨ªa de sus grabaciones con Warner, que iba a llegar al mercado una semana antes de 3121.
Su cultivada imagen de excentricidad no impide que Prince sea uno de los mejores hombres de negocio del show business estadounidense. Un dato: en su pa¨ªs, es promotor de sus propios espect¨¢culos. Cuando le apetece tocar, alquila los auditorios y promociona las actuaciones mediante el boca a oreja, disparado desde Internet por su NPG Music Club. No suele usar intermediarios y, descontando gastos de producci¨®n, toda la taquilla va a su bolsillo. La estrategia funciona: en 2004, la gira de Musicology fue considerada por la publicaci¨®n especializada Pollstar como la m¨¢s rentable del a?o, con ingresos brutos de m¨¢s de 87 millones de d¨®lares. Como acicate, recurri¨® al viejo truco del dos por uno: vendi¨® conjuntamente entradas y copias de Musicology. Ante el asombro de la industria, el disco lleg¨® al n¨²mero tres en las listas de EE UU y ha colocado all¨ª dos millones de copias. Todo esto, sin conceder entrevistas ni caer en obviedades promocionales.
Para incentivar la venta r¨¢pida de 3121, la primera tirada inclu¨ªa un n¨²mero de invitaciones para acudir a un concierto exclusivo en Paisley Park, su cuartel general de Minneapolis. Las puertas de ese recinto se abren regularmente para que los fans m¨¢s devotos puedan escuchar temas in¨¦ditos e, incluso, conversar con el artista. Algunos de esos encuentros en Paisley Park fueron registrados por el cineasta Kevin Smith, con destino a un documental que finalmente Prince decidi¨® parar.
El t¨ªtulo de 3121 hace referencia, aunque no sea la direcci¨®n correcta, a la residencia que Prince tiene alquilada en Sierra Alta Way, en West Hollywood. En la mansi¨®n californiana, Prince celebr¨® una fiesta que, dicen, logr¨® la mayor concentraci¨®n de estrellas por metro cuadrado en la noche de los Oscar. De Spike Lee a Pen¨¦lope Cruz, pasando por Joni Mitchell o Reeese Whiterspoon, los invitados pudieron escucharle tocando desde temas suyos a versiones de Led Zeppelin o Stevie Wonder. No falt¨® Salma Hayek, que -en su faceta de realizadora- rod¨® en Marruecos el clip correspondiente a Te amo, coraz¨®n, primer tema extra¨ªdo de 3121.
Sin embargo, si alguno de los asistentes esperaba un ambiente orgi¨¢stico, pronto qued¨® decepcionado. En la Nochevieja de 2001, Prince se cas¨® con una empleada suya, Manuela Testolini, e hizo p¨²blica su conversi¨®n a la fe de los Testigos de Jehov¨¢. Aunque no realice proselitismo abiertamente, en 3121 hay ecos de sus actuales creencias. Ya no ofrece placeres de dormitorio: invita a las damas a regodearse ante las maravillas de la naturaleza y estudiar la palabra de Dios.
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