Hopkins exhibe su interpretaci¨®n sin l¨ªmites
El actor protagoniza 'Burt Munro, un sue?o, una leyenda', de Roger Donaldson
Anthony Hopkins no tiene l¨ªmites. S¨®lo los que le pueda imponer un gui¨®n. Pero ese gui¨®n, de momento, no se ha escrito. A lo largo de sus casi 50 a?os de carrera como actor, este gal¨¦s elegante y singular, cuya interpretaci¨®n de Hannibal Lecter en El silencio de los corderos le convirti¨® en el can¨ªbal m¨¢s celebrado de la filmograf¨ªa estadounidense, ha trabajado en m¨¢s de 100 pel¨ªculas de cine y televisi¨®n, ha encarnado como pocos a todos los cl¨¢sicos del teatro y, reci¨¦n cumplidos los 69 a?os, no parece estar dispuesto a frenar. La ¨²ltima pel¨ªcula que protagoniza, The world fastest indian (Burt Munro, un sue?o, una leyenda), de Roger Donaldson, que se estrena hoy en Espa?a, es precisamente una oda al riesgo, al reto y a la aventura, un filme en el que Hopkins ha vuelto a sorprender por su versatilidad y en el que ha conseguido construir uno de los personajes m¨¢s entra?ables de su carrera.
El director destaca la capacidad de Hopkins para lograr que "cada frase sea parte de s¨ª mismo"
Ya no se trata de un hombre de sentimientos contenidos como el ingl¨¦s al que interpret¨® en Lo que queda del d¨ªa, ni del Picasso exacerbado al que dio vida en Sobreviviendo a Picasso, ni del Nixon megal¨®mano al que encarn¨® en el filme hom¨®nimo. En Burt Munro, un sue?o, una leyenda, Hopkins interpreta a un hombre mayor, exc¨¦ntrico y algo anacr¨®nico, con pasi¨®n desbordada por la vida y que lleva cinco d¨¦cadas preparando su moto Indian para una gran carrera: la Semana de la velocidad de Salt Lake City, en Utah.
Su personaje, Burt Munro, es un hombre que existi¨® realmente y sobre el que el mismo director realiz¨® un documental en 1971 titulado Offerings to the god of speed. Sus dos pasiones, la velocidad y su moto, le llevaron en 1967 desde su Nueva Zelanda natal hasta Utah, donde, contra todo pron¨®stico, consigui¨® batir el r¨¦cord mundial de velocidad para motocicletas de baja cilindrada.
A Donaldson, la fascinaci¨®n por aquel personaje le ha perseguido toda la vida. "Me gustaban las motos y en Nueva Zelanda era un h¨¦roe popular", explica en una entrevista telef¨®nica. Por eso realiz¨® aquel documental en los inicios de su carrera, y ahora, que es un director asentado -con t¨ªtulos como No hay salida o La prueba-, ha conseguido que el gui¨®n basado en la haza?a de Munro, al que le ha dedicado varios a?os, viera por fin la luz.
Y no es casualidad que haya escogido a Hopkins. Aunque no es una superproducci¨®n como El Zorro o Alexander, con un salario suculento para su protagonista, actor y director eran viejos conocidos. "No es un secreto para nadie que casi nos matamos durante el rodaje de Mot¨ªn a bordo, en 1984. Pero ¨¦ramos mucho m¨¢s j¨®venes y testarudos. Y ahora entiendo lo dif¨ªcil que fue para Hopkins meterse en la piel de aquel personaje. Ha pasado mucho tiempo y los dos sabemos que fue una de nuestras mejores pel¨ªculas, as¨ª que no hay rencores. Y cuando le mostr¨¦ el gui¨®n de Burt Munro..., se enamor¨® del personaje y acept¨®. Gracias a ¨¦l pude recaudar el dinero necesario para producirla", explica.
En Mot¨ªn a bordo, Hopkins interpretaba a un capit¨¢n de crueldad extrema contra el que se amotina su tripulaci¨®n (encabezada por Mel Gibson). Y si la leyenda sobre los m¨¦todos de trabajo del brit¨¢nico es real, la crueldad de su personaje se apoder¨® tambi¨¦n de la persona. "No es leyenda, es cierto. El talento de Hopkins radica en mimetizarse hasta el extremo con cada personaje. Por eso, el rodaje de esta pel¨ªcula ha sido mucho m¨¢s f¨¢cil ya que Munro era un exc¨¦ntrico entra?able y en eso se convirti¨® Hopkins", recuerda el director.
Sir Hopkins es c¨¦lebre por su meticulosidad. "No se le escapa un detalle", afirma Donaldson. Pese a ser disl¨¦xico, este actor, que trabaj¨® a las ¨®rdenes de Laurence Olivier en el National Theater de Londres en los a?os sesenta, es conocido por sumergirse hasta el extremo en cada gui¨®n. Es capaz de rele¨¦rselo hasta 200 veces para llegar al punto en que cada frase sea parte de s¨ª mismo. Esa obsesi¨®n le ha llevado a entrar en conflicto con m¨¢s de un director pero tambi¨¦n le ha permitido convertirse "en uno de los m¨¢s grandes", en palabras de Donaldson, quien tambi¨¦n le define como un hombre "extremadamente complejo, con un gran sentido del humor pero al que, pese a su aparente accesibilidad, es muy dif¨ªcil llegar a conocer".
Tiene talentos escondidos para el gran p¨²blico, como su virtuosismo al piano y su pasi¨®n por la pintura, a los que se dedica "para desconectar". Pero es su trabajo de actor el que le ha permitido alcanzar la fama, "y disfrutarla con modestia, ya que nunca se olvida de sus or¨ªgenes humildes", se?ala Donaldson. Este a?o recibi¨® el Premio Cecil B. De Mille en reconocimiento a su carrera, entregado por la Hollywood Foreign Press Association. Adem¨¢s, tiene un Oscar por su interpretaci¨®n de Hannibal Lecter en El silencio de los corderos -Hopkins s¨®lo aparece en escena 15 minutos pero fueron suficientes para que la Academia le premiara por ellos-. Tambi¨¦n tiene tres candidaturas a la estatuilla por Amistad, Nixon y Lo que queda del d¨ªa, junto a innumerables premios internacionales.
Ha recorrido un camino muy largo desde que a los 15 a?os decidiera convertirse en actor tras encontrarse de bruces con Richard Burton y cruzar unas palabras con ¨¦l. Su vocaci¨®n no encuentra l¨ªmites y con casi 70 a?os sigue en la brecha: en 2006 estrenar¨¢ otros tres filmes: Fracture, Bobby y All the king's men. Y ya tiene al menos tres pel¨ªculas pendientes para el 2007.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.