Ense?anza p¨²blica, vicios privados
Financiar la educaci¨®n privada con fondos p¨²blicos y hundir a la ense?anza p¨²blica para favorecer intereses privados. El Gobierno regional de Madrid ha resuelto la cuadratura de este c¨ªrculo vicioso, la furia privatizadora de Aguirre es la c¨®lera del dios de los colegios de pago que vuelve por sus fueros y se resarce de pasadas ofensas. Partidarios ac¨¦rrimos de la separaci¨®n de sexos en sus colegios, los educadores de las ¨®rdenes religiosas cambiaron sus principios por las 30 monedas de la concertaci¨®n cuando soplaron los vientos de una democracia que, durante largos y oscuros tiempos, hab¨ªan dejado fuera de sus instituciones. La "santa desverg¨¹enza", predicada en el camino del santo Escriv¨¢, se hizo precepto de riguroso cumplimiento en el ¨¢mbito de la ense?anza cat¨®lica. Antes de la liberaci¨®n, con previsi¨®n cristiana, algunas ¨®rdenes religiosas arraigadas en Madrid hab¨ªan multiplicado sus talentos, moneda de curso evang¨¦lico, vendiendo sus acreditados solares del centro de Madrid; los vetustos y sombr¨ªos caserones que albergaban colegios de curas y de monjas se cerraron para abrir puertas a la especulaci¨®n del suelo; unos abandonaron despu¨¦s del pelotazo y otros se mudaron a las afueras con visi¨®n de futuro pedag¨®gico y urban¨ªstico.
En los alrededores de Madrid se ha formado un cintur¨®n de centros educativos, escuelas y universidades privadas, vinculadas con organizaciones conservadoras cat¨®licas. La gesti¨®n de los nuevos centros puestos en marcha por el Gobierno regional, denuncian los sindicatos y organizaciones convocantes de la manifestaci¨®n de hoy, se encomienda a empresas de restauraci¨®n o a fundamentalistas cat¨®licos: "Tiempos m¨¢s nuevos", "Comuni¨®n y Liberaci¨®n", "Opus Dei"... por qu¨¦ no "Hosteler¨ªa y Teolog¨ªa" o "Comuni¨®n y Restauraci¨®n".
La fotograf¨ªa de Uly Mart¨ªn que ilustra el art¨ªculo publicado el pasado lunes en estas p¨¢ginas sobre el debate de la educaci¨®n en Madrid resulta casi tan expl¨ªcita como el texto que firman los secretarios generales de CC OO y UGT Madrid. La instant¨¢nea muestra el aula de un colegio p¨²blico de Carabanchel durante una de las clases, media docena de ni?as y ni?os estudian bajo la atenta mirada de una profesora con bata blanca sentados en otros tantos pupitres unidos entre s¨ª. Son los pupitres lo primero que atrae la atenci¨®n: el mueble, formado por una base de tubulares met¨¢licos sobre la que se sujeta un tablero de contrachapado y formica, es un modelo que hizo furor por su atrevido dise?o en la d¨¦cada de los sesenta y que hoy no tendr¨ªa cabida ni en la m¨¢s triste de las almonedas; las sillas, por supuesto, van a juego, igual que la escueta mesa de la docente, y al fondo del aula se vislumbra un amasijo de muebles desechados y arrumbados; los muros y el techo de la clase parecen prefabricados como si se tratara de barracones provisionales. Por la tristeza y la pobreza, que no por el dise?o, el aula destila una melancol¨ªa machadiana: "Una tarde parda y fr¨ªa / de invierno. Los colegiales / estudian. Monoton¨ªa / de lluvia tras los cristales". No hace falta que en el pie de foto se aclare que se trata de un colegio de ense?anza p¨²blica, uno de esos colegios que siempre aparecen al final de la lista en los ex¨¢menes de la Comunidad, un colegio en el que estudian los hijos de los inmigrantes, de los gitanos, de los pobres. Este a?o, dijo el consejero de Educaci¨®n de la Comunidad, Luis Peral, no se har¨¢n p¨²blicos los resultados de los ex¨¢menes, para no unir la ofensa al escarnio.
Los colegios concertados que subvencionamos los contribuyentes madrile?os ofertan aulas dotadas con nuevas tecnolog¨ªas, talleres, polideportivos cubiertos y piscinas climatizadas, edificios que se levantan a veces sobre parcelas destinadas a la construcci¨®n de colegios p¨²blicos, parcelas con c¨¢nones de cesi¨®n casi simb¨®licos, hasta los 0,23 euros por metro cuadrado. En principio, cualquier estudiante de Madrid puede optar a semejantes bicocas, s¨®lo que en estos colegios "gratuitos" las cuotas complementarias pueden ascender a los 200 euros al mes. En estos colegios los inmigrantes son, por supuesto, una excepci¨®n o una coartada.
En el trist¨ªsimo colegio carabanchelero de la foto, la mayor¨ªa del alumnado proced¨ªa de familias gitanas desestructuradas, y digo proced¨ªa porque ya lo cerraron, tal vez para taparse las verg¨¹enzas.
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