'Nori berea'
Considera el autor que no se ha valorado debidamente la importancia que en la decisi¨®n de ETA ha tenido la ilegalizaci¨®n de Batasuna.
Nori berea da zuzenbidea, "a cada cual lo suyo, eso es la justicia", dice un bonito aforismo vasco que, por cierto, debe de tener origen latino, como tantas cosas nuestras. Dar a cada cual lo suyo... no parece tan dif¨ªcil; y, sin embargo, es algo que rara vez sucede.
Una de estas ocasiones en que me parece que se est¨¢ incumpliendo escandalosamente la m¨¢xima es este esbozo de proyecto de proceso de paz que vivimos desde que nuestra Mafia Nacional anunci¨® en marzo que iba a dar un respiro a los fierros para una temporada, con posible pr¨®rroga a la eternidad. Desde entonces, ha habido comentarios y an¨¢lisis para todos los gustos, en todos los tonos, bajo todos los prismas y de todos los colores, pensados y escritos todos por mentes m¨¢s sesudas y mejor informadas que la m¨ªa; y sin embargo, en esa monta?a de palabras, echo en falta el reconocimiento de un hecho en mi opini¨®n evidente y de la m¨¢s elemental justicia. Me refiero al papel y al m¨¦rito m¨¢s que notables que ha tenido la pol¨ªtica antiterrorista del Partido Popular en hacer posible, casi dir¨ªa en inducir, la situaci¨®n que estamos viviendo.
M¨¢s en concreto, no veo mencionada en ninguna parte, ni siquiera en sus propios medios de comunicaci¨®n, y eso s¨ª que es extra?o, la importancia decisiva que ha tenido para llegar a donde estamos la ilegalizaci¨®n de Batasuna. Sin esta, en mi opini¨®n, nada de lo que est¨¢ sucediendo estar¨ªa sucediendo. El nuevo panorama, y toda la esperanza que genera, es consecuencia direct¨ªsima de aquella bendita medida, tomada con gran pol¨¦mica y grandes oposiciones hace dos a?os. ?O es que Batasuna-ETA ha cambiado de opini¨®n, como por conversi¨®n religiosa, sobre la licitud moral de asesinar al adversario cuando le conviene? Conoci¨¦ndolos, como los conocemos tras haberlos padecido treinta a?os, eso es extremadamente improbable y muy dif¨ªcil de creer. No: Batasuna-ETA no se ha ca¨ªdo del caballo, como Pablo derribado por el manotazo de Dios, ni ha visto la luz de la democracia al levantar los ojos desde el suelo. Batasuna-ETA, lejos de caerse del caballo, ha hecho algo mucho m¨¢s pedestre: bajarse del burro, que es parecido pero no igual, y es lo que los mortales solemos hacer cuando las circunstancias aprietan y no nos queda otro remedio.
El elemento decisivo de esa apretura ha sido, creo, la constataci¨®n de dos hechos. Uno: que lo que en un principio pudo parecerles que iba a ser una nueva clandestinidad heroica, llena de gloria y logros, en la que el Pueblo Vasco dejar¨ªa de adorar ¨ªdolos falsos y se volcar¨ªa a su lado en la lucha contra Espa?a como en los buenos tiempos (porque hay que entender que Batasuna-ETA es fundamentalmente un movimiento nost¨¢lgico, definido por su incapacidad de superar la adicci¨®n a la ¨¦pica antifranquista), ha resultado ser un aut¨¦ntico desastre para la organizaci¨®n, que ha perdido todo su protagonismo y toda la capacidad de intimidaci¨®n que era su principal arma, y ha visto c¨®mo sus llamamientos a la solidaridad en su desgracia ca¨ªan en tierra seca y pedregosa y se agostaban en un cada vez mayor rid¨ªculo. Y dos: que unos cuantos a?os m¨¢s as¨ª, sin vida p¨²blica y sin poder presentarse a las elecciones, pod¨ªan significar simple y llanamente su desaparici¨®n, ya que su mismo producto, algo rebajado en calor¨ªas (lo mismo pero sin muertos) lo ofrec¨ªan ya otras marcas concurrentes que se iban haciendo hueco en el mercado.
Batasuna-ETA, sencillamente, se ha convencido de que si no cesaban definitivamente los muertos, nunca podr¨ªa volver a presentarse a unas elecciones y que eso, en pocos a?os, pod¨ªa costarle la desaparici¨®n. No niego que hayan pesado otros factores, pero cuando le oigo decir al lehendakari el d¨ªa de Todos los Vascos (16 de abril) que el terrorismo ha cesado por "la exigencia de la sociedad vasca", pues hombre, eso queda bonito y nos hace sentirnos a todos -sobre todo a ellos, que buena falta les hace- fuertes e indomables, pero mire usted: lo dudo mucho. Es m¨¢s bien el enorme da?o que la ilegalidad le estaba haciendo a Batasuna lo que ha sido la clave de lo sucedido. Y de eso, evidentemente, el m¨¦rito, quiz¨¢s no del todo voluntario (quiero decir que probablemente no hab¨ªan calculado tanto) es del PP.
De quien no ha sido el m¨¦rito, desde luego, es de muchos otros: en primer lugar, de los nacionalistas democr¨¢ticos, que se opusieron -naturalmente- a la ilegalizaci¨®n, aunque probablemente, al menos en el caso del PNV, con la boca muy peque?a, es decir, aplaudiendo por dentro, en su habitual estilo fariseo de cubrirse la boina de cenizas, golpearse el pecho y rasgarse las vestiduras para convertir en agravio cobrable lo que en el fondo les parece muy bien y les viene a¨²n mejor. Y menos todav¨ªa lo ha sido de Izquierda Unida, que, tambi¨¦n en su t¨®nica habitual, cape¨®, dud¨®, vacil¨®, dio tres vueltas sobre s¨ª misma, se hizo un l¨ªo, dijo que s¨ª, dijo que no, se lo pregunt¨® a Madrazo, consult¨® a una pitonisa, se psicoanaliz¨® y, a la postre, acab¨® por abstenerse, no fuera que alg¨²n votante consiguiera enterarse de qu¨¦ opinaban. Y luego se preguntan, en sus sesudos congresos posbatacazo, a qu¨¦ se debe su clara vocaci¨®n de desaparecer. Pues hombre...
?Y el Gobierno? El Gobierno, bien, gracias. No cabe duda de que a ¨¦l tambi¨¦n le incumbe un m¨¦rito muy grande en todo lo que est¨¢ pasando, l¨ªbreme Dios de neg¨¢rselo. Sin embargo, y con esto vuelvo al principio, si hay que dar a cada cual lo suyo, es justo reconocer que los mimbres con que se ha tejido este leve, lev¨ªsimo, cestillo de esperanza en el que Espa?a, como Mois¨¦s las del Nilo, surca las zozobrosas aguas del devenir (disculpen el exceso de imaginer¨ªa b¨ªblica; es la Semana Santa, que me repite), no los plantaron ellos, sino que los heredaron, y, con ellos, todos los frutos de una buena pol¨ªtica antiterrorista, que fue la del PP. El partido gobernante se ha limitado ahora a tejer la barquichuela y pilotarla. Con extremada habilidad, eso tambi¨¦n hay que reconocerlo.
Mat¨ªas M¨²gica es escritor.
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