"He sido c¨®mplice y amiga de mis alumnos"

Josefa (Pepita) Reimundi, leridana de 90 a?os, estaba acostumbrada desde peque?a a "andar entre sindicalistas"; sus padres se encargaban de la Federaci¨®n de Lleida del Centro Auton¨®mico de Dependientes del Comercio y la Industria. Por eso, no es raro que cuando empez¨® a estudiar Magisterio durante los primeros a?os de la d¨¦cada de 1930 se afiliase a la FETE-UGT. "Le d¨¢bamos mucha importancia a la educaci¨®n, est¨¢bamos convencidos de que el pueblo necesitaba cultura, con cultura al pueblo no se le podr¨ªa enga?ar".

Pepita asegura que ya se le empieza a borrar la memoria de aquellos a?os. Pero s¨ª recuerda la ilusi¨®n por aprender -"le¨ªamos much¨ªsimo", repite- y por ense?ar; ella daba conferencias y escrib¨ªa en una revista sindical. Cuando estall¨® la Guerra Civil se acababa de licenciar y consigui¨® una plaza de maestra en un colegio de la localidad de Balaguer, tambi¨¦n en Lleida.

All¨ª empez¨® a poner en pr¨¢ctica su idea de la ense?anza. "Siempre he estado en contra de los castigos. Se ense?a con amor y con cari?o. Esta idea siempre me ha dado muy buenos resultados".

Despu¨¦s de la guerra, se enfrent¨® a un consejo militar que la conden¨® a muerte. La pena se redujo despu¨¦s a 30 a?os y un d¨ªa. Al final cumpli¨® seis a?os, gran parte de los cuales los pas¨® en una prisi¨®n de mujeres en el Pa¨ªs Vasco. "?ramos 22 o 23 maestras y organizamos en el penal clases de cultura general para las otras reclusas". Cuando sali¨® libre, compagin¨® un trabajo como contable en una f¨¢brica de muebles con clases particulares a bachilleres, sobre todo de f¨ªsica y matem¨¢ticas, su "especialidad".

Por fin, en 1973, volvi¨® a impartir clase en un instituto p¨²blico -"Te puedes imaginar, ?qu¨¦ alegr¨ªa!"-. Desde entonces y hasta el a?o pasado, Josefa ha dado clases en distintos centros y en la universidad para mayores. Y siempre ha seguido fiel a sus ideas pedag¨®gicas: "He sido la c¨®mplice, la confesora, la amiga de todos mis alumnos", dice orgullosa.