La Galer¨ªa Borghese exhibe la luminosa y equilibrada belleza de la pintura de Rafael
50 ¨®leos y bocetos del artista del Renacimiento forman la exposici¨®n 'De Florencia a Roma'
Roma dedica su gran exposici¨®n de este verano al artista que por destreza, por sensibilidad e incluso por car¨¢cter personal marca la cumbre de la pintura renacentista: medio centenar de obras de Rafael (1483-1520), entre ¨®leos y bocetos, colgar¨¢n desde ma?ana y hasta el 10 de septiembre en la Galer¨ªa Borghese. Se trata de la iniciativa m¨¢s grandiosa emprendida nunca en Italia, al menos por el valor del seguro, de 1.200 millones de euros. Rafael, de Florencia a Roma forma parte del plan de la Galer¨ªa Borghese de integrarse en el circuito de los grandes museos mundiales.
En los ¨²ltimos tiempos est¨¢n de moda los artistas atormentados, como Caravaggio; o abundantes en claroscuros, como Rembrandt; o intelectualmente enigm¨¢ticos, como Leonardo da Vinci. La irrupci¨®n de Rafael en el negocio de las megaexposiciones supone un cambio de tendencia, porque el pintor de Urbino fue un tipo sociable y feliz. Su obra es un estallido de belleza, tan luminosa y equilibrada que llega a velar el esfuerzo y la t¨¦cnica prodigiosa del artista. Basta como prueba El descendimiento, de 1507, un descenso de Jes¨²s al sepulcro en el que cada figura encierra una l¨ªnea de fuga.
La Galer¨ªa Borghese aspira a integrarse en el circuito de los grandes museos mundiales. Para conseguirlo ha trazado un plan a 10 a?os vista, con una exposici¨®n cada verano. En 2007 tocar¨¢ el turno al escultor Antonio Canova; en 2009 se ofrecer¨¢ una muestra paralela de Caravaggio y de Francis Bacon; en 2011 el protagonista ser¨¢ Tiziano.
La Borghese sufr¨ªa un cierto complejo de prestamista, ya que sus piezas viajaban por todo el mundo y a cambio recib¨ªa muy poco. Con la muestra Rafael, de Florencia a Roma, centrada en la ¨¦poca de transici¨®n del artista desde el aprendizaje acad¨¦mico al descubrimiento del grotesco en la ciudad papal, se han invertido los t¨¦rminos: el Louvre, el British, el Metropolitan de Nueva York, la Galer¨ªa Nacional de Washington, el Ashmolean de Oxford, los Uffizi de Florencia y la Pinacoteca Vaticana, entre otras instituciones, han prestado a la instituci¨®n romana sus rafaeles m¨¢s valiosos.
En las 'grutas'
Como para Miguel ?ngel, el grotesco fue para Rafael una revelaci¨®n. Ambos descendieron en numerosas ocasiones a las grutas reci¨¦n descubiertas junto al Coliseo romano para copiar la fabulosa decoraci¨®n de las paredes. Las grutas eran, en realidad, las estancias de la Domus Aurea, el inmenso palacio que Ner¨®n se hizo construir tras el incendio del a?o 64, y ofrec¨ªan a los artistas del Renacimiento un rar¨ªsimo contacto directo con los colores y la fantas¨ªa del mundo antiguo.
Raffaello Sanzio naci¨® en Urbino y se form¨® en Perugia, con Perugino, y en Florencia, copiando las decoraciones de su casi coet¨¢neo Pinturicchio, pero se consagr¨® en Roma. La Roma que descubri¨® Rafael era la de Julio II, un papa belicoso y corrupto, enamorado de la ciudad y dispuesto a gastar lo que hiciera falta para embellecerla. El artista se encontr¨® en su ambiente. Era joven, guapo y cort¨¦s y le gustaban mucho las mujeres, lo que le dio una fama de seductor destinada a sobrevivirle.
Su prematura muerte, a los 37 a?os, fue atribuida a los excesos sexuales. Lo ¨²nico comprobable es, sin embargo, su amor mon¨®gamo por Margarita Luti, hija de un panadero y apodada La Fornarina. Dos cuadros de la exposici¨®n de la Galer¨ªa Borghese, La Fornarina y La Velata, ambos de Margarita, en ambos casos adornada con una perla (margarita en lat¨ªn), son prueba de esa pasi¨®n. Hacia el final de su vida, cuando pint¨® los dos retratos de Margarita Luti, Rafael se hab¨ªa convertido en una empresa ambulante y en uno de los personajes m¨¢s populares de Roma. A todas partes le segu¨ªa una inmensa comitiva de aprendices y ayudantes, gracias a los cuales pod¨ªa hacer frente a los encargos del Papa y de las grandes familias cardenalicias, como los Chigi (para los que decor¨® la Villa Farnesina) o los mismos Borghese.
Su muerte fue un acontecimiento. El que el artista hubiera nacido y muerto el mismo d¨ªa, el 6 de abril, y que ambas fechas coincidieran con Viernes Santo fascin¨® a un pueblo cong¨¦nitamente supersticioso como el romano. Rafael fue enterrado en el Pante¨®n y adoptado para siempre. Muchos historiadores del arte marcan el fin del Renacimiento con el 6 de abril de 1520, la fecha en que desapareci¨® Rafael.
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