Par¨ªs recupera el teatro Od¨¦on
La prestigiosa sala reabre sus puertas, con Georges Lavaudant de director
Par¨ªs y Europa recuperaron anoche para la actividad teatral una de sus salas m¨¢s prestigiosas, el Od¨¦on, que permanec¨ªa cerrada desde el verano de 2002. En esos tres largos a?os de cierre, el local ha sido modernizado -instalaci¨®n de ascensores y montacargas-, dotado de mayor comodidad -climatizaci¨®n, espacio entre butacas adaptado a la actual talla media de los espectadores- y remozado -mayor profundidad del escenario y nueva inclinaci¨®n de la platea-. Lo necesitaba, porque el Od¨¦on, querido por Mar¨ªa Antonieta, se inaugur¨® en 1782. Entonces no s¨®lo era la mayor sala de Par¨ªs (1.913 plazas) sino la primera concebida como "espacio p¨²blico, abierto a todos los ciudadanos y destinado a la creaci¨®n de espect¨¢culos".
La reapertura del m¨ªtico local es buena noticia para una Europa carente de s¨ªmbolos positivos
Desde 1983, el Od¨¦on se hab¨ªa convertido tambi¨¦n en Th¨¦?tre de l'Europe, es decir, era "un paso para que los hombres se conozcan mejor entre ellos, un gesto para reafirmar la identidad cultural de los europeos, una identidad m¨²ltiple, compleja, contradictoria pero cuyo hilo sirve de entramado de la Historia", seg¨²n palabras de su primer director, el italiano Giorgio Strehler. Y por ese teatro han desfilado obras, directores y compa?¨ªas de los distintos pa¨ªses de Europa expres¨¢ndose tambi¨¦n en distintos idiomas. A Strehler le sucedi¨® Llu¨ªs Pasqual entre 1990 y 1996, y propuso temporadas rusa, hisp¨¢nica, inglesa, irlandesa o de Europa del Este, lo que signific¨® anticiparse a la ampliaci¨®n pol¨ªtica de la UE.
Ahora est¨¢ al frente del Od¨¦on Georges Lavaudant, para quien "el teatro es justo lo contrario de lo que significa Bruselas; el teatro no es una lengua ¨²nica, no es el euro". ?l organiz¨®, en el verano de 2002, el traslado a unos antiguos talleres, los Ateliers Berthier, para poner en pie una sala modulable para 400 personas que se ha revelado ¨²til y alternativa. Ahora ser¨¢ la segunda sala del Od¨¦on, que regresa a su sede hist¨®rica -850 plazas- con Hamlet (un songe), con direcci¨®n del propio Lavaudant e interpretada por Ariel Garc¨ªa Vald¨¦s.
La programaci¨®n 2006-2007 cuenta con obras de Heiner M¨¹ller, Bertolt Brecht, la Societas Raffaello Sanzio, Christa Wolf, Shakespeare (dos), Friedrich Nietzsche, Eug¨¨ne Labiche, Guy Alloucherie, el marqu¨¦s de Boyer d'Argens, Antonin Artaud y Carlo Goldoni, y con las direcciones de Bob Wilson, Sylvain Creuzevault, Romeo Castelluci, Andr¨¦ ?ngel, Krystian Lupa, el t¨¢ndem J¨¦r?me Deschamps-Macha Make?eff, Anatoli Vassiliev, Luca Ronconi, Dominique Pitoiset o, en dos oportunidades, de Lavaudant, todos ellos trabajando en su lengua materna o en la de sus actores.
La recuperaci¨®n del Od¨¦on es buena noticia para una Europa carente de s¨ªmbolos positivos. Adem¨¢s, supone la reapertura de un local m¨ªtico, de historia complicada (ardi¨® en dos ocasiones y ha cambiado de nombre, orientaci¨®n y estatuto much¨ªsimas m¨¢s), un espacio de libertad indiscutible. Fue en el Od¨¦on, por ejemplo, donde se present¨® Mahoma o el fanatismo, de Voltaire, que hoy la correcci¨®n pol¨ªtica hace invisible, donde Beaumarchais mont¨® las andanzas de F¨ªgaro contra de la opini¨®n de Luis XVI, o donde Jean Genet desafi¨® con Les parevents a quienes deseaban mantener el imperio colonial franc¨¦s. El Od¨¦on tambi¨¦n ha visto nacer parte de la noci¨®n moderna de puesta en escena, por la labor que desarrollaron gente como Antoine o Jacques Copeau, y que sigue renov¨¢ndose a trav¨¦s de algunos de los nombres antes citados, un espacio donde se renueva la idea de Europa como un sue?o cultural capaz de entusiasmar, en lugar de ser s¨®lo una realidad burocr¨¢tica que aburre incluso a las ovejas.
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