Una joyita

De las citas de esta XII edici¨®n del Festival de Toledo destacaba, sin duda, el monogr¨¢fico dedicado a uno de los m¨¢s interesantes compositores espa?oles del presente: Jes¨²s Villa Rojo (Brihuega, 1940). Un compositor cuya fecha de nacimiento significa la mala suerte de estar entre dos generaciones muy brillantes pero al que la calidad de su obra debiera salvar de sobra de cualquier tierra de nadie. El concierto toledano presentaba el estreno de dos creaciones de diferente factura pero muy de su autor en los dos casos, dotadas de esa calidez comunicativa que caracteriza sus piezas de los ¨²ltimos a?os.

Serenata es una joyita, una preciosidad para orquesta de cuerda -con un uso habil¨ªsimo de los divisi- que remite al oyente inevitablemente a cierto repertorio centroeuropeo -Bart¨®k, Kod¨¢ly, Suk- escrito para esa formaci¨®n, y de la que uno se enamora a primera vista. Estupenda la Orquesta de C¨¢mara Reina Sof¨ªa a las ¨®rdenes de Nicol¨¢s Chumachenko.

De la frescura de la Serenata pasamos al dramatismo de Expresiones, para violonchelo solo, que trata de hacer al instrumento traductor, nada menos, que de la experiencia m¨ªstica. Asier Polo, con esa dedicaci¨®n suya tan cordial hacia lo que le provoca, estuvo sensacional en el estreno, sac¨¢ndole todo su partido a una partitura muy exigente. Y lo mismo en Concierto-2, una de las obras grandes de Villa Rojo aunque se nos sirviera en la llamada "versi¨®n B", con orquesta de s¨®lo cuerdas. Hansj?rg Schellenberger fue otro lujo como solista para el precioso Concierto plateresco, en el que su autor hace gui?os a tantas cosas, las lleva y las trae con una naturalidad fascinante.