J., 15 a?os con contratos temporales
La precariedad en el empleo condiciona el futuro profesional y personal de la mitad de los j¨®venes
J. empez¨® a trabajar en 1991 en una televisi¨®n auton¨®mica como becario-redactor. A los 15 a?os, sigue igual, con un contrato temporal. Despu¨¦s de la beca, pas¨® por distintas formas de vinculaci¨®n con la empresa hasta llegar a la actual: sucesivos contratos de obra y servicios. "Trabajo 11 meses, cobro el paro un mes, y vuelta a empezar", explica. Nunca llega a tener un a?o de antig¨¹edad; no cobra quinquenios; no puede pedir una excedencia y, sobre todo, no tiene la seguridad de que lo van a volver a contratar. A pesar de todo, cree que no est¨¢ tan mal. "Cobramos bien y tenemos m¨¢s vacaciones que los fijos". El Estado paga buena parte de este tiempo libre, el mes en paro.
Al lado de otros compa?eros, se considera afortunado. "Para los empleos t¨¦cnicos, hay gente a la que cogen durante un d¨ªa o una semana", asegura. "Despu¨¦s se van a la calle". ?l entr¨® en la televisi¨®n con 21 a?os. Ahora tiene 36 y sigue en una situaci¨®n laboral incierta. Tal vez por eso prefiera no dar su nombre y apellidos.
Juventud, ?divino tesoro? Para el empleo, desde luego, no. La precariedad laboral en Espa?a afecta sobre todo a los menores de 30 a?os. La reforma laboral pactada entre Gobierno, patronal y sindicatos intenta paliar esta situaci¨®n impidiendo el encadenamiento de contratos. Pero, por el momento, las cifras son poco esperanzadoras. La tasa de paro de los j¨®venes duplica a la de los mayores de 30: el 14,70% frente al 7,10%. La temporalidad afecta a la mitad de todos aqu¨¦llos que todav¨ªa no han llegado a la treintena. En total, a 2.316.200 trabajadores. Despu¨¦s de los 30 a?os, s¨®lo un 20,3% de la poblaci¨®n activa tiene trabajo eventual. E incluso dentro de los j¨®venes hay enormes diferencias: cuanto menores son los trabajadores, m¨¢s padecen la temporalidad. De los 16 a los 19 a?os, 7 de cada 10 personas tienen este tipo de contrato; de los 20 a los 24, el porcentaje desciende hasta el 56,3%, y de los 25 a los 29, hasta el 41,4%.
El miedo al despido fulminante es una de las sensaciones m¨¢s desagradables de la precariedad.La angustia de no saber si se va a poder pagar la hipoteca o el alquiler de ese mes. "Estamos asustados", relata Ana Gim¨¦nez, de 28 a?os. "Yo iba a trabajar todos los d¨ªas sin saber cu¨¢ndo me iban a echar", a?ade. Estuvo casi tres a?os en una empresa que, entre otras cosas, repara piezas defectuosas de autom¨®viles, contratada a trav¨¦s de una entidad intermediaria, de servicios. En marzo de 2004 le hicieron un primer contrato que dur¨® hasta julio de ese a?o. En agosto, consigui¨® un contrato de obra. "Pero no se especificaba cu¨¢l era esa obra, ni qu¨¦ piezas ten¨ªa que reparar, as¨ª que era imposible saber cu¨¢nto iba a durar mi empleo", se lamenta.
En enero de 2006 lleg¨® el momento que tanto tem¨ªa esta joven viguesa. "Me dijeron que ¨¦se era mi ¨²ltimo d¨ªa y no me dieron ninguna explicaci¨®n. Se supone que la pieza que yo reparaba ya no se hac¨ªa, pero era falso". Ana estaba decidida a ir a juicio. En el acto de conciliaci¨®n con la empresa, ¨¦sta admiti¨® que hab¨ªa un despido improcedente y la indemniz¨® con 2.600 euros. "Pero conmigo echaron a otras dos chicas, que no demandaron. Claro, a ellas las siguen llamando y a m¨ª no".
Pero no hay que desesperar. S¨®lo el 10% de las personas con 60 a?os tiene un empleo eventual. Paciencia.
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