"Ha sido una delicia"
Del Bosque y Hierro reflexionan sobre lo que han significado los cinco a?os de Zidane en el Madrid
El 6 de diciembre de 1995, durante un partido de Copa de la UEFA en el Benito Villamar¨ªn, un jugador del Burdeos y otro del Betis saltaron por un bal¨®n llovido en el medio del campo. La pelota sali¨® despedida. Como en la ruleta, cay¨® en el casillero de un tercer hombre: Zidane. El franc¨¦s estaba a 40 metros de la porter¨ªa pero no vacil¨®. "La pelota cay¨® justo delante de m¨ª y bot¨®", recuerda. "Y tuve la impresi¨®n de que ten¨ªa tiempo para hacer de todo. Mucho tiempo". Arm¨® su pierna menos buena, la zurda, y ejecut¨® una vaselina gigante y bella que se col¨® entre el larguero y los guantes de Pedro Jaro. La jugada dur¨® cuatro segundos. El tiempo se acaba. La vida de los genios no es m¨¢s larga pero da para mucho. Ayer Zidane jug¨® su ¨²ltimo partido en casa y el Bernab¨¦u le dedic¨® un homenaje de despedida. Sustituido un minuto antes del final, esper¨® en el t¨²nel de vestuarios para cambiarse la camiseta con Riquelme. Cuando el campo se despobl¨® sali¨® con la camiseta de tirantes a despedirse del p¨²blico haciendo un gesto t¨ªmido con la mano. Casillas se le colg¨® del cuello para abrazarlo y darle un beso. Y Baptista, y Beckham, y Mej¨ªa, y el preparador f¨ªsico Pau Alberti, y Ra¨²l. Todos quisieron quedarse con un peque?o recuerdo de su piel y su emoci¨®n.
Sustituido a un minuto del final, esper¨® en la banda para cambiarse la camiseta con Riquelme
Casillas se le colg¨® del cuello, y Beckham y Ra¨²l... todos quisieron un recuerdo de su piel
"?rbitro no pites el final que Zidane se nos va", rezaba una pancarta. "Gracias Zizou por cinco a?os de magia", dec¨ªa otra. Hubo un mosaico blanco y un retrato del h¨¦roe en el fondo sur. Kay Starr cant¨® My heart reminds me en clave de jazz por la megafon¨ªa. La gente grit¨® como gritaban los ac¨®litos de Saint Denis: "?Zizou!, ?Zizou!, ?Zizou!". El estadio se llen¨® por primera vez desde febrero. A un mes de cumplir los 34 a?os, Zidane decidi¨® retirarse y mucha gente quiso acercarse a Chamart¨ªn para verle por ¨²ltima vez en acci¨®n. Entre ellos, los dos hijos de Vicente del Bosque, el entrenador que m¨¢s apreci¨® el astro en su paso por el Madrid.
"Yo creo", dijo ayer Del Bosque, "que Zidane no habr¨ªa decidido retirarse si el equipo hubiera seguido ganando t¨ªtulos. En el pensamiento de todos est¨¢ que iba a seguir. En su contrato hab¨ªa otro a?o opcional... Pero es un hombre muy exigente, sobre todo consigo mismo. Perder le jod¨ªa mucho y no es de los que celebran marcar de penalti".
Cuando el presidente dimisionario, Florentino P¨¦rez, decidi¨® ficharle en el verano de 2001, Zidane se convirti¨® en el jugador m¨¢s caro del mundo. El Juventus se embols¨® 74 millones de euros. En sus primeros dos temporadas en el Madrid, el jugador gan¨® una Liga y una Copa de Europa. Como a Florentino P¨¦rez aquel ritmo no le pareci¨® suficientemente alto, en mayo de 2003 decidi¨® prescindir de Del Bosque. Desde entonces Zidane lleva tres a?os de sequ¨ªa. No volvi¨® a levantar ning¨²n trofeo. Con Del Bosque tambi¨¦n se fue su confidente en el campo, Claude Makelele, traspasado al Chelsea.
"Es evidente que luego Zidane no ha tenido ese escudo que ten¨ªa con Makelele", coment¨® Del Bosque. "Era su hombre de confianza, el que le serv¨ªa toda la comida. Cuando Makelele ten¨ªa el bal¨®n el primer destino de sus pases era Zidane aunque estuviera marcado".
"Cuando lleg¨®", recuerda Del Bosque, "nos dijeron que prefer¨ªa jugar con dos hombres por delante y dos por detr¨¢s para protegerle. Roberto Carlos nos dio la soluci¨®n. Nos permiti¨® darle libertad con dos por delante , dos por detr¨¢s y dos por la izquierda, que en realidad era uno: Roberto Carlos en su plenitud".
El capit¨¢n que recibi¨® a Zidane fue Fernando Hierro. Su ex compa?ero le recuerda con el mismo afecto con que le han mencionado todos los que le han acompa?ado en estos cinco a?os como madridista: "Cuando lleg¨® me encontr¨¦ a una persona sencilla, humilde, trabajadora y profesional. ?Es tan bonito de ver en un terreno de juego! Pertenece a esa clase de jugadores que no importa la camiseta que lleven: a todo el mundo le gusta. Ver las cosas que hac¨ªa en los entrenamientos era una delicia. Aseguraba que ocurrieran cosas diferentes en cada pachanga. Si tengo que destacar un gesto t¨¦cnico elijo sus controles. Me encantaban. Le pod¨ªas echar el bal¨®n como quisieras que lo controlaba con un toque y se lo pon¨ªa en disposici¨®n de jugar. Otros necesitaban cinco controles para acomodarse el mismo bal¨®n".
En el descanso del partido de ayer, el aparato publicitario madridista ya hab¨ªa dado por terminado el homenaje. El tiempo pasa r¨¢pido. Los pitos de los hinchas, la bronca contra el palco, fue ahogada por el anuncio trepidante de la tarjeta de cr¨¦dito Real Madrid Banesto y los gritos ensordecedores de una salchicha de Oscar Mayer pidiendo que la devoren.
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