Zidane se va con un detalle de maestro
El astro franc¨¦s se despide del Bernab¨¦u con un gol en un partido que el Madrid se dej¨® empatar por el Villarreal
Una gran futbolista se despidi¨® del Bernab¨¦u, que reconoci¨® su magisterio con una ovaci¨®n emocionante. A Zidane le espera un futuro que todav¨ªa no adivina. No ser¨¢ un jugador que se recuerde con cari?o por su hinchada. Pertenece a otra categor¨ªa. Con el tiempo crecer¨¢ el mito de sus controles inigualables, sus goles exquisitos, su t¨¦cnica primorosa. Con toda seguridad la leyenda superar¨¢ la realidad. Sucede con unos pocos elegidos que acaban convertidos en leyendas, indiscutibles cuyos defectos, y Zidane tambi¨¦n los ha tenido, quedan eliminados de la memoria colectiva. En la despedida, el Madrid permiti¨® el empate del Villarreal en una actuaci¨®n meritoria, pero incompleta. Su autoridad estuvo rebajada por los despistes.
REAL MADRID 3 - VILLARREAL 3
Real Madrid: Casillas; Salgado (Cicinho, m. 60), Mej¨ªa, Sergio Ramos, Roberto Carlos; Beckham, Pablo Garc¨ªa (Guti, m. 60), Baptista, Robinho; Zidane (Ra¨²l Bravo, m. 90), y Ra¨²l.
Villarreal: Barbosa; Javi Venta, Quique Alvarez, Pe?a, Arruabarena; Tacchinardi, Senna, Riquelme, Jos¨¦ Mari (Guayre, m. 71); Guille Franco (Sor¨ªn, m. 46), y Forl¨¢n (Josico, m. 87).
Goles: 1-0. M. 23. Baptista, tras una dejada de Ra¨²l. 1-1. M. 30. Mej¨ªa en propia meta. 1-2. M. 39. Tiro cruzado de Forl¨¢n que sorprende a casillas. 2-2. M. 66. Zidane, de cabeza a centro de Beckham. 2-3. M. 85. Forl¨¢n de penalti. 3-3. M. 88. Baptista remata de cabeza una falta sacada por Beckham.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Robinho, Pe?a, Pablo Garc¨ªa, Guille Franco, Tacchinardi, Barbosa, Casillas y Arruabarena. Expuls¨® a Sergio Ramos y a Maqueda, segundo entrenador del Madrid. Robinho, Pablo Garc¨ªa y Sergio Ramos no jugar¨¢n el pr¨®ximo partido.
Unos 78.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Se llen¨® el Bernab¨¦u para despedir a Zidane, astro del f¨²tbol que siempre mereci¨® el aprecio de la hinchada madridista. Hab¨ªa rebasado sus mejores d¨ªas cuando lleg¨® al Madrid, fichaje apote¨®sico de Florentino P¨¦rez, que ten¨ªa claras sus ideas. Despu¨¦s quedar¨ªa preso de todos los vicios que genera el f¨²tbol: la vanidad, el halago constante, el desprecio de la sensatez, la infalibilidad papal. La gente ha querido a Zidane por razones futbol¨ªsticas y tambi¨¦n por su resistencia al famoseo que tanto da?o ha hecho al Madrid. Su gol en Glasgow es la cumbre de un equipo construido a base de mucho dinero y jugadores estelares. Es una volea inolvidable para el madridismo y para el f¨²tbol, un remate imposible del jugador de los recursos impensables. Zidane emprendi¨® all¨ª mismo su declive f¨ªsico, alimentado tambi¨¦n por la fatiga que le ha producido una profesi¨®n cada vez menos agradable. Sali¨® eliminado en la primera ronda del Mundial 2002, fracas¨® nuevamente con Francia en la Eurocopa 2004 y ha vivido el catastr¨®fico periodo del Madrid, lleno de convulsiones, intrigas, descr¨¦dito y desorientaci¨®n. Los aficionados acudieron para honrarle, pero tambi¨¦n con la esperanza de disfrutar de una ¨²ltima lecci¨®n del maestro. Disfrutaron. Lo hicieron con el ¨²ltimo Zidane, todav¨ªa capaz de un gran detalle, pero muy discontinuo en su aportaci¨®n.
El detalle fue un golazo, que pareci¨® importante. Una buena combinaci¨®n del ataque del Madrid desemboc¨® en la banda derecha, donde Beckham se hartaba de tirar excelentes centros. ?ste vol¨® hasta el segundo palo, donde Javi Venta midi¨® mal y Zidane cabece¨® bien. Mejor que bien: con elegancia, astucia y precisi¨®n. La pelota cruz¨® hacia el palo contrario, suave, con un recorrido lento que se cerr¨® en la red. Un gol muy elegante, propio de Zidane. No pod¨ªa despedirse con una tonter¨ªa de remate. El tanto signific¨® el empate a dos, resultado que dejaba al Madrid en situaci¨®n de defender el segundo puesto. Pero el partido entr¨® en un desconcierto que no ces¨® hasta el ¨²ltimo minuto, hasta el poderoso cabezazo de Baptista que alivi¨® la angustia de su equipo.
El Madrid aplast¨® al Villarreal durante la mayor parte del encuentro, pero se permiti¨® los errores de costumbre. En apenas cinco minutos, el Villarreal gener¨® en la primera parte cuatro ocasiones, marc¨® dos goles y remat¨® una vez al palo. Volc¨® el encuentro ante la sorpresa general. Hab¨ªa jugado mal, con una desmoralizaci¨®n evidente. Sus ¨²ltimos partidos han sido consecuencia de la decepci¨®n en la Liga de Campeones, donde se encontr¨® a un cent¨ªmetro de la final. Nadie defini¨® mejor la situaci¨®n del Villarreal que Riquelme, que pas¨® desapercibido en el primer tiempo. Sin su contribuci¨®n, el Villarreal se defendi¨® con m¨¢s coraje que orden. Javi Venta pas¨® un calvario durante toda la noche y los centrales tuvieron muchas dificultades para contener a Ra¨²l, especialmente en el primer tiempo. Despu¨¦s de muchas semanas mediocres, Ra¨²l ofreci¨® algunos datos positivos. Estuvo activo, jug¨® con inteligencia, pareci¨® un poco m¨¢s ligero y lleg¨® a posiciones de remate con facilidad. A su alrededor, el Madrid funcion¨® con firmeza. Empotr¨® al Villarreal contra su porter¨ªa y produjo numerosas oportunidades. Primero Ra¨²l en un mano a mano, luego Zidane, Robinho, un mal despeje de Pe?a que se estrell¨® en el palo, Beckham. As¨ª hasta el tanto de Baptista, que hizo lo que mejor sabe: aprovechar su potencia para sorprender en el ¨¢rea. Marc¨® el primer tanto con un fenomenal zurdazo. Anot¨® el segundo con un cabezazo enorme. Por lo dem¨¢s, apenas hubo noticias de Baptista.
Los dos periodos resultaron sim¨¦tricos. A un excelente Madrid siguieron los habituales errores de concentraci¨®n y el desorden caracter¨ªstico del equipo. En cada caso, el Villarreal aprovech¨® las concesiones para marcar goles, generar oportunidades y sembrar la duda en el Bernab¨¦u. El gol de Forl¨¢n -un penalti que no quiso lanzar Riquelme- se entendi¨® como definitivo. No fue as¨ª. Baptista se levant¨® para cabecear el tercer gol del Madrid y para permitir la despedida de Zidane, que se retir¨® a un minuto del final. Se dirigi¨® al banquillo con el gesto contenido de siempre, entre la cari?osa ovaci¨®n de la hinchada. Se fue como es: con clase y dignidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.