Yago Lamela vuelve a casa
Tras seis a?os de peregrinaje, el saltador de longitud regresa a Asturias para entrenarse en la pista en la que empez¨® y con su primer t¨¦cnico
En 1999, Yago Lamela (Avil¨¦s, 1977) logr¨® en los Mundiales de Atletismo de pista cubierta de Maebashi, en Jap¨®n, una salto de 8,56 metros de longitud. No le sirvieron para ganar -el cubano Iv¨¢n Pedroso, con 8,62, se llev¨® el oro- pero s¨ª para batir el r¨¦cord de Europa y colocarle en primer plano del atletismo mundial. Ese mismo a?o, con 8,40, fue segundo en los Mundiales al aire libre de Sevilla.
El cambio en su vida fue enorme. "Ten¨ªa 21 a?os, rozaba los ocho metros, y de repente 8,56. Yo era muy t¨ªmido, y el que la gente me conociera por la calle hizo que me encerrara en m¨ª mismo, de ah¨ª que muchos pensaran que yo era un borde", comenta, "pero de los errores se aprende"
Hoy, seis a?os y dos entrenadores despu¨¦s, Yago vuelve a entrenarse en Oviedo, con su primer entrenador, Juan Jos¨¦ Azpeitia, en las instalaciones que le vieron crecer, las de San L¨¢zaro, y a la sombra del monte Aramo, testigo inquebrantable de las horas de sacrificio que cuesta saltar m¨¢s de ocho metros.
2005 se lo pas¨® en blanco. Una lesi¨®n y un accidente de tr¨¢fico le alejaron de las pistas
Despu¨¦s de aquel salto de Maebashi lleg¨® la decepci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos de Sidney, en 2000. A finales de ese a?o, Yago decidi¨® abandonar Asturias. "Necesitaba nuevas ideas para mejorar, me dio pena, pero cre¨ªa que era lo correcto", explica. Se despidi¨® de Azpeitia con un abrazo y se puso a las ¨®rdenes de Juan Carlos ?lvarez, en Madrid. Las cosas no fueron bien. "No me gustaba la forma de entrenar, yo quer¨ªa resultados y no llegaban".
Lo que lleg¨® fue otro cambio, a finales de 2001, con destino Valencia. All¨ª, a las ¨®rdenes de Rafael Blanquer, Yago recuper¨® el salto. "Rafa es un fen¨®meno, funcionamos de maravilla". En 2002, con una marca de 8, 17, era segundo en el Campeonato de Europa de Viena. En 2003, llegaba a los 8,53 en un encuentro al aire libre en Castell¨®n.
Todo iba bien, pero para Yago, a?o ol¨ªmpico, a?o de lesiones. Una lesi¨®n en el tend¨®n de aquiles le dej¨® en el und¨¦cimo puesto en Atenas 2004, con un salto de 7,98. Despu¨¦s lleg¨® la operaci¨®n, y un proceso de rehabilitaci¨®n alargado por el accidente de tr¨¢fico que sufri¨® en diciembre pasado. "Quer¨ªa volver a Asturias, pero esa mala racha lo aceler¨® todo". Se despidi¨® de Blanquer- "le estoy agradecido de coraz¨®n"- y comenz¨® a entrenarse en solitario.
Hace un mes y medio decidi¨® llamar a Azpeitia, el entrenador con el que empez¨®, en 1994, el mismo que, cada semana, cuando Yago estaba en la Universidad de Iowa, en 1996, le mandaba el plan de entrenamiento. "Le ped¨ª que me echara un cable y se mostr¨® dispuesto", dice de un entrenador para el que s¨®lo tiene piropos: "Entiende el lado t¨¦cnico de la longitud como nadie, sabe ense?ar y, adem¨¢s, me conoce".
"Yago est¨¢ mucho m¨¢s centrado, m¨¢s maduro y tiene ilusi¨®n", dice Azpeitia, "pero creo que ¨¦ste no va a ser un a?o para saltar". "?l est¨¢ con unas ganas tremendas, pero tenemos que darnos tres o cuatro a?os, y a ver si llegamos bien para los Juegos de Pek¨ªn", dice Azpeitia reprimiendo una ilusi¨®n que se desborda al segundo. "?Una medalla ol¨ªmpica? Eso es s¨®lo para los elegidos. Lucharemos porque ¨¦l lo sea".
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