Luces de candilejas
Lamento reconocerlo, pero no soy rico. Por alguna extra?a raz¨®n, el fabuloso plan que urd¨ª la semana pasada se ha ido al garete. De modo que pido humildemente perd¨®n a todos aquellos a quienes pude convencer de seguir mi ejemplo. Qu¨¦ le vamos a hacer; por lo menos nos queda el civismo, que tambi¨¦n es una riqueza. Aunque a m¨ª me queda un poco m¨¢s. Como, seg¨²n algunos, Navarra est¨¢ siendo moneda de cambio yo, dado mi origen pamplonica, debo de ser por lo menos calderilla de cambio. Lo que representa un consuelo; no es lo mismo caer de la riqueza a la nada que a la calderilla. A la calderilla pol¨ªtica, para m¨¢s inri. As¨ª que estoy m¨¢s feliz que Chuspito con mi nueva condici¨®n de cuatro perras. Y es que algunos lo necesitamos, me refiero a sentirnos algo. El alcalde de mi ciudad es de otra pasta. Debe de sentirse en el fondo el Sastrecillo Valiente, pero tan en el fondo, tan en el fondo, que ni se le nota. No s¨®lo eso, ni siquiera hace nada por parecer lo que de verdad es. O lo que le gustar¨ªa ser, como nos pasa a los dem¨¢s mortales. A ¨¦l simplemente le va la marcha. Y cuanto m¨¢s parda mejor. ?O era la leche? El otro d¨ªa el Tribunal Supremo ech¨® para atr¨¢s una carambola urban¨ªstica que urdi¨® hace unos a?os el Ayuntamiento casi al completo (no se sum¨® HB, cuando HB pod¨ªa sumarse o no a algo), pues bien ¨¦l se ha quedado tan tranquilo.
Y la cosa era de cine. Ver¨¢n, para construir la plaza de toros de Illumbe el Ayuntamiento tuvo de hacer alguna permuta y pagar lo que tocara al leg¨ªtimo propietario del terreno. Luego, para cuadrar las cuentas, adjudic¨® sin concurso p¨²blico lo que no era plaza de toros a la misma sociedad explotadora de los morlacos para que levantara cines y bares, algunos de ellos con m¨²sica. La cosa es que en el mismo momento en que son¨® la palabra cine, la empresa que por entonces detentaba el monopolio -o casi- de la cosa cinematogr¨¢fica en Donostia interpuso una querella porque al intruso le hab¨ªan concedido el chollo a dedo. Y ah¨ª entra el Supremo ratificando la sentencia que en su d¨ªa emiti¨® el Tribunal Superior de Justicia del Pa¨ªs Vasco declarando ilegal el apa?o. Por si fuera poco, la sentencia declara nula la licencia de explotaci¨®n, por lo que no se sabe qu¨¦ suerte correr¨¢ todo lo que all¨ª est¨¢ siendo explotado para el ocio, el negocio y las noches problem¨¢ticas. Parece l¨®gico que a la vista de lo visto, la corporaci¨®n est¨¦ preocupada. Y lo est¨¢. Menos Od¨®n. El inefable alcalde ha reconocido que cometieron una chapuza aunque, sobre todo, se alegra porque el Supremo le ha negado al querellante la indemnizaci¨®n que ped¨ªa.
Pero la cosa no acaba ah¨ª. Despu¨¦s de esta charlotada, el alcalde de mi ciudad ha vuelto a dar la campanada en el cine protagonizando una versi¨®n sui generis de Descalzos por el parque pero con menos amor y menos empalago que la de Jane Fonda y Robert Redford. Y es que gracias a Od¨®n se est¨¢ remozando el hist¨®rico parque de Cristina Enea, aunque de manera tan agresiva seg¨²n los ecologistas y el resto de la corporaci¨®n (menos los suyos) que se ha roto el poco feeling y glamour que reinaba en la Casa Consistorial. La nota esperp¨¦ntica la pusieron los Keystone Cops del municipio corriendo casi a boinazos al concejal Ezeizabarrena. Od¨®n trat¨® de echar pelillos a la mar organizando una visita -no s¨¦ si descalza o desnuda, que se lleva ahora tanto, pero por lo menos guiada- a las obras, sin que los d¨ªscolos y reacios se dejaran engatusar. No s¨®lo eso, adem¨¢s de darle la espalda le han gratificado con una denuncia en Bruselas por no haber trazado un plan ecol¨®gico y haber puesto en peligro el ciervo volante, el trit¨®n palmeado, la lagartija roquera -qu¨¦ fallo, Od¨®n, para con Elvis- el erizo europeo y el lir¨®n gris. Si no es demasiado impertinente por mi parte me gustar¨ªa sugerirle al alcalde una l¨ªnea de defensa formidable. Deber¨ªa contratacar asegurando que puede que peligren algunas sabandijas, pero que ha hecho todo para preservar a los Grandes Simios que son casi como los humanos (pero m¨¢s agradecidos).
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