De lagartijas
Estamos de los nervios. As¨ª como C¨®rdoba se puede enorgullecer de haber sido la cuna de Lagartijo, nosotros ten¨ªamos una lagartija especial que nos llenaba a todos de contento y no s¨®lo a los dirigentes embriagados de paridad, que siempre preferir¨¢n una lagartija a un lagartijo. Se llamaba Podarcis hispanica sebastiani, lo que es de suponer levantar¨ªa algunas ampollas en los medios nacionalistas, pero no se trata de eso. Se trata de que la est¨¢n revisando para ver si se le puede seguir manteniendo el segundo apellido, o sea el sebastiani, o si se le quita porque se trata de una vulgar lagartija hisp¨¢nica y no una propia de aqu¨ª que se habr¨ªa desarrollado en la isla de Santa Clara y en el monte Urgull, que tambi¨¦n fue una isla.
Paso por alto los presumibles alaridos de espanto que habr¨¢n emitido los adoradores de los animales cuando se hayan enterado de que para poder apellidar de una manera u otra a la lagartija han tenido que amputar de un pedacito de cola a cien ejemplares. El que lo hicieran a mano, como el buen chocolate y los buenos trajes, supongo que no les servir¨¢ de consuelo, pero, como ya he dicho, los tiros no van por ah¨ª, sino por la posibilidad de que se nos escape otro elemento de identidad. Casi nos quedamos sin la Real y ahora podemos quedarnos sin nuestra lagartija. No hay derecho. Para m¨¢s inri, dentro de tres a?os ser¨¢ historia la variante que circunvala hoy la ciudad y que tan acostumbrados nos tiene a los atascos y al colapso, pero era nuestra vieja variante y la quer¨ªamos, por eso nos duele que se evapore otra se?a de identidad. El hecho de que nos quede la ranita meridional tampoco sirve de consuelo, porque siempre ser¨¢ mejor tener dos identidades que una.
De modo que s¨®lo nos queda cruzar los dedos a ver si el Congreso Internacional de Herpetolog¨ªa que se celebrar¨¢ en octubre y que tendr¨¢ por escenario el hasta ahora h¨¢bitat de nuestra lagartija nos la devuelve entera (incluida la cola). Y, mientras tanto, quien quiera puede consolarse yendo a Madrid, ya que Renfe nos va despenalizar de las tres horas extra que costaba ¨²ltimamente el viaje en Talgo y, as¨ª, en vez de emplear ocho horas en realizar el trayecto -era un aut¨¦ntico viaje de tortuga, por no abandonar el mundo reptiliano-, emplearemos cinco. Lo que abre nuevas perspectivas, ya que podemos plantarnos donde queramos, incluso en la niebla ¨¦sa de los gorilas para ver a los grandes simios que, seg¨²n algunos, somos nosotros, pero con pelo. Y quien dice ir dice venir. Me refiero a que, una vez descongestionada la variante y revitaminizado el Talgo, lo mismo se nos llena esto de lagartijas de Bruselas, lagartos moscovitas y ranas montenegrinas con sus huevos independentistas a cuestas, tal y como hace el sapo de aqu¨ª. Aunque a nada que tengamos suerte recibimos la visita de orangutanes, gorilas y bonobos y les ense?amos nuestras instituciones, por si le cogen gusto y deciden presentarse a las distintas elecciones, porque a lo mejor supone un cambio a mejor verse gobernados por nuestros primos. Una cosa es segura: antes que organizar mesas, organizar¨¢n viajes en liana y no se puede descartar que logren alguna soluci¨®n para Otegi, habiendo o¨ªdo hablar, como habr¨¢n o¨ªdo, de las jaulas en que encierran a muchos de su estirpe. S¨ª, de esos monos que parecen descender m¨¢s del hombre que del ¨¢rbol podr¨ªan aprender, hasta que se produzca la sustituci¨®n, nuestros l¨ªderes, que viven el encono como una segunda piel. Bastar¨ªa con que probaran un acto de fraternidad como el despiojamiento. Despu¨¦s, con pegarse cuatro saltos de rama en rama y olisquearse un poco los bajos, se sentaban en las Cortes como unas pascuas. Dicen que en Catalu?a ya est¨¢n preparando un seminario intensivo por si no les sale bien lo del Estatut. Por aqu¨ª, de momento, s¨®lo se ha registrado un aumento de los carajillos con An¨ªs del Mono, y es que somos muy refractarios a que nos remuevan el fondo, por no decir el fondillo del pantal¨®n. Nos queda el consuelo de nuestra lagartija. ?Por favor, devu¨¦lvanosla se?or Congreso de Herpetolog¨ªa!
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