Vivir en la capital del miedo
S?o Paulo desarrolla h¨¢bitos de autodefensa en un ambiente marcado por la delincuencia
![Jorge Marirrodriga](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fb7d04159-fd50-4038-8148-62d7daea4e80.png?auth=acdb7ba73364da07da149cc509a4d5bf3cfac329179bb6cb4e21540d18e8488f&width=100&height=100&smart=true)
Cada ocho horas un vecino de S?o Paulo es secuestrado, pero Eveli Andriolo no pod¨ªa ni imaginar que una ma?ana de enero, viajando con otras dos personas en el interior de un coche por el centro de la megal¨®polis brasile?a, iba a engrosar esa estad¨ªstica. "Me secuestraron por casualidad. Estaban esperando a que se pusiera en rojo en el sem¨¢foro. Nos apuntaron, nos obligaron a abrir el coche, se llevaron a las otras dos personas y conmigo empezaron a dar vueltas por la ciudad", comenta Eveli Andriolo.
La situaci¨®n en esta ciudad ha llegado hasta tal extremo que miles de brasile?os se manifestaron ayer en las principales ciudades del pa¨ªs para protestar contra la violencia desatada en S?o Paolo.
La ciudad m¨¢s violenta de Suram¨¦rica sufre 25 asesinatos diarios y 90 secuestros al mes
Andriolo, una publicista del barrio de Mocca, tuvo que soportar que sus captores la llamaran "nuestra clienta", que bromearan diciendo que en unos d¨ªas le enviar¨ªan un curr¨ªculum a su empresa y que le apuntaran en repetidas ocasiones con sus armas al rostro. Cinco horas despu¨¦s la abandonaron en un descampado a las afueras de la ciudad. Era la cuarta vez que la mujer era asaltada y su primer secuestro. Hace unos meses su madre fue enca?onada a la puerta de su casa. "?Si me marchara de S?o Paulo? ?Ad¨®nde?, pregunta". En cierto sentido, Andriolo tuvo suerte y no pas¨® a engrosar la cifra de 25 asesinatos diarios que se producen en la ciudad m¨¢s violenta de Suram¨¦rica y cuya poblaci¨®n se ve asediada a diario por la delincuencia.
"Nac¨ª aqu¨ª y adoro mi ciudad a pesar de los pesares", cuenta Luci Mubarack, una profesora jubilada, mientras cumple la rutina diaria de mirar la calle desde varias ventanas de su casa antes de salir. El pasado 10 de marzo cuando entraba en el garaje a bordo de su coche, un Chevrolet Vectra, cuatro hombres la enca?onaron con ametralladoras. "Yo jam¨¢s hab¨ªa visto un arma as¨ª. Iban con la cara descubierta, eran blancos y estaban bien vestidos. Me obligaron a bajar y se llevaron el coche y el m¨®vil". La polic¨ªa le explic¨® a Luci que no pod¨ªan hacer nada, que su calle -una hilera de viviendas unifamiliares- es peligrosa y que ellos no dispon¨ªan de un armamento tan sofisticado como los delincuentes.
Los vecinos se han organizado y todos tienen los tel¨¦fonos de los dem¨¢s para avisarse en el caso de ver algo extra?o en la calle. "Ya no se trata de evitar que te roben, sino de evitar que te maten", apostilla la mujer.
"Las depresiones se est¨¢n disparando en S?o Paulo por culpa de la situaci¨®n de estr¨¦s que provoca vivir en un ambiente as¨ª", advierte Nancy Da Costa, una psic¨®loga que durante a?os ha trabajado en varios establecimientos penitenciarios del Estado paulista. "En el momento en que un ciudadano es afectado por la violencia se quiebra su confianza en el ambiente en el que vive y reacciona de dos maneras: con agresividad, o con una necesidad de fuga y como no puede escapar, se deprime".
Seg¨²n Da Costa la percepci¨®n subjetiva de la violencia es casi tan importante como lo que ocurre en la realidad. "No hay que subestimar al miedo. Gracias a ¨¦l sobrevivimos", a?ade. Un miedo que no es percibido por las autoridades, que aseguran que las cifras no han aumentado en los ¨²ltimos a?os y culpan a los medios de comunicaci¨®n de crear un clima de terror.
"No existe inseguridad en la ciudad de S?o Paulo y s¨ª en cambio una divulgaci¨®n de informaciones por parte de la prensa que intranquilizan a la comunidad, dando as¨ª sensaci¨®n de inseguridad", subraya el coronel Elizeu Eclair Teixeira Borges, comandante general de la Polic¨ªa Militar.
Pero las cifras apuntan a que el miedo entre la poblaci¨®n tiene una base concreta. En S?o Paulo la primera causa de muerte no natural son las armas de fuego, seguida por los accidentes de tr¨¢fico. Los varones de entre 20 y 29 a?os son los que m¨¢s posibilidades tienen de morir por esta causa, exactamente 20 veces m¨¢s que las mujeres de la misma edad. Y aunque en el primer trimestre del a?o los robos y asesinatos han descendido ligeramente respecto al a?o anterior, los secuestros se mantienen invariables en 90 al mes. Mientras, las inversiones del Gobierno federal han descendido de 533 millones de reales (unos 265 millones de euros) en 2004 a 475 millones de reales en 2005.
Adem¨¢s, se han multiplicado los falsos secuestros en los que se realizan llamadas aleatorias anunciando el secuestro de familiares -que en realidad se encuentran fuera de su domicilio- y exigiendo un rescate por ello. En la mayor¨ªa de los casos los delincuentes no consiguen su objetivo, pero crean una gran sensaci¨®n de desaz¨®n entre quienes reciben las llamadas. Muchas de ellas se realizan desde el interior de los presidios, con la coordinaci¨®n de alguien fuera, y utilizan alguna peque?a informaci¨®n, como el nombre del familiar, el lugar donde trabaja, etc¨¦tera, para hacer m¨¢s veros¨ªmil la historia.
Los habitantes de la ciudad han desarrollado una serie de peque?as rutinas, que o bien sirven de peque?a autoprotecci¨®n o al menos tranquilizan a la hora de salir a la calle. Los bolsos son colocados, por sistema, bajo los asientos de los coches, que van cerrados y en su mayor¨ªa con los cristales tintados. A la ca¨ªda del sol y si el atasco casi permanente lo permite, los sem¨¢foros no se respetan. Muchas personas llevan una segunda cartera o billetera con algunos reales y documentos viejos que es lo primero que entregan en caso de asalto. No se dan detalles de la actividad habitual ni a los vecinos; y es que en muchos secuestros participa alguien conocido.
"Cuando voy por la calle me fijo especialmente en las personas que est¨¢n paradas mirando a los dem¨¢s", dice Eveli Andriolo para quien "aunque la gente crea que las horas m¨¢s peligrosas son las de la noche para estar por la calle, yo creo que lo peor pasa a plena luz del d¨ªa".
![Un polic¨ªa revisa los documentos de un conductor, el jueves en S?o Paulo.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/WU6BZAI7IPOLFTXRGUJMHX7JYE.jpg?auth=da28a4ac5269c8f667dc9eab32c383f5530228b229e3e8e30058163664d16d9d&width=414)
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